Morales descarta aplicar "minigasolinazos"
Cochabamba, Abi
El presidente Evo Morales descartó de plano la aplicación de ajustes constantes y limitados en el precio de las gasolinas en Bolivia y reveló que sindicatos y organizaciones sociales se arrepintieron por restarle apoyo a su decisión de levantar la subvención estatal a los carburantes de importación, durante una conferencia de prensa ofrecida el sábado en Cochabamba (centro).
"En ningún momento hemos pensado en 'minigasolinazos', como falsamente comentan" en medios locales, afirmó el mandatario que viene de abrogar un decreto que a fines de diciembre intentó reinyectar en el erario público más menos 600 millones de dólares que el Estado destinará en 2011 a la partida de subvención a los carburantes.
Con la medida, Morales intentó nivelar el precio de la gasolina y el diesel de importación con respecto al vigente promedio en el mercado regional y, así, contrarrestar el contrabando.
"Nunca se ha comentado ni por parte del Presidente y menos de su gabinete" aplicar aumentos en el precio de las gasolinas, insistió.
El gobernante ha subrayado que la mantención de la subvención a los combustibles, decretada en 1997 por el gobierno del entonces presidente Hugo Banzer, "para beneficiar a los agroindustriales" del oriente boliviano, equivale a un cáncer en la economía boliviana.
Morales había proyectado elevar 20% el salario básico, de 675 a 815 bolivianos, y en el mismo porcentaje las retribuciones de uniformados, profesores y salubristas si fraguaba su decisión de elevar a precios regionales las gasolinas, lo que levantó una serie de protestas sociales.
"Perdieron su gran oportunidad algunos sectores sociales, porque cualquier incremento salarial (en 2011) está sujeto a la economía nacional" y el alza de salarios se sujetará de todas formas al índice de la inflación, de 7,18% en 2010, afirmó.
El Jefe de Estado ha recalcado en los últimos días que las organizaciones sociales con que consultó la viabilidad de la medida, que gatilló los precios y sacó a las calles a miles de inconformes, le hicieron conocer la imperiosidad de colocar los recursos de la subvención en la partida de inversión pública, como también la inoportunidad de la misma en la microeconomía boliviana.
El presidente Evo Morales descartó de plano la aplicación de ajustes constantes y limitados en el precio de las gasolinas en Bolivia y reveló que sindicatos y organizaciones sociales se arrepintieron por restarle apoyo a su decisión de levantar la subvención estatal a los carburantes de importación, durante una conferencia de prensa ofrecida el sábado en Cochabamba (centro).
"En ningún momento hemos pensado en 'minigasolinazos', como falsamente comentan" en medios locales, afirmó el mandatario que viene de abrogar un decreto que a fines de diciembre intentó reinyectar en el erario público más menos 600 millones de dólares que el Estado destinará en 2011 a la partida de subvención a los carburantes.
Con la medida, Morales intentó nivelar el precio de la gasolina y el diesel de importación con respecto al vigente promedio en el mercado regional y, así, contrarrestar el contrabando.
"Nunca se ha comentado ni por parte del Presidente y menos de su gabinete" aplicar aumentos en el precio de las gasolinas, insistió.
El gobernante ha subrayado que la mantención de la subvención a los combustibles, decretada en 1997 por el gobierno del entonces presidente Hugo Banzer, "para beneficiar a los agroindustriales" del oriente boliviano, equivale a un cáncer en la economía boliviana.
Morales había proyectado elevar 20% el salario básico, de 675 a 815 bolivianos, y en el mismo porcentaje las retribuciones de uniformados, profesores y salubristas si fraguaba su decisión de elevar a precios regionales las gasolinas, lo que levantó una serie de protestas sociales.
"Perdieron su gran oportunidad algunos sectores sociales, porque cualquier incremento salarial (en 2011) está sujeto a la economía nacional" y el alza de salarios se sujetará de todas formas al índice de la inflación, de 7,18% en 2010, afirmó.
El Jefe de Estado ha recalcado en los últimos días que las organizaciones sociales con que consultó la viabilidad de la medida, que gatilló los precios y sacó a las calles a miles de inconformes, le hicieron conocer la imperiosidad de colocar los recursos de la subvención en la partida de inversión pública, como también la inoportunidad de la misma en la microeconomía boliviana.