Los Nobel son de carne y hueso


Juan Cruz, Agencias
A los Nobel les pasa de todo, como a cualquiera; a este Nobel de Literatura le gusta correr, y caminar por Estocolmo, tan solo caminar, es un deporte de alto riesgo. No es tan solo que las calles estén heladas, a seis o a diez grados bajo cero (hace una semana hubo catorce grados bajo cero) sino que, además, el frío se agarra a la garganta y te la destroza. O sea que te puedes caer, y este es un riesgo severo a ciertas edades, y además te puedes quedar sin voz. Cualquiera se puede quedar sin voz en Estocolmo. Pero si te quedas sin voz y eres Mario Vargas Llosa ya eso es muy serio, porque el Nobel de Literatura tiene que hablar esta tarde, a las 17.30, en el acto más importante de su semana en la ciudad del premio que le han concedido los académicos suecos.

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