Las aguas no dan tregua a Australia
Merbourne, El País
Las lluvias torrenciales que desde hace tres semanas castigan el norte de Australia se han cebado en el Estado de Queensland y amenazan con anegar su capital, Brisbane, la tercera ciudad de la isla-continente, con dos millones de habitantes. Brisbane vive la más horrible pesadilla de su historia tras el desbordamiento ayer del río del mismo nombre y después de que una pared de agua devastara los pueblos cercanos y dejara casi un centenar de muertos y desaparecidos.
El alcalde de la ciudad, Campbell Newman, advirtió a los residentes que lo peor está por llegar y les instó a abandonar sus casas porque entre hoy y el fin de semana las aguas cubrirán viviendas, oficinas y miles de edificios. Los barrios bajos ya han quedado arrasados. Unas 200.000 personas se han visto afectadas y las aguas siguen avanzando por el centro de la ciudad. Los vecinos, a instancias de los servicios de emergencia, se desplazan a pie a zonas más altas, en las que aún funciona el transporte público.
Mientras, prosigue la búsqueda, iniciada en la madrugada del martes, de 90 personas desaparecidas tras el paso de una pared de agua, de hasta 8 metros de altura, que continúa bajando por el valle del río Lockyer y arrastra todo lo que encuentra a su paso. La tromba devastó la ciudad de Toowoomba y sus alrededores en el mismo Estado de Queensland.
Por ahora solo está confirmada la muerte de 10 personas, entre ellas cinco niños, lo que eleva a 20 los fallecidos en todo el país desde el inicio de las inundaciones. Según el último balance confirmado esta madrugada por la primera ministra estatal, Anna Bligh, hay 90 desaparecidos, por lo que se teme que el número de víctimas mortales aumente con el paso de las horas. Como "buena noticia", Bligh dijo que la "lluvia ha cesado" en el área de Toowoomba, lo que favorece la labor de los equipos de búsqueda.
El Gobierno federal ha declarado zona catastrófica tres cuartas partes de Queensland. Fuentes oficiales han informado de que entre 6.500 y 9.000 inmuebles, entre casas y negocios, quedarán afectados por las riadas. Las calles están desiertas y miles de familias se han ido de las zonas más céntricas de la ciudad, ya afectadas por las aguas.
Entre los últimos fallecidos, informa The Australian, se encuentra un niño, que es la primera víctima mortal en Ipswich, cerca de la capital del Estado, Brisbane. "Lograron rescatar a la madre, pero no pudieron sacar al niño (fuera de la riada)", ha señalado Bligh, que ha añadido que "la nación tiene que prepararse para el hecho de que el numero de muertos por las riadas aumentará". Los equipos de rescate buscan a la desesperada supervivientes de la ola gigante, que alcanzó los dos metros y que las autoridades calificaron ayer de "tsunami terrestre".
El vídeo de la tromba difundido por la cadena ABC mostraba imágenes escalofriantes, con el muro de agua llevándose a su paso la localidad de Toowooba. Ayer, The Australian publicaba un reportaje sobre esta "ola que nadie supo que venía".
Temor a que se repita la tragedia de 1974
Los meteorólogos creen que los aguaceros continuarán en las próximas horas, y se está intentando evaluar cuál será el impacto de las inundaciones cuando éstas lleguen al embalse de Wivenhoe. Cuando se llegue al límite de la capacidad de la presa, no será posible contener el agua que libere el río Brisbane, que pasa por el centro de la ciudad homónima.
En el este, los vecinos de Ipswich están siendo realojados en varios albergues ante la posibilidad de que las aguas del Bremer superen también sus niveles normales. En Lockyer Valley, la población fue evacuada el martes, con la llegada de las primeras inundaciones a Brisbane. En la capital, parte del centro y algunos distritos ya han sido desalojados. En las áreas altas sigue funcionando el transporte público.
Las autoridades han pedido al resto de los habitantes de la ciudad que se queden en casa y eviten conducir para que no se repita la tragedia de 1974, cuando 14 personas murieron, 300 resultaron heridas y 6.700 casas quedaron anegadas en otras inundaciones. La primera ministra australiana, Julia Gillard, ha advertido de que Queensland "todavía debe afrontar días tristes", recordando así que las previsiones meteorológicas anuncian más lluvia para esta semana.
El Gobierno australiano ha desembolsado hasta la fecha cuatro millones de dólares (unos tres millones de euros) para ayudar a los 200.000 damnificados y ha aprobado un fondo especial de casi 77 millones de dólares (59,5 millones de euros) para las administraciones municipales. Los sectores agrícola, minero y turístico son los que más sufren los daños provocados por la catástrofe natural, que, según los cálculos provisionales de las autoridades, superan los 6.000 millones de dólares (4.628 millones de euros). Estas estimaciones no incluyen los daños causados a la minería y la agricultura, los dos sectores mas importantes del país.
Las lluvias torrenciales que desde hace tres semanas castigan el norte de Australia se han cebado en el Estado de Queensland y amenazan con anegar su capital, Brisbane, la tercera ciudad de la isla-continente, con dos millones de habitantes. Brisbane vive la más horrible pesadilla de su historia tras el desbordamiento ayer del río del mismo nombre y después de que una pared de agua devastara los pueblos cercanos y dejara casi un centenar de muertos y desaparecidos.
El alcalde de la ciudad, Campbell Newman, advirtió a los residentes que lo peor está por llegar y les instó a abandonar sus casas porque entre hoy y el fin de semana las aguas cubrirán viviendas, oficinas y miles de edificios. Los barrios bajos ya han quedado arrasados. Unas 200.000 personas se han visto afectadas y las aguas siguen avanzando por el centro de la ciudad. Los vecinos, a instancias de los servicios de emergencia, se desplazan a pie a zonas más altas, en las que aún funciona el transporte público.
Mientras, prosigue la búsqueda, iniciada en la madrugada del martes, de 90 personas desaparecidas tras el paso de una pared de agua, de hasta 8 metros de altura, que continúa bajando por el valle del río Lockyer y arrastra todo lo que encuentra a su paso. La tromba devastó la ciudad de Toowoomba y sus alrededores en el mismo Estado de Queensland.
Por ahora solo está confirmada la muerte de 10 personas, entre ellas cinco niños, lo que eleva a 20 los fallecidos en todo el país desde el inicio de las inundaciones. Según el último balance confirmado esta madrugada por la primera ministra estatal, Anna Bligh, hay 90 desaparecidos, por lo que se teme que el número de víctimas mortales aumente con el paso de las horas. Como "buena noticia", Bligh dijo que la "lluvia ha cesado" en el área de Toowoomba, lo que favorece la labor de los equipos de búsqueda.
El Gobierno federal ha declarado zona catastrófica tres cuartas partes de Queensland. Fuentes oficiales han informado de que entre 6.500 y 9.000 inmuebles, entre casas y negocios, quedarán afectados por las riadas. Las calles están desiertas y miles de familias se han ido de las zonas más céntricas de la ciudad, ya afectadas por las aguas.
Entre los últimos fallecidos, informa The Australian, se encuentra un niño, que es la primera víctima mortal en Ipswich, cerca de la capital del Estado, Brisbane. "Lograron rescatar a la madre, pero no pudieron sacar al niño (fuera de la riada)", ha señalado Bligh, que ha añadido que "la nación tiene que prepararse para el hecho de que el numero de muertos por las riadas aumentará". Los equipos de rescate buscan a la desesperada supervivientes de la ola gigante, que alcanzó los dos metros y que las autoridades calificaron ayer de "tsunami terrestre".
El vídeo de la tromba difundido por la cadena ABC mostraba imágenes escalofriantes, con el muro de agua llevándose a su paso la localidad de Toowooba. Ayer, The Australian publicaba un reportaje sobre esta "ola que nadie supo que venía".
Temor a que se repita la tragedia de 1974
Los meteorólogos creen que los aguaceros continuarán en las próximas horas, y se está intentando evaluar cuál será el impacto de las inundaciones cuando éstas lleguen al embalse de Wivenhoe. Cuando se llegue al límite de la capacidad de la presa, no será posible contener el agua que libere el río Brisbane, que pasa por el centro de la ciudad homónima.
En el este, los vecinos de Ipswich están siendo realojados en varios albergues ante la posibilidad de que las aguas del Bremer superen también sus niveles normales. En Lockyer Valley, la población fue evacuada el martes, con la llegada de las primeras inundaciones a Brisbane. En la capital, parte del centro y algunos distritos ya han sido desalojados. En las áreas altas sigue funcionando el transporte público.
Las autoridades han pedido al resto de los habitantes de la ciudad que se queden en casa y eviten conducir para que no se repita la tragedia de 1974, cuando 14 personas murieron, 300 resultaron heridas y 6.700 casas quedaron anegadas en otras inundaciones. La primera ministra australiana, Julia Gillard, ha advertido de que Queensland "todavía debe afrontar días tristes", recordando así que las previsiones meteorológicas anuncian más lluvia para esta semana.
El Gobierno australiano ha desembolsado hasta la fecha cuatro millones de dólares (unos tres millones de euros) para ayudar a los 200.000 damnificados y ha aprobado un fondo especial de casi 77 millones de dólares (59,5 millones de euros) para las administraciones municipales. Los sectores agrícola, minero y turístico son los que más sufren los daños provocados por la catástrofe natural, que, según los cálculos provisionales de las autoridades, superan los 6.000 millones de dólares (4.628 millones de euros). Estas estimaciones no incluyen los daños causados a la minería y la agricultura, los dos sectores mas importantes del país.