Los muertos llegan a 610 y el gobernador de Río de Janeiro sufre por un nuevo temporal
Río de Janeiro, Agencias
El número de muertos por las lluvias de esta semana en la región serrana del estado brasileño de Río de Janeiro subió a 610, según el último boletín de la Defensa Civil, y hasta el gobernador regional, Sergio Cabral, sufrió hoy personalmente los efectos de un nuevo temporal.
De acuerdo con el último balance de la Defensa Civil, las inundaciones y principalmente los deslizamientos de tierras, que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de las montañas, provocaron 274 muertes en la ciudad de Nueva Friburgo, 263 en Teresópolis, 55 en Petrópolis y 18 en Sumidouro.
El mismo boletín indica que al menos 6.050 personas perdieron sus viviendas y que otras 7.780 tuvieron que abandonarlas temporalmente y refugiarse en gimnasios y escuelas públicas debido a que están ubicadas en áreas de riesgo.
Los números del que es considerado como uno de los mayores desastres naturales en la historia de Brasil pueden aumentar debido a que aún hay áreas aisladas a las que no han llegado los equipos de rescate y a que las lluvias no cesan y los meteorólogos prevén que proseguirán por lo menos hasta el próximo miércoles.
Nueva Friburgo, una de las ciudades más afectadas, fue castigada en la tarde de este sábado por un fuerte temporal del que no se salvó ni el gobernador de Río de Janeiro.
Sergio Cabral, que tenía programado viajar a la ciudad en helicóptero y tuvo que hacerlo por tierra debido al mal tiempo, dijo que el vehículo en el que viajaba tuvo que detenerse en medio del camino debido a la fuerte lluvia y al riesgo de hundimiento de la carretera.
"Viví un momento de tensión, de pánico. Fue asustador porque de repente el agua se vino y la carretera, que estaba provisionalmente bloqueada, comenzó a deshacerse (por un deslizamiento de tierras)", relató el gobernador en declaraciones que concedió a periodistas a su llegada a Nueva Friburgo.
El gobernador añadió que ni ese susto le permite dimensionar el dolor de la población que perdió familiares y pertenencias.
"No conozco la dimensión exacta (del dolor de las víctimas) porque esas personas perdieron parientes, casas y todo lo que tenían", agregó.
El gobernador dijo que las tareas de rescate, en las que participan cerca de 1.500 bomberos y a las que hoy se sumaron 506 militares, cuentan con el apoyo de 30 aeronaves cedidas por organismos regionales y federales, y que están siendo utilizadas para trasladar socorristas y heridos, y para rescatar a personas aisladas.
Las tareas de rescate están concentradas hoy en algunas áreas que estaban aisladas y sepultadas por toneladas de tierra, piedras y lodo, tras los deslizamientos de la madrugada del pasado miércoles que desfiguraron una amplia región montañosa que es un importante destino turístico para los habitantes de Río de Janeiro.
A dichas regiones fueron enviados los miembros de las Fuerzas Armadas que se sumaron a las tareas de rescate.
Ante la tragedia, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, declaró tres días de luto nacional, y Cabral decretó siete días de duelo a partir del lunes.
Pese a que las concesionarias han conseguido restablecer parcialmente los servicios públicos, gran parte de la población en la región serrana continúa sin el suministro de energía eléctrica, telefonía y agua.
La dramática situación provocada por las propias lluvias, la escasez de alimentos, medicinas y agua potable, el cierre de los comercios, la falta de servicios y el bloqueo de carreteras se agravó el viernes con algunos saqueos y asaltos, y con rumores sobre rupturas de represas que generaron pánico.
El número de muertos por las lluvias de esta semana en la región serrana del estado brasileño de Río de Janeiro subió a 610, según el último boletín de la Defensa Civil, y hasta el gobernador regional, Sergio Cabral, sufrió hoy personalmente los efectos de un nuevo temporal.
De acuerdo con el último balance de la Defensa Civil, las inundaciones y principalmente los deslizamientos de tierras, que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de las montañas, provocaron 274 muertes en la ciudad de Nueva Friburgo, 263 en Teresópolis, 55 en Petrópolis y 18 en Sumidouro.
El mismo boletín indica que al menos 6.050 personas perdieron sus viviendas y que otras 7.780 tuvieron que abandonarlas temporalmente y refugiarse en gimnasios y escuelas públicas debido a que están ubicadas en áreas de riesgo.
Los números del que es considerado como uno de los mayores desastres naturales en la historia de Brasil pueden aumentar debido a que aún hay áreas aisladas a las que no han llegado los equipos de rescate y a que las lluvias no cesan y los meteorólogos prevén que proseguirán por lo menos hasta el próximo miércoles.
Nueva Friburgo, una de las ciudades más afectadas, fue castigada en la tarde de este sábado por un fuerte temporal del que no se salvó ni el gobernador de Río de Janeiro.
Sergio Cabral, que tenía programado viajar a la ciudad en helicóptero y tuvo que hacerlo por tierra debido al mal tiempo, dijo que el vehículo en el que viajaba tuvo que detenerse en medio del camino debido a la fuerte lluvia y al riesgo de hundimiento de la carretera.
"Viví un momento de tensión, de pánico. Fue asustador porque de repente el agua se vino y la carretera, que estaba provisionalmente bloqueada, comenzó a deshacerse (por un deslizamiento de tierras)", relató el gobernador en declaraciones que concedió a periodistas a su llegada a Nueva Friburgo.
El gobernador añadió que ni ese susto le permite dimensionar el dolor de la población que perdió familiares y pertenencias.
"No conozco la dimensión exacta (del dolor de las víctimas) porque esas personas perdieron parientes, casas y todo lo que tenían", agregó.
El gobernador dijo que las tareas de rescate, en las que participan cerca de 1.500 bomberos y a las que hoy se sumaron 506 militares, cuentan con el apoyo de 30 aeronaves cedidas por organismos regionales y federales, y que están siendo utilizadas para trasladar socorristas y heridos, y para rescatar a personas aisladas.
Las tareas de rescate están concentradas hoy en algunas áreas que estaban aisladas y sepultadas por toneladas de tierra, piedras y lodo, tras los deslizamientos de la madrugada del pasado miércoles que desfiguraron una amplia región montañosa que es un importante destino turístico para los habitantes de Río de Janeiro.
A dichas regiones fueron enviados los miembros de las Fuerzas Armadas que se sumaron a las tareas de rescate.
Ante la tragedia, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, declaró tres días de luto nacional, y Cabral decretó siete días de duelo a partir del lunes.
Pese a que las concesionarias han conseguido restablecer parcialmente los servicios públicos, gran parte de la población en la región serrana continúa sin el suministro de energía eléctrica, telefonía y agua.
La dramática situación provocada por las propias lluvias, la escasez de alimentos, medicinas y agua potable, el cierre de los comercios, la falta de servicios y el bloqueo de carreteras se agravó el viernes con algunos saqueos y asaltos, y con rumores sobre rupturas de represas que generaron pánico.