Prensa internacional analiza la marcha del Estado Plurinacional de Bolivia

Bonn, Abi
La prensa internacional se hizo eco de los cinco años del gobierno del presidente Evo Morales y el primer año del Estado, Plurinacional que se celebra este sábado.

Incluye opiniones del politólogo alemán Robert Lessmann, quien señaló que el hecho de que Evo Morales se mantenga al frente del gobierno y que Bolivia, cuando menos actualmente, goce de una relativa estabilidad y de tranquilidad en el ámbito político es algo que habría resultado casi impensable hace tan sólo dos años.

De esa manera se refirió a los sucesos acontecidos el año 2008, "cuando Bolivia se vio paralizada durante semanas por los violentos enfrentamientos entre partidarios del gobierno y de la oposición. Las provincias de las tierras bajas, al Este del país, jugaron por aquel entonces con la idea de la secesión respecto al gobierno central de La Paz".

Agrega que dos proyectos gubernamentales desencadenaron las protestas: la redistribución de los ingresos procedentes de la explotación del gas natural y la promesa electoral de acometer una reforma agraria.

Lessmann hace referencia a una "rebelión de las antiguas élites". Un gran problema reside en el hecho de que el espectro ideológico de derechas y las viejas élites se han esfumado de la escena de los partidos políticos, indica.

Subraya que este desarraigo político de la derecha ha conducido a cometer actos de desesperación como los acaecidos a finales de 2008, cuando edificios gubernamentales fueron ocupados sistemáticamente en las provinciales de las tierras bajas.

El politólogo enfatiza que ese año Evo Morales aún no había cumplido su tercer año al frente del gobierno de Bolivia y el país se hallaba al borde de una guerra civil. No quedaba ni rastro de la euforia desencadenada entre una mayoría de la población en diciembre de 2005, y que condujo a Evo Morales a auparse a la Presidencia del país con el 54 por ciento de los votos en la primera ronda electoral.

Robert Lessmann habla de un "proceso revolucionario comparable con el desarrollo de la República de 1825 y la revolución de 1952-53". Hasta aquel momento, nunca antes se había acometido un esfuerzo de tales dimensiones para integrar a sectores marginados de la sociedad y a la población indígena en las responsabilidades de gobierno.

"La nueva Constitución de enero de 2009 trajo autonomía para 36 pueblos indígenas bolivianos. Algunos de ellos tienen ahora, por primera vez, representación propia en La Paz", explica.

Según la nueva Constitución, Bolivia ya no se define como república, sino como "Estado plurinacional" en el cual los diferentes pueblos conviven en igualdad de derechos. "Es ejemplar e histórico, y podría convertirse en paradigma para otros países latinoamericanos", afirma Lessmann, quien sin embargo añade al mismo tiempo que la prioridad, ahora, "debería ser completar las tareas políticas pendientes".

Puntualiza en que las tareas entre las cuales resultan prioritarias el fortalecimiento de la democracia y sus instituciones y reducir la desconfianza histórica de los bolivianos en sus instituciones políticas.

Lessmann subraya en su análisis que los partidos tradicionales prácticamente han desaparecido de la escena tras los dos triunfos electorales de Evo Morales en 2005 y 2009.

"Al propio presidente no le interesa demasiado convertir a su Movimiento Al Socialismo (MAS) en un partido estructurado y organizado en el cual, junto a él, otros políticos y líderes carismáticos deban asumir responsabilidades. Morales previere apoyarse en los denominados movimientos sociales, así como sindicatos, asociaciones de mujeres y organizaciones agrícolas", anota.

Sin embargo señala que el propio presidente ha podido experimentar cómo el apoyo recibido por parte de las bases puede transformarse rápidamente en protestas, como sucedió a fines de 2010, cuando se registraron en muchas ciudades del país furiosas manifestaciones contra el anunciado aumento del precio de la gasolina hasta en un 80 por ciento. Tras una semana de protestas, Morales retiró la medida.

El politólogo indica que una de las primeras iniciativas gubernamentales de Morales, en mayo de 2006, fue la nacionalización de la industria boliviana del gas y del petróleo y la renegociación de los contratos con los inversores extranjeros, quienes desde entonces deben pagar impuestos más elevados. Los ingresos adicionales obtenidos a través de la nacionalización del gas ha servido para financiar la creación de una pensión mínima para todos los bolivianos. Todos los ciudadanos mayores de 60 años perciben una paga mensual. Otras medidas, como incentivos económicos para evitar el fracaso escolar y ayudas para reducir la mortalidad materno-infantil, han contribuido a paliar la pobreza entre aquellos grupos sociales especialmente marginados.

No obstante, Robert Lessmann considera que "aún se ha hecho más bien poco para combatir ampliamente la pobreza". Por lo menos, la UNESCO reconoció a Bolivia en 2008 como país libre de analfabetismo.

Agrega que Bolivia carece de la fuerza económica necesaria para poder dotarse de unos servicios sanitarios y de educación con los que satisfaga de forma suficiente las necesidades de una población que aumenta rápidamente.

"Para entender el desarrollo en Bolivia hay que tener presente la profunda crisis que, con el cambio de siglo, condujo a la caída de dos presidentes y la práctica ingobernabilidad del país", afirma Lessmann.

Añade que la mayoría indígena nunca se sintió integrada en la República de Bolivia, siempre se sintió excluida. Ahora, por primera vez, se intenta integrar a la mayoría indígena en el Estado concediéndoles los mismos derechos.

Afirma que en este camino, Bolivia ha avanzado un buen trecho durante los últimos cinco años, bajo el gobierno de Evo Morales.

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