El bloque suní rechaza entrar en el Gobierno libanés
Jerusalén, Agencias
El bloque de partidos prooccidentales que encabeza el ex primer ministro libanés Saad Hariri no aceptará participar en un nuevo Gobierno de unidad, según indicaron fuentes próximas al ex gobernante a la prensa local y a la agencia Reuters. El rechazo del bloque de Hariri, que representa al mayor grupo en el Parlamento, ha sido el primer obstáculo con el que se ha topado Najib Mikati, el nuevo primer ministro, que comenzó ayer la ronda de consultas para formar Gobierno en Líbano.
A pesar de que Mikati se define a sí mismo como centrista e independiente de Hezbolá, este empresario suní debe su nombramiento al apoyo del partido-milicia chií. Hezbolá puso fin al Gobierno de unidad libanés hace dos semanas con la retirada de sus ministros y los de las formaciones aliadas. Con ese gesto, Hezbolá quiso presionar al hasta entonces primer ministro Saad Hariri para que rompiera con el tribunal de Naciones Unidas que investiga la muerte de su padre, Rafic, en un atentado en 2005.
Diversas filtraciones relacionadas con las conclusiones de las pesquisas indican que miembros de Hezbolá estarían implicados en la muerte de Hariri. Hasan Nasralá, el carismático líder de Hezbolá, no reconoce la legitimidad de un tribunal, que considera "parte de la propaganda israelí", según ha indicado en diversos discursos televisados.
Hariri condicionó ayer la participación de su bloque suní y prooccidental en el nuevo Ejecutivo al apoyo del Gobierno de Mikati al tribunal internacional. El Movimiento Futuro de Hariri pidió al primer ministro designado "que se comprometa a no cortar los lazos con el tribunal y que rechace la petición de poner fin a la financiación de la corte o de retirar a los jueces libaneses", indicó a la prensa Fuad Siniora, al frente del grupo parlamentario de Hariri.
La elección de Mikati como sucesor de Hariri ha sido interpretada por los analistas como una nueva victoria de Hezbolá, que ha logrado colocar en el poder al que considera un aliado. La designación ha despertado recelo entre las potencias occidentales ante la creciente acumulación de poder del partido-milicia chií.
El bloque de partidos prooccidentales que encabeza el ex primer ministro libanés Saad Hariri no aceptará participar en un nuevo Gobierno de unidad, según indicaron fuentes próximas al ex gobernante a la prensa local y a la agencia Reuters. El rechazo del bloque de Hariri, que representa al mayor grupo en el Parlamento, ha sido el primer obstáculo con el que se ha topado Najib Mikati, el nuevo primer ministro, que comenzó ayer la ronda de consultas para formar Gobierno en Líbano.
A pesar de que Mikati se define a sí mismo como centrista e independiente de Hezbolá, este empresario suní debe su nombramiento al apoyo del partido-milicia chií. Hezbolá puso fin al Gobierno de unidad libanés hace dos semanas con la retirada de sus ministros y los de las formaciones aliadas. Con ese gesto, Hezbolá quiso presionar al hasta entonces primer ministro Saad Hariri para que rompiera con el tribunal de Naciones Unidas que investiga la muerte de su padre, Rafic, en un atentado en 2005.
Diversas filtraciones relacionadas con las conclusiones de las pesquisas indican que miembros de Hezbolá estarían implicados en la muerte de Hariri. Hasan Nasralá, el carismático líder de Hezbolá, no reconoce la legitimidad de un tribunal, que considera "parte de la propaganda israelí", según ha indicado en diversos discursos televisados.
Hariri condicionó ayer la participación de su bloque suní y prooccidental en el nuevo Ejecutivo al apoyo del Gobierno de Mikati al tribunal internacional. El Movimiento Futuro de Hariri pidió al primer ministro designado "que se comprometa a no cortar los lazos con el tribunal y que rechace la petición de poner fin a la financiación de la corte o de retirar a los jueces libaneses", indicó a la prensa Fuad Siniora, al frente del grupo parlamentario de Hariri.
La elección de Mikati como sucesor de Hariri ha sido interpretada por los analistas como una nueva victoria de Hezbolá, que ha logrado colocar en el poder al que considera un aliado. La designación ha despertado recelo entre las potencias occidentales ante la creciente acumulación de poder del partido-milicia chií.