A pesar de los nueve fallecidos en el Malaga, el país se aferra al milagro
La Paz, Erbol
"Estamos bien en el sótano los 7”. El mensaje es impensado a casi cuatro días del derrumbe del edificio Málaga, en Santa Cruz. Los 20 equipos de rescate aún no lograron contactar con los obreros y en el ambiente la angustia comienza a ahondarse debido al tiempo de encierro y la inanición a los que están expuestos los sobrevivientes. A la lista de dolor se sumó el noveno fallecido.
Un olor fétido rodea el ambiente en el rescate. A pesar de eso, lo único visible en el lugar de las tareas de socorro son el empeño y la esperanza por hallar con vida a al menos diez obreros e ingenieros, quienes expresaron señales de vida por última vez la madrugada del jueves, según informó el coronel Gustavo Daza, comandante nacional de Bomberos de la Policía Nacional.
Aunque las características son distintas entre los sucesos, el de Santa Cruz todavía no encuentra grata similitud con el accidente de una mina en Chile, donde tras 17 días los mineros atrapados a 700 metros de profundidad dieron señales de vida con un mensaje escrito en un papel: “Estamos bien en el refugio los 33”.
Ni sonda que haya llegado a contactarlos ni señales de vida ahora, a casi 100 horas del trágico hecho. Aunque el martes un obrero salió rengueando del lugar, los compañeros de éste fueron liberados del lugar sin vida, uno a uno. Ahora, las familias y el país lloran la muerte de nueve personas (de la última no se confirmó aún el nombre), entre ellas un adolescente de 15 años, Jhonny Calisaya.
Los voluntarios, a los que se sumaron brigadas de México (estuvieron a las 04.00 en el lugar), Perú (07.10) y Chile (14.00), no cesan en sus tareas, aunque la desazón comienza a desnudar la preocupación y el dolor humanos.
Un voluntario de Bomberos Unidos Sin Fronteras de Arequipa, Renato de la Jara, fue directo al hablar con el periodista radio Alternativa, de la red Erbol, y dio una alarma tormentosa en sentido de que es difícil la vida de quienes se encuentran atrapados bajo escombros luego de cinco días. “Estadísticamente –esto no lo digo yo—, dentro de las primeras 48 horas tenemos las mayores probabilidades de vida, más allá de eso disminuye mucho. Más allá de eso, tenemos esperanzas; en Haití encontramos después de cinco días a una persona atrapada bajo seis niveles de un hotel. Entonces, lo único que vamos a perder es la esperanza”.
Esa preocupación también se expresó en el secretario general de la Gobernación de Santa Cruz, Roly Aguilera. “El tiempo transcurrido no juega a nuestro favor, pero por historia en este tipo de acontecimientos hay milagros y hay una ventana, si bien pequeña, de encontrar vidas”, dijo la autoridad.
El jueves, el jefe de Bomberos, Gustavo Daza, había dicho que la última vez que en la superficie sintieron señales de vida de parte de los sobrevivientes fue la madrugada del jueves, en momentos que se encontró los cuerpos inertes de José Luis Camacho y José Luis Encinas. Es que dos días antes, los atrapados en el sótano del edificio se comunicaron con golpes en las paredes.
Desde ese día, la angustia es mayor, a pesar de los ímpetus de los voluntarios por recuperar vidas del siniestro.
Los 20 equipos –con al menos 50 personas cada uno— trabajan en turnos de una hora. Desde el jueves opera maquinaria pesada en el retiro de escombros; antes todo era manual, en hileras de hombres que cargaban bloques de cemento en cada una de las 20 volquetas dispuestas para el transporte del material.
Si bien desde la noche del lunes se ha organizado el operativo de manera conjunta, el rescate no tiene una cabeza visible, admitió el secretario de Seguridad Ciudadana y director del Centro de Operaciones de Emergencias Departamental (COED), Guillermo Saucedo. Es notorio el liderazgo de Daza en las operaciones, aunque también hay personal de la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y de la Alcaldía y Gobernación de Santa Cruz haciendo el mismo esfuerzo.
A las 22.00 del lunes, el edificio en construcción Málaga, a cuatro cuadras de la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, colapsó debido a la caída de al menos dos columnas en el sótano, entre las 10.00 y 18.00. Una quincena de obreros e ingenieros fueron sorprendidos por el colapso, de los cuales nueve murieron hasta ahora y se presume que todavía se encuentran atrapados siete.
"Estamos bien en el sótano los 7”. El mensaje es impensado a casi cuatro días del derrumbe del edificio Málaga, en Santa Cruz. Los 20 equipos de rescate aún no lograron contactar con los obreros y en el ambiente la angustia comienza a ahondarse debido al tiempo de encierro y la inanición a los que están expuestos los sobrevivientes. A la lista de dolor se sumó el noveno fallecido.
Un olor fétido rodea el ambiente en el rescate. A pesar de eso, lo único visible en el lugar de las tareas de socorro son el empeño y la esperanza por hallar con vida a al menos diez obreros e ingenieros, quienes expresaron señales de vida por última vez la madrugada del jueves, según informó el coronel Gustavo Daza, comandante nacional de Bomberos de la Policía Nacional.
Aunque las características son distintas entre los sucesos, el de Santa Cruz todavía no encuentra grata similitud con el accidente de una mina en Chile, donde tras 17 días los mineros atrapados a 700 metros de profundidad dieron señales de vida con un mensaje escrito en un papel: “Estamos bien en el refugio los 33”.
Ni sonda que haya llegado a contactarlos ni señales de vida ahora, a casi 100 horas del trágico hecho. Aunque el martes un obrero salió rengueando del lugar, los compañeros de éste fueron liberados del lugar sin vida, uno a uno. Ahora, las familias y el país lloran la muerte de nueve personas (de la última no se confirmó aún el nombre), entre ellas un adolescente de 15 años, Jhonny Calisaya.
Los voluntarios, a los que se sumaron brigadas de México (estuvieron a las 04.00 en el lugar), Perú (07.10) y Chile (14.00), no cesan en sus tareas, aunque la desazón comienza a desnudar la preocupación y el dolor humanos.
Un voluntario de Bomberos Unidos Sin Fronteras de Arequipa, Renato de la Jara, fue directo al hablar con el periodista radio Alternativa, de la red Erbol, y dio una alarma tormentosa en sentido de que es difícil la vida de quienes se encuentran atrapados bajo escombros luego de cinco días. “Estadísticamente –esto no lo digo yo—, dentro de las primeras 48 horas tenemos las mayores probabilidades de vida, más allá de eso disminuye mucho. Más allá de eso, tenemos esperanzas; en Haití encontramos después de cinco días a una persona atrapada bajo seis niveles de un hotel. Entonces, lo único que vamos a perder es la esperanza”.
Esa preocupación también se expresó en el secretario general de la Gobernación de Santa Cruz, Roly Aguilera. “El tiempo transcurrido no juega a nuestro favor, pero por historia en este tipo de acontecimientos hay milagros y hay una ventana, si bien pequeña, de encontrar vidas”, dijo la autoridad.
El jueves, el jefe de Bomberos, Gustavo Daza, había dicho que la última vez que en la superficie sintieron señales de vida de parte de los sobrevivientes fue la madrugada del jueves, en momentos que se encontró los cuerpos inertes de José Luis Camacho y José Luis Encinas. Es que dos días antes, los atrapados en el sótano del edificio se comunicaron con golpes en las paredes.
Desde ese día, la angustia es mayor, a pesar de los ímpetus de los voluntarios por recuperar vidas del siniestro.
Los 20 equipos –con al menos 50 personas cada uno— trabajan en turnos de una hora. Desde el jueves opera maquinaria pesada en el retiro de escombros; antes todo era manual, en hileras de hombres que cargaban bloques de cemento en cada una de las 20 volquetas dispuestas para el transporte del material.
Si bien desde la noche del lunes se ha organizado el operativo de manera conjunta, el rescate no tiene una cabeza visible, admitió el secretario de Seguridad Ciudadana y director del Centro de Operaciones de Emergencias Departamental (COED), Guillermo Saucedo. Es notorio el liderazgo de Daza en las operaciones, aunque también hay personal de la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y de la Alcaldía y Gobernación de Santa Cruz haciendo el mismo esfuerzo.
A las 22.00 del lunes, el edificio en construcción Málaga, a cuatro cuadras de la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, colapsó debido a la caída de al menos dos columnas en el sótano, entre las 10.00 y 18.00. Una quincena de obreros e ingenieros fueron sorprendidos por el colapso, de los cuales nueve murieron hasta ahora y se presume que todavía se encuentran atrapados siete.