Tigre superó por 3-1 a un pobre Huracán

Buenos Aires, Olé
Tigre se puso arriba con un testazo de Stracqua, Huracán lo empató con un penal que convirtió Zárate y, enseguida, el local volvió a gritar un gol del 9, que con este doblete llegó a nueve en el torneo. Huracán se hunde en la Promo: quedó a cuatro de River y a siete del Matador.

Le hizo precio. Porque fueron tres y pudieron ser algunos más. Porque tuvo en Stracqualursi a un goleador tremendo. Porque Huracán no se ayuda ni un poquito a sí mismo. Porque las diferencias entre los equipos de Primera y el Globo cada vez parecen más grandes. Porque en la cancha no se notó todo lo que Tigre, el club, su gente y sobre todo su técnico, vivió en los últimos días. Por eso fue un 3-1 que quedó corto.

Tigre golpeó de entrada, con el cabezazo de Stracqualursi tras un buen centro de Román Martínez, y el infierno que Huracán temía sólo se demoró gracias a Claudio Pérez, que metió una mano en un cierre y concedió un penal inocente que Zárate cambió por el empate. Pero la igualdad fue un espejismo, porque Tigre siguió con las riendas del partido en sus manos, con la conducción de Román, los chispazos de Morales y la cabeza en llamas de su goleador. Fue justamente el ex jugador de Gimnasia quien volvió a meterle la testa a un centro, ahora de Cachete, para poner el 2-1 que dibujó un resultado más acorde a la realidad del juego y para escalar a nueve goles en la tabla de goleadores, donde comparte la cima nada menos que con el Tanque Silva y el Burrito Martínez. Y enseguida cayó el 3-1 con una buena definición de Altobelli, tras quedar mano a mano.

Pudo descontar Huracán, con un tiro de Quiroga que dio en un palo, pero que Huracán quedara a tiro del empate habría sido otra ilusión. Luego lo tuvo Altobelli de nuevo, Román Martínez dos veces… Y fue derrota, nomás. Con todo el dolor del alma para Huracán, que se empieza a enterrar en la Promoción, porque River le sacó cuatro puntos con el triunfo del sábado, y porque encima Tigre le saca siete puntos en la lucha directa para salir de esa zona de brasas. Para Huracán, no podía ser peor. Para Tigre, el triunfo es un dulce para cambiar el gusto de una semana de amarguras. Y, también, el primer adiós de un Caruso Lombardi que se despedirá en el próximo partido ante Argentinos.

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