El Gobierno español acepta planteamientos sindicales para lograr el pacto global
Madrid, El País
Gobierno y sindicatos consideran un poco más cercano el pacto social que pretenden tras el arranque oficial de la negociación a tres bandas que iniciaron ayer. Con la incorporación de una patronal más dialogante al proceso, las partes confían en alcanzar un acuerdo amplio sobre los puntos clave de la economía española. Y para empezar con buen pie, el Gobierno no ha dudado en aceptar algunos de los planteamientos que los sindicatos han puesto sobre la mesa. Ese acercamiento excluye de momento las pensiones, el principal obstáculo para un pacto global que pretenden extender también a los grupos políticos.
El encuentro que mantuvieron ayer el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, con los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y el nuevo presidente de CEOE, Juan Rosell, representa la reanudación de un diálogo social que quedó roto el pasado junio ante el fracaso de una reforma laboral pactada. El principal logro fue que el Ejecutivo accediera a elaborar un plan contra el desempleo juvenil y el paro de larga duración, buscar una política industrial que regenere el sector secundario, pactar una política energética o dejar que sindicatos y patronal solos pergeñen la reforma de la negociación colectiva, si cumplen con el plazo que les da la reforma laboral (acaba el 19 de marzo). Bastante más rígida, de momento, es la postura del Gobierno sobre la reforma de pensiones, que sigue sin ceder un ápice en el retraso de la edad legal de jubilación a 67 años. Y los sindicatos no aceptan esa edad como referencia.
Este escenario es el que se dibujó ayer en una reunión de algo más de tres horas, que concluyó a media tarde con un comunicado conjunto en el que las partes se comprometen a seguir negociando para intentar alcanzar ese acuerdo global. Probablemente el próximo encuentro, ya con la incorporación de los equipos técnicos, tendrá lugar el lunes. Más allá de los contenidos, la gran novedad de ayer consistió en incorporar al proceso al nuevo presidente de CEOE. Fuentes de la negociación coincidieron en resaltar que el nuevo líder muestra una actitud mucho más dialogante y abierta a la consecución de acuerdos. "Se ve una mejor actitud y aptitud", apuntaba otra fuente al término del encuentro.
La valoración de la cita desde casi todas las partes al acabar era muy positiva. No es que hubiera avances concretos. "No se ha bajado a los detalles", apuntaba un conocedor de cómo había ido la reunión, que se apresuraba a aclarar que de lo que se trataba era de una primera toma de contacto, en la que se tenía que certificar la buena disposición que las tres partes habían mostrado en las jornadas previas y en los contactos bilaterales exploratorios.
Desde la órbita sindical comparten este análisis. Pero se muestran cautos. Subrayan que las posturas están distantes -la reforma de pensiones siempre aparece como un elemento central en su boca-. "Es muy difícil. Y a medida que se avanza en las conversaciones y llega al detalle, la dificultad se hace más evidente".
No obstante, las mismas fuentes sindicales admiten que lo sucedido en la última semana ha relajado la tensión existente hace semanas. Una prueba de ello ha sido el borrador del decreto regulador del despido colectivo. Los sindicatos no creen que sea suficiente la acotación sobre la "previsión de pérdidas" a que sean temporales. "Un decreto no puede contradecir a la ley. Eso solo lo hacía Romanones", afirma un alto dirigente de los trabajadores, pero él mismo reconoce que es un paso.
Gobierno y sindicatos consideran un poco más cercano el pacto social que pretenden tras el arranque oficial de la negociación a tres bandas que iniciaron ayer. Con la incorporación de una patronal más dialogante al proceso, las partes confían en alcanzar un acuerdo amplio sobre los puntos clave de la economía española. Y para empezar con buen pie, el Gobierno no ha dudado en aceptar algunos de los planteamientos que los sindicatos han puesto sobre la mesa. Ese acercamiento excluye de momento las pensiones, el principal obstáculo para un pacto global que pretenden extender también a los grupos políticos.
El encuentro que mantuvieron ayer el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, con los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y el nuevo presidente de CEOE, Juan Rosell, representa la reanudación de un diálogo social que quedó roto el pasado junio ante el fracaso de una reforma laboral pactada. El principal logro fue que el Ejecutivo accediera a elaborar un plan contra el desempleo juvenil y el paro de larga duración, buscar una política industrial que regenere el sector secundario, pactar una política energética o dejar que sindicatos y patronal solos pergeñen la reforma de la negociación colectiva, si cumplen con el plazo que les da la reforma laboral (acaba el 19 de marzo). Bastante más rígida, de momento, es la postura del Gobierno sobre la reforma de pensiones, que sigue sin ceder un ápice en el retraso de la edad legal de jubilación a 67 años. Y los sindicatos no aceptan esa edad como referencia.
Este escenario es el que se dibujó ayer en una reunión de algo más de tres horas, que concluyó a media tarde con un comunicado conjunto en el que las partes se comprometen a seguir negociando para intentar alcanzar ese acuerdo global. Probablemente el próximo encuentro, ya con la incorporación de los equipos técnicos, tendrá lugar el lunes. Más allá de los contenidos, la gran novedad de ayer consistió en incorporar al proceso al nuevo presidente de CEOE. Fuentes de la negociación coincidieron en resaltar que el nuevo líder muestra una actitud mucho más dialogante y abierta a la consecución de acuerdos. "Se ve una mejor actitud y aptitud", apuntaba otra fuente al término del encuentro.
La valoración de la cita desde casi todas las partes al acabar era muy positiva. No es que hubiera avances concretos. "No se ha bajado a los detalles", apuntaba un conocedor de cómo había ido la reunión, que se apresuraba a aclarar que de lo que se trataba era de una primera toma de contacto, en la que se tenía que certificar la buena disposición que las tres partes habían mostrado en las jornadas previas y en los contactos bilaterales exploratorios.
Desde la órbita sindical comparten este análisis. Pero se muestran cautos. Subrayan que las posturas están distantes -la reforma de pensiones siempre aparece como un elemento central en su boca-. "Es muy difícil. Y a medida que se avanza en las conversaciones y llega al detalle, la dificultad se hace más evidente".
No obstante, las mismas fuentes sindicales admiten que lo sucedido en la última semana ha relajado la tensión existente hace semanas. Una prueba de ello ha sido el borrador del decreto regulador del despido colectivo. Los sindicatos no creen que sea suficiente la acotación sobre la "previsión de pérdidas" a que sean temporales. "Un decreto no puede contradecir a la ley. Eso solo lo hacía Romanones", afirma un alto dirigente de los trabajadores, pero él mismo reconoce que es un paso.