Ban afirma que Gbagbo no intimidará a la ONU con su incitación a la violencia
Naciones Unidas, Agencias
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó hoy que Laurent Gbagbo no logrará intimidar a la misión del organismo en Costa de Marfil (UNOCI), pese a sus continuos llamamientos a la violencia contra la población civil y los "cascos azules" desplegados en el país.
"A Naciones Unidas no se le disuadirá de cumplir su deber, no nos intimidarán", aseguró en una conferencia de prensa Ban, quien reconoció que se siente "frustrado" por el desafío del líder africano a la presión internacional para que ceda el poder tras haber perdido las elecciones.
Según el máximo responsable de la ONU, el organismo cuenta con información de inteligencia que demuestra la implicación de Gbagbo y su círculo de asesores en la instigación de los episodios de violencia que han aumentado aún más las tensiones en el país africano en los últimos días.
En esa línea, recordó al ex presidente marfileño que atacar a la población civil o a los "cascos azules" es un delito bajo el derecho internacional, por lo que la Corte Penal Internacional (CPI) ya ha declarado su intención de investigar los sucesos en el país africano.
"Aquellos que cometen o incitan a la violencia deben rendir cuentas", insistió el secretario general de la ONU, quien expresó su "profunda preocupación" por el incremento de los ataques de las fuerzas de seguridad, leales a Gbagbo, contra civiles y los incidentes con las patrullas de "cascos azules".
Según la ONU, al menos 247 personas en muerto por la violencia desatada en Costa de Marfil desde que Gbagbo se negó a ceder el poder al líder opositor Alassane Ouattara, al que la comunidad internacional considera vencedor de los comicios presidenciales del pasado 28 de noviembre.
Además, las fuerzas de seguridad marfileñas mantienen cercado el Hotel Golf de Abiyán, sede del Gobierno de Ouattara, al que protege un anillo de 800 militares y policías de la UNOCI.
Ban reiteró que los "cascos azules" mantendrán sus patrullas para defender a la población civil, así como la protección a Ouattara, y que las agencias de la ONU seguirán investigando la violación de derechos humanos cometidos en los últimos dos meses.
"Gbagbo y sus partidarios deben de tener en cuenta de que en algún momento tendrán que responder por sus acciones", insistió.
El Consejo de Seguridad tiene previsto autorizar el próximo martes el envío de hasta 2.000 efectivos de refuerzo a la UNOCI que ha solicitado el secretario general, en una señal de que la comunidad internacional no cederá en el pulso con Gbagbo.
Las gestiones de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y de la Unión Africana (UA) para encontrar una salida pacífica a la crisis hasta ahora han sido infructuosas, ya que Gbagbo mantiene su posición de que fue el verdadero ganador de los comicios.
Gbagbo fue elegido presidente en 2000 para cinco años y se ha mantenido otros cinco en el poder debido a retrasos en la convocatoria de los comicios por la guerra civil, de 2002 a 2007, que dividió al país entre el sur, leal al Gobierno de Abiyán, y el norte, controlado por las Fuerzas Nuevas del actual primer ministro, Guillaume Soro.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó hoy que Laurent Gbagbo no logrará intimidar a la misión del organismo en Costa de Marfil (UNOCI), pese a sus continuos llamamientos a la violencia contra la población civil y los "cascos azules" desplegados en el país.
"A Naciones Unidas no se le disuadirá de cumplir su deber, no nos intimidarán", aseguró en una conferencia de prensa Ban, quien reconoció que se siente "frustrado" por el desafío del líder africano a la presión internacional para que ceda el poder tras haber perdido las elecciones.
Según el máximo responsable de la ONU, el organismo cuenta con información de inteligencia que demuestra la implicación de Gbagbo y su círculo de asesores en la instigación de los episodios de violencia que han aumentado aún más las tensiones en el país africano en los últimos días.
En esa línea, recordó al ex presidente marfileño que atacar a la población civil o a los "cascos azules" es un delito bajo el derecho internacional, por lo que la Corte Penal Internacional (CPI) ya ha declarado su intención de investigar los sucesos en el país africano.
"Aquellos que cometen o incitan a la violencia deben rendir cuentas", insistió el secretario general de la ONU, quien expresó su "profunda preocupación" por el incremento de los ataques de las fuerzas de seguridad, leales a Gbagbo, contra civiles y los incidentes con las patrullas de "cascos azules".
Según la ONU, al menos 247 personas en muerto por la violencia desatada en Costa de Marfil desde que Gbagbo se negó a ceder el poder al líder opositor Alassane Ouattara, al que la comunidad internacional considera vencedor de los comicios presidenciales del pasado 28 de noviembre.
Además, las fuerzas de seguridad marfileñas mantienen cercado el Hotel Golf de Abiyán, sede del Gobierno de Ouattara, al que protege un anillo de 800 militares y policías de la UNOCI.
Ban reiteró que los "cascos azules" mantendrán sus patrullas para defender a la población civil, así como la protección a Ouattara, y que las agencias de la ONU seguirán investigando la violación de derechos humanos cometidos en los últimos dos meses.
"Gbagbo y sus partidarios deben de tener en cuenta de que en algún momento tendrán que responder por sus acciones", insistió.
El Consejo de Seguridad tiene previsto autorizar el próximo martes el envío de hasta 2.000 efectivos de refuerzo a la UNOCI que ha solicitado el secretario general, en una señal de que la comunidad internacional no cederá en el pulso con Gbagbo.
Las gestiones de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y de la Unión Africana (UA) para encontrar una salida pacífica a la crisis hasta ahora han sido infructuosas, ya que Gbagbo mantiene su posición de que fue el verdadero ganador de los comicios.
Gbagbo fue elegido presidente en 2000 para cinco años y se ha mantenido otros cinco en el poder debido a retrasos en la convocatoria de los comicios por la guerra civil, de 2002 a 2007, que dividió al país entre el sur, leal al Gobierno de Abiyán, y el norte, controlado por las Fuerzas Nuevas del actual primer ministro, Guillaume Soro.