Políticos argentinos se lanzan a la carrera electoral mientras crece la crispación ciudadana
Buenos Aires, Agencias
Mientras los principales dirigentes políticos han aprovechado la semana de Navidad para lanzarse a la carrera electoral, las "okupaciones" ilegales, los bloqueos de tránsito y las protestas callejeras diarias colman la paciencia de los argentinos en vísperas de las fiestas.
Las "okupaciones", primero en el parque Indoamericano, en el extrarradio de la ciudad de Buenos Aires, y después en decenas de predios en todo el país, ha puesto en evidencia uno de los mayores problemas de Argentina: la falta de viviendas, pero también han desatado todo tipo de especulaciones sobre el manejo y la intencionalidad política de estas tomas ilegales de terreno y su coincidencia con el aumento de las protestas en las calles.
El Gobierno de Cristina Fernández no tardó en acusar al ex presidente Eduardo Duhalde, enemigo acérrimo del fallecido Néstor Kirchner -esposo y antecesor de la presidenta-, y al alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, de promover las "okupaciones" para sembrar el caos e intentar desestabilizar.
Los intercambios de acusaciones entre los gobiernos federal y municipal no han cesado en los últimos días y Fernández se ha visto forzada a decidir cambios en su equipo y crear el ministerio de Seguridad, encabezado por la ex ministra de Defensa Nilda Garré.
En medio de la polémica, Duhalde eligió el 20 de diciembre, la misma fecha en que los disturbios terminaron con el Gobierno de Fernando de la Rúa en 2001, para presentar su candidatura presidencial y recordar, de paso, que durante su gestión (2002-2003) se "normalizó" el país tras el crack económico y social.
La presidenta no se quedó atrás y un día después reunió a los gobernadores afines y a la cúpula del partido Justicialista para ratificar su apoyo al proyecto kirchnerista y transmitir el mensaje de que cuenta con el respaldo de la estructura peronista, fundamental para intentar conservar la Presidencia en las elecciones de 2011, previstas para octubre.
Mientras unos y otros pelean por adelantar posiciones para la batalla política que vivirá Argentina en los próximos meses, los bloqueos diarios de tránsito y las protestas en reclamo de subsidios y mejoras salariales minan la paciencia de los argentinos.
Las movilizaciones han sembrado el caos en Buenos Aires durante toda la semana, con cortes de tráfico de hasta ocho horas en las principales arterias de la ciudad, huelgas y protestas que han afectado a la actividad del aeropuerto de vuelos domésticos y de la principal estación de autobuses de la capital.
"Esta nueva fase del piqueterismo no es una anécdota", advertía en su columna de hoy Ricardo Roa, editor general adjunto del diario Clarín, sino que "está asociada a las ocupaciones masivas" y "no se trata solo de una catástrofe para circular sino de algo bastante más profundo: el conflicto social más el descontrol, en una escalada donde todo parece posible".
Por si no fuera suficiente, la ola de calor que azota Buenos Aires -que ha elevado la temperatura hasta los 35 grados- ha desatado el consumo de electricidad y ha provocado apagones en varias zonas de la ciudad y ha dejado fuera de servicio al menos un centenar de semáforos.
Un panorama que no contribuye a mejorar la imagen de la presidenta ni la del alcalde de la ciudad, Mauricio Macri, quien intenta resolver el caos de tránsito mediante cambios en el sentido de la circulación en las principales avenidas del centro y la creación de "carriles bici" criticados e infrautilizados.
Macri todavía no ha anunciado si, tal como se venía especulando, se lanzará también a la carrera presidencial o, más precavido, tratará de mantener la alcaldía de la capital.
Si logra mantener el puesto, las "okupaciones" serán sin duda un quebradero de cabeza para su gestión, en un ciudad donde más de 200.000 personas viven en villas, en su mayoría en condiciones precarias y con riesgo de derrumbe.
Mientras los principales dirigentes políticos han aprovechado la semana de Navidad para lanzarse a la carrera electoral, las "okupaciones" ilegales, los bloqueos de tránsito y las protestas callejeras diarias colman la paciencia de los argentinos en vísperas de las fiestas.
Las "okupaciones", primero en el parque Indoamericano, en el extrarradio de la ciudad de Buenos Aires, y después en decenas de predios en todo el país, ha puesto en evidencia uno de los mayores problemas de Argentina: la falta de viviendas, pero también han desatado todo tipo de especulaciones sobre el manejo y la intencionalidad política de estas tomas ilegales de terreno y su coincidencia con el aumento de las protestas en las calles.
El Gobierno de Cristina Fernández no tardó en acusar al ex presidente Eduardo Duhalde, enemigo acérrimo del fallecido Néstor Kirchner -esposo y antecesor de la presidenta-, y al alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, de promover las "okupaciones" para sembrar el caos e intentar desestabilizar.
Los intercambios de acusaciones entre los gobiernos federal y municipal no han cesado en los últimos días y Fernández se ha visto forzada a decidir cambios en su equipo y crear el ministerio de Seguridad, encabezado por la ex ministra de Defensa Nilda Garré.
En medio de la polémica, Duhalde eligió el 20 de diciembre, la misma fecha en que los disturbios terminaron con el Gobierno de Fernando de la Rúa en 2001, para presentar su candidatura presidencial y recordar, de paso, que durante su gestión (2002-2003) se "normalizó" el país tras el crack económico y social.
La presidenta no se quedó atrás y un día después reunió a los gobernadores afines y a la cúpula del partido Justicialista para ratificar su apoyo al proyecto kirchnerista y transmitir el mensaje de que cuenta con el respaldo de la estructura peronista, fundamental para intentar conservar la Presidencia en las elecciones de 2011, previstas para octubre.
Mientras unos y otros pelean por adelantar posiciones para la batalla política que vivirá Argentina en los próximos meses, los bloqueos diarios de tránsito y las protestas en reclamo de subsidios y mejoras salariales minan la paciencia de los argentinos.
Las movilizaciones han sembrado el caos en Buenos Aires durante toda la semana, con cortes de tráfico de hasta ocho horas en las principales arterias de la ciudad, huelgas y protestas que han afectado a la actividad del aeropuerto de vuelos domésticos y de la principal estación de autobuses de la capital.
"Esta nueva fase del piqueterismo no es una anécdota", advertía en su columna de hoy Ricardo Roa, editor general adjunto del diario Clarín, sino que "está asociada a las ocupaciones masivas" y "no se trata solo de una catástrofe para circular sino de algo bastante más profundo: el conflicto social más el descontrol, en una escalada donde todo parece posible".
Por si no fuera suficiente, la ola de calor que azota Buenos Aires -que ha elevado la temperatura hasta los 35 grados- ha desatado el consumo de electricidad y ha provocado apagones en varias zonas de la ciudad y ha dejado fuera de servicio al menos un centenar de semáforos.
Un panorama que no contribuye a mejorar la imagen de la presidenta ni la del alcalde de la ciudad, Mauricio Macri, quien intenta resolver el caos de tránsito mediante cambios en el sentido de la circulación en las principales avenidas del centro y la creación de "carriles bici" criticados e infrautilizados.
Macri todavía no ha anunciado si, tal como se venía especulando, se lanzará también a la carrera presidencial o, más precavido, tratará de mantener la alcaldía de la capital.
Si logra mantener el puesto, las "okupaciones" serán sin duda un quebradero de cabeza para su gestión, en un ciudad donde más de 200.000 personas viven en villas, en su mayoría en condiciones precarias y con riesgo de derrumbe.