La Justicia chilena investigará por primera vez la muerte de Salvador Allende
La fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago ha presentado 726 querellas por las víctimas de violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1973 y 1990, entre las que se encuentra el caso del ex mandatario.
Santiago, El País
La muerte del ex presidente de Chile Salvador Allende, ocurrida el 11 de septiembre de 1973, fue durante muchos años una incógnita. Para muchos, fue asesinado por militares golpistas mientras luchaba con las armas en la mano defendiendo el palacio presidencial. Para otros, se suicidó con un tiro de su propio fusil AK-47 cuando comprobó que no había ninguna posibilidad de resistir el ataque desencadenado por el general Augusto Pinochet.
Hasta ahora ninguna de las dos versiones podía ser considerada oficial porque nunca existió una investigación judicial sobre lo ocurrido aquel día en el palacio de la Moneda. Ayer, por primea vez, la justicia chilena decidió abrir el caso y examinar la querella presentada por la fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago para determinar las causas exactas de su muerte.
La muerte de Allende será investigada junto con otros 721 casos de violaciones de los derechos humanos cometidos durante la dictadura militar, sobre los que hasta ahora no se habían iniciado actuaciones judiciales. El proceso fue abierto el año pasado por el magistrado de la Corte Suprema Sergio Muñoz, que fue nombrado coordinador de todos los casos relativos a violaciones de los derechos humanos entre 1973 y 1990 y que comprobó que existía un importante número de delitos que, por unos motivos u otros, nunca habían llegado a ser investigados judicialmente.
Entre ellos, lo ocurrido en La Moneda aquel terrible 11 de septiembre. La redacción de las querellas concretas fue encomendada a la fiscal Beatriz Pedrais, quien presentó ayer sus casos ante el juez especial Mario Carroza, quien será el encargado de dirigir la investigación sobre lo que ocurrió con Allende. Buena parte de los protagonistas de aquellas jornadas, desde el gobierno legítimo o desde las fuerzas golpistas, ha fallecido ya, incluido el propio general Pinochet, que se mantuvo en el poder durante 17 años al frente de una férrea dictadura, y que murió en diciembre de 2006.
Salvador Allende representó el primer experimento de la izquierda latinoamericana por llegar democráticamente al poder y de desarrollar sus programas desde las instituciones del sistema. Allende, médico de profesión, y experimentado político marxista, fue elegido presidente de Chile el 4 de noviembre de 1970 y ejerció su mandato hasta el golpe de Estado encabezado por el general Pinochet, que llegó a bombardear desde aviones el Palacio de la Moneda, en una imágenes que quedaron grabadas en la memoria de millones de personas en Latinoamérica y en el resto del mundo.
Inicialmente los pocos supervivientes de aquella jornada dijeron que Allende había sido asesinado por los militares que lograron entrar en el palacio, pero años después el médico personal del presidente constitucional explicó que el mandatario había decidido quitarse la vida con su propio fusil y no permitir que le detuvieran ni encarcelaran. La justicia chilena deberá decidir ahora si esta última versión, la más aceptada comúnmente, es realmente la verdadera.
Santiago, El País
La muerte del ex presidente de Chile Salvador Allende, ocurrida el 11 de septiembre de 1973, fue durante muchos años una incógnita. Para muchos, fue asesinado por militares golpistas mientras luchaba con las armas en la mano defendiendo el palacio presidencial. Para otros, se suicidó con un tiro de su propio fusil AK-47 cuando comprobó que no había ninguna posibilidad de resistir el ataque desencadenado por el general Augusto Pinochet.
Hasta ahora ninguna de las dos versiones podía ser considerada oficial porque nunca existió una investigación judicial sobre lo ocurrido aquel día en el palacio de la Moneda. Ayer, por primea vez, la justicia chilena decidió abrir el caso y examinar la querella presentada por la fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago para determinar las causas exactas de su muerte.
La muerte de Allende será investigada junto con otros 721 casos de violaciones de los derechos humanos cometidos durante la dictadura militar, sobre los que hasta ahora no se habían iniciado actuaciones judiciales. El proceso fue abierto el año pasado por el magistrado de la Corte Suprema Sergio Muñoz, que fue nombrado coordinador de todos los casos relativos a violaciones de los derechos humanos entre 1973 y 1990 y que comprobó que existía un importante número de delitos que, por unos motivos u otros, nunca habían llegado a ser investigados judicialmente.
Entre ellos, lo ocurrido en La Moneda aquel terrible 11 de septiembre. La redacción de las querellas concretas fue encomendada a la fiscal Beatriz Pedrais, quien presentó ayer sus casos ante el juez especial Mario Carroza, quien será el encargado de dirigir la investigación sobre lo que ocurrió con Allende. Buena parte de los protagonistas de aquellas jornadas, desde el gobierno legítimo o desde las fuerzas golpistas, ha fallecido ya, incluido el propio general Pinochet, que se mantuvo en el poder durante 17 años al frente de una férrea dictadura, y que murió en diciembre de 2006.
Salvador Allende representó el primer experimento de la izquierda latinoamericana por llegar democráticamente al poder y de desarrollar sus programas desde las instituciones del sistema. Allende, médico de profesión, y experimentado político marxista, fue elegido presidente de Chile el 4 de noviembre de 1970 y ejerció su mandato hasta el golpe de Estado encabezado por el general Pinochet, que llegó a bombardear desde aviones el Palacio de la Moneda, en una imágenes que quedaron grabadas en la memoria de millones de personas en Latinoamérica y en el resto del mundo.
Inicialmente los pocos supervivientes de aquella jornada dijeron que Allende había sido asesinado por los militares que lograron entrar en el palacio, pero años después el médico personal del presidente constitucional explicó que el mandatario había decidido quitarse la vida con su propio fusil y no permitir que le detuvieran ni encarcelaran. La justicia chilena deberá decidir ahora si esta última versión, la más aceptada comúnmente, es realmente la verdadera.