Tensión en Buenos Aires por la ocupación de tierras en desuso

Buenos Aires, El País
Argentinos y extranjeros pobres han multiplicado en los últimos dos días las ocupaciones de tierras en general en desuso para construir sus casas en Buenos Aires y sus alrededores. Hace 10 días había comenzado la usurpación del parque Indoamericano, en el barrio de Villa Soldati, donde han acampado 13.000 personas y donde murieron cuatro inmigrantes -un paraguayo y tres bolivianos-, pero ahora se han instalado chabolas de cartón, madera, chapa y plástico en otros siete terrenos, algunos públicos y otros privados.

"Esto no se desmadró. Se apadrinó", declaró este martes la presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, en alusión al "padrino", como ella descalificó hace unos años a uno de sus antecesores, su correligionario disidente Eduardo Duhalde (2002-2003). Duhalde, que busca volver a la Casa Rosada (sede de Gobierno) en las elecciones del año próximo, había reclamado la semana pasada que se pusiera "orden" en su país.

Sucede que primero la Policía Federal, que responde a Fernández, organizó junto con las fuerzas metropolitanas, del alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, un operativo conjunto de desalojo en Villa Soldati, pero dos de los extranjeros murieron en la represión y entonces la presidenta de Argentina ordenó que sus agentes se retiraran de la zona. Los otros dos crímenes también ocurrieron en confusas grescas.

La viuda de una de las víctimas responsabiliza a la Policía Metropolitana, que también se marchó del parque porque Macri consideró que sola no podía emprender el desalojo. El otro muerto fue víctima de la violencia de vecinos que fueron a agredir a los okupas con armas de fuego y piedras ante la ausencia policial. Finalmente, el Gobierno argentino envió el sábado a la Gendarmería y la Prefectura Naval para evitar nuevos choques, pero no para desalojar el parque de 100 hectáreas. En contraposición a la idea de Macri de desahuciarlos, el Ejecutivo de Fernández reclama que el alcalde les dé viviendas dignas.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, también intervino en el conflicto, pero no solo para reclamar "una profunda investigación" de las muertes de sus tres compatriotas sino también para pedir a sus conciudadanos que abandonen las ocupaciones. "Que nuestros hermanos bolivianos trabajen dignamente y no ir allá a asaltar tierras ni quitar propiedades. Si quieren tierras, que se vengan", les solicitó en el Palacio Quemado (sede de Gobierno en La Paz). Alrededor de 1,7 millones -el 4,2% de la población de Argentina- son extranjeros y los principales colectivos son el paraguayo y el boliviano. A su vez, una cuarta parte de las viviendas de Argentina es precaria, según el último informe gubernamental.

Las nuevas ocupaciones fueron acometidas por pequeños grupos de personas, en algunos casos, y por hasta 200 familias, en otros. Cuatro ocurrieron en otros barrios porteños (dos en Villa Lugano, uno en Barracas y otro en el Bajo Flores) y tres en el área metropolitana de Buenos Aires (dos en Bernal y otro en González Catán). Los ocupantes tomaron desde terrenos fiscales, algunos donde se iban a construir viviendas sociales, hasta un campo público de fútbol o sedes de empresas, en varios casos en quiebra. Algunas tomas fueron pacíficas, pero en una un agente de policía fue herido de bala la noche del lunes. Al mismo tiempo, un grupo de personas no identificadas intentó sin éxito saquear un supermercado en Villa Soldati.

"El que está acostumbrado a gobernar sabe que cuando llega diciembre tiene que estar más alerta", declaró este martes Duhalde a la emisora Radio Mitre. Fue en diciembre de 2001, cuando en plena crisis social y financiera -se había instalado el corralito de los depósitos bancarios-, cayó el Gobierno del radical Fernando de la Rúa entre saqueos y caceroladas. En enero de 2002, Duhalde asumió el poder. En diciembre, "si hay hambrunas, lo que está lejos de suceder como un fenómeno generalizado, hay también tomas de algún supermercado", dijo el ex presidente peronista. Tras la recesión de 2009, la economía argentina crece al 8% en 2010, pero los índices de pobreza y paro no bajan a un ritmo tan acelerado.

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