Inter remontó dos goles y le ganó a Palermo en un match increíble
Roma, Espn
Fue un partido increíble, que Inter remontó gracias a un Giampaolo Pazzini fenomenal, pero sobre todo que Palermo tiró por la ventana, cuando podía liquidarlo y terminar en goleada.
De todas maneras, el tablero nos cuenta que los nerazzurri ganaron por 3 a 2, con un doblete de Pazzini y un gol de Samuél Eto'o (de penal), luego de que habían cerrado la primera etapa abajo de dos goles, anotados por Fabrizio Miccoli y Antonio Nocerino.
Gracias a este triunfo, el conjunto de Leonardo se puso cuarto junto a Roma, ambos con 38 unidades y ambos con un partido menos respecto a los demás. Los rosanegros, por su parte, se quedaron séptimos con 34 puntos.
El match fue muy raro, porque empezó fuertemente condicionado por un clamoroso error del dúo juez de línea-referí, que al quinto minuto consideró una evidente posición adelantada de Nocerino como pasiva (pero el balón le pasó entre las piernas al volante de la visita).
En esa jugada, Cassani pudo recibir alto por derecha, lo gambeteó hábilmente a Santón y le sirvió una grande asistencia a Miccoli, quien parado solo en medio tuvo apenas que empujarla adentro.
Los locales, en tempranera desventaja, debieron salir a buscar el empate, pero a frente de las pocas ocasiones que lograron crear, se expusieron a los letales contraataques de sus rivales, que por su franja derecha de la mano de Cassani, realmente la rompieron.
A los 36 minutos llegó el 2 a 0: el esférico viajó de izquierda para derecha y le llegó a Cassani, quien puso el centro como en ocasión del primer gol. Esta vez Maicón alcanzó a tocar, pero la pelota le quedó ahí a Nocerino, quien lo gambeteó muy bien a un rival y luego, de zurda, sacudió un remate rasante que no le dejó chances al portero.
Sobre el final de etapa, Palermo rozó en más de una ocasión el tercer gol, especialmente cuando Pastore se fue mano a mano contra el arquero y estampó un derechazo impresionante sobre el palo, desperdiciando (también con mala suerte) la chance para poner nocaut a Inter.
En el entretiempo, Leonardo los sacó a Santón y Coutinho, entre los peores nerazzurri, para ponerlos a Pazzini y Kharja. Así se pasó a un 4-3-3 con Zanetti por izquierda y un tridente pesado adelante.
Los cambios le sacaron equilibrio al equipo e Inter perdió el control de la mediana. Sin embargo, la debilidad mental de los rosanegros salió a flote por entero, puesto que el equipo de Rossi en cambio de aprovechar de esa ventaja se achicó mucho, se dejó asustar por la dificultad de tener que marcarlos a tres grandes delanteros y dejó de jugar como lo había hecho al comienzo.
Así, primero los locales lograron descontar con un golazo de Pazzini al minuto 12, cuando el delantero recibió sobre el punto del penal, de espaldas al arco, se apoyó con el cuerpo a Muñoz y de media vuelta la clavó a lado del palo.
Ese tanto despertó un poco a los sicilianos, que sin embargo siguieron jugando con intermitencia. Poco más tarde, pero, Palermo armó una gran jugada, que culminó en un penal que Thiago Motta le cometió a Kasami. Pastore, desde los once pasos, no tuvo la frialdad necesaria y pateó algo mal, con Julio César tapando muy bien sobre su izquierda.
Ese fallo le cortó un poco las piernas a un equipo ya asustado y achicado, como dicho antes, que terminó por jugar demasiado bajo en la cancha. Así, Inter primero empató con un golazo de cabeza de Pazzini, quien conectó un centro en jugada de tiro libre con un salto imperioso.
Después, otra vez el "Pazzo" fue protagonista, ganándose un penal que Eto'o se encargó de transformar en el 3 a 2. Obviamente, la visita salió a buscar el empate, que rozó en la ocasión más clamorosa con Balzaretti, quien disparó con una volea increíble pero tuvo la mala suerte de ver su remate rebotar primero sobre Maicón y, luego, sobre Julio César, sin poder sellar el empate.
Sin embargo, también en esa fase se vio la limitación psicológica del equipo visitante: en la última jugada del partido, mientras llegaba un centro desde la izquierda, cuatro jugadores rosanegros se quedaron afuera del área, sin meterse adentro, desperdiciando los esfuerzos de Balzaretti para poner el pelotazo en el medio del área.