Los pueblos fantasmas que dejó el narcotráfico en México

Alberto Nájar, BBC Mundo, México
Una mañana los vecinos del pueblo de Tierras Coloradas, en las montañas del estado mexicano de Durango, vieron a lo lejos que se acercaba un convoy de camionetas. Sin pensarlo, huyeron apenas con la ropa que traían puesta.

Sabían lo que venía. En los vehículos viajaba un grupo armado de la organización narcotraficante conocida como el Cartel de Sinaloa en busca de vengar a uno de sus líderes, muerto en un enfrentamiento previo con vecinos de la comunidad.

Cuando los sicarios llegaron a Tierras Coloradas la encontraron vacía. Entonces quemaron todo el pueblo: 37 casas, 27 camionetas y mataron a todos los animales.

El secretario de Gobierno del estado, Hugo Rosales, le dice a BBC Mundo que fue una disputa de narcotráfico, pues algunos pobladores vendían amapola y marihuana a la banda de Los Zetas.

"Otro cartel, el de Sinaloa que pelea toda la sierra, exige que le entreguen la droga a ellos pero no lo hacen y entonces ocurre el enfrentamiento", explica.

Casi un mes después del ataque los habitantes de Tierras Coloradas, indígenas de la etnia tepehuana, no han vuelto a su hogar.

Limpiar el territorio

En el último año ha habido varios ataques a poblaciones, especialmente en estados del noreste del país.

Analistas como Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), aseguran que la violencia es parte de la estrategia de las organizaciones criminales para intimidar a sus adversarios.

"Los carteles buscan limpiar las zonas, saber con quiénes cuentan y eliminar opositores. Eso reconfigura los mercados del narcotráfico", dice en conversación con BBC Mundo.

Pero también hubo casos en que los pobladores quedaron atrapados en batallas de sicarios, como ocurrió hace poco en Ciudad Mier, Tamaulipas, en el noreste.

Grupos de Los Zetas y el Cartel del Golfo se enfrentaron con rifles de asalto y granadas en las calles de la comunidad, cercana a la frontera con Estados Unidos.

La mayoría de los vecinos abandonó sus casas pues los sicarios amenazaron con matar a quien permaneciera en el pueblo.

El gobierno estableció la Operación Noroeste con cientos de soldados, policías e infantes de marina para rescatar Ciudad Mier, así como otras poblaciones de Tamaulipas y Nuevo León.

Sobrevivientes

Después del ataque a Tierras Coloradas, habitantes de otros pueblos cercanos huyeron de la región.

Muchos están varados en la capital del estado de Durango porque tienen miedo de volver y además, no encuentran empleo, le dice a BBC Mundo el sacerdote Jorge Blanco, responsable de la Pastoral Social de la Iglesia Católica en la región.

"Son campesinos tepehuanos que no saben ganarse la vida en la ciudad. Y sólo algunos hablan español", explica.

Las autoridades desplegaron soldados y policías en la zona montañosa, conocida como de Las Quebradas, pero sólo permanecerán unas semanas.

Después, quienes decidan regresar pueden sufrir un nuevo ataque, reconoce Faustino Reyes, alcalde de Mezquital, el municipio donde se encuentran las comunidades.

"No lo puedo asegurar, pero se corre el riesgo. Son cosas que entristecen a la gente y preocupan al gobierno municipal", dice en conversación con BBC Mundo.

Y es que mientras no termine la disputa entre Los Zetas y el Cartel de Sinaloa, la región montañosa de Durango seguirá como zona de riesgo, reconoce el alcalde.

Las autoridades mexicanas han dicho que combaten por igual a todos los grupos de narcotráfico, e incluso 20 de los 37 líderes principales de los carteles fueron capturados o murieron en enfrentamientos.

La lucha contra y entre bandas de traficantes de drogas ha causado la muerte a más de 34.000 personas en los últimos cuatro años.

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