Los líderes de la UE lanzarán un fondo de rescate para estabilizar la zona euro
Bruselas, Agencias
Los líderes europeos se reúnen hoy en Bruselas con la intención de poner en marcha medidas que permitan la estabilización definitiva de la zona del euro, que hace frente desde hace meses a una crisis sin precedentes de la deuda soberana.
Los gobernantes de la Unión Europea tienen previsto abrir el proceso para una mini reforma acelerada del Tratado de Lisboa que permita la creación entre los socios del euro de un mecanismo permanente de ayuda al que puedan recurrir los estados con problemas de financiación, bajo estrictas condiciones.
Ningún país europeo, sea miembro o no del euro, se opone a la fórmula que presentará esta tarde el presidente permanente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, pero algunas capitales dudan de que el cortafuegos sea suficiente.
Tanto Van Rompuy como el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, han advertido a los dirigentes comunitarios que no aireen en público sus diferencias sobre la respuesta a la crisis, para no agravar el nerviosismo de los inversores.
Si la cumbre que hoy comienza concluyera el viernes en un clima de desunión, nadie duda que volverían a arreciar los ataques contra la deuda de los llamados "países periféricos", dos de los cuales -Grecia e Irlanda- ya han tenido que ser "rescatados".
La presión se cierne ahora sobre Portugal y, en menor medida, sobre España, que están sufriendo un encarecimiento considerable de la financiación de su deuda.
Todos los expertos coinciden en que España, cuarta potencia de la zona euro, marca la línea divisoria que no debe ser franqueada de ningún modo, por el tamaño de su economía, mayor que la suma de Grecia, Irlanda y Portugal.
De momento, los europeos han sido capaces de socorrer a Grecia en mayo, mediante un instrumento "ad hoc" que movilizará 110.000 millones de euros en los próximos tres años, con la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Paralelamente, para neutralizar el contagio de la crisis griega a otros miembros, han establecido un mecanismo temporal de estabilización a disposición del conjunto de la zona, con capacidad para recaudar 440.000 millones de euros.
En noviembre, Irlanda se convirtió en el primer socio que tuvo que recurrir a ese fondo, para superar el colapso de su sector bancario que amenaza con arruinar al Estado.
El instrumento temporal, basado en los 440.000 millones de la llamada Facilidad europea de estabilidad financiera (EFSF, en inglés) y en garantías del presupuesto de la UE, vencerá a mediados de 2013, y de lo que se trata ahora es de crear un sustituto permanente, que ha sido bautizado como Mecanismo europeo de estabilidad (ESM).
Para establecerlo, la canciller alemana, Angela Merkel, convenció en octubre a sus homólogos de la necesidad de reformar el recién estrenado Tratado de Lisboa, a fin de blindar jurídicamente la nueva herramienta.
Alemania teme las denuncias que pudieran presentar ante su Tribunal constitucional del país los sectores críticos que ven en esta evolución una violación flagrante de la regla de la unión económica y monetaria que obliga a cada estado del euro a responsabilizarse de sus propias deudas.
Después de sondear a todos los líderes, Van Rompuy propondrá hoy la modificación de un único artículo del tratado, y su ratificación por el procedimiento rápido, dado que, en opinión de los juristas, no conducirá a una transferencia adicional de soberanía a las instituciones de la UE.
Un nuevo párrafo se añadiría al artículo 136 en virtud del cual el tratado reconocerá explícitamente a los estados del euro la capacidad para "establecer entre ellos un mecanismo de estabilidad con el fin de salvaguardar la estabilidad de la zona euro en su conjunto".
El párrafo añade que la asistencia financiera que se conceda "estará sujeta a condiciones estrictas".
Alemania todavía pretende reforzar más este lenguaje, de manera que quede claro que el mecanismo sólo sería utilizado como último recurso y en caso de que peligrara la zona euro en su conjunto, y no simplemente las finanzas de un país aislado que ha malgastado su presupuesto.
Mediante el procedimiento acelerado se pretende que el cambio en el tratado entre en vigor el 1 de enero de 2013, y que el mecanismo permanente, del que se desconocen todavía importantes detalles, empiece a funcionar a mediados de ese año.
Van Rompuy tiene la intención de circunscribir el debate, hoy y mañana, a la decisión de lanzar la reforma del tratado, pero en vísperas de la cumbre algunos líderes han querido ir más allá, lo que ha provocado tensiones.
La iniciativa más polémica ha sido la planteada públicamente nada menos que por el presidente del Eurogrupo y miembro del Consejo Europeo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, quien ha resucitado la idea de la emisión de obligaciones europeas, o eurobonos, inmediatamente rechazada por Berlín.
Los líderes europeos se reúnen hoy en Bruselas con la intención de poner en marcha medidas que permitan la estabilización definitiva de la zona del euro, que hace frente desde hace meses a una crisis sin precedentes de la deuda soberana.
Los gobernantes de la Unión Europea tienen previsto abrir el proceso para una mini reforma acelerada del Tratado de Lisboa que permita la creación entre los socios del euro de un mecanismo permanente de ayuda al que puedan recurrir los estados con problemas de financiación, bajo estrictas condiciones.
Ningún país europeo, sea miembro o no del euro, se opone a la fórmula que presentará esta tarde el presidente permanente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, pero algunas capitales dudan de que el cortafuegos sea suficiente.
Tanto Van Rompuy como el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, han advertido a los dirigentes comunitarios que no aireen en público sus diferencias sobre la respuesta a la crisis, para no agravar el nerviosismo de los inversores.
Si la cumbre que hoy comienza concluyera el viernes en un clima de desunión, nadie duda que volverían a arreciar los ataques contra la deuda de los llamados "países periféricos", dos de los cuales -Grecia e Irlanda- ya han tenido que ser "rescatados".
La presión se cierne ahora sobre Portugal y, en menor medida, sobre España, que están sufriendo un encarecimiento considerable de la financiación de su deuda.
Todos los expertos coinciden en que España, cuarta potencia de la zona euro, marca la línea divisoria que no debe ser franqueada de ningún modo, por el tamaño de su economía, mayor que la suma de Grecia, Irlanda y Portugal.
De momento, los europeos han sido capaces de socorrer a Grecia en mayo, mediante un instrumento "ad hoc" que movilizará 110.000 millones de euros en los próximos tres años, con la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Paralelamente, para neutralizar el contagio de la crisis griega a otros miembros, han establecido un mecanismo temporal de estabilización a disposición del conjunto de la zona, con capacidad para recaudar 440.000 millones de euros.
En noviembre, Irlanda se convirtió en el primer socio que tuvo que recurrir a ese fondo, para superar el colapso de su sector bancario que amenaza con arruinar al Estado.
El instrumento temporal, basado en los 440.000 millones de la llamada Facilidad europea de estabilidad financiera (EFSF, en inglés) y en garantías del presupuesto de la UE, vencerá a mediados de 2013, y de lo que se trata ahora es de crear un sustituto permanente, que ha sido bautizado como Mecanismo europeo de estabilidad (ESM).
Para establecerlo, la canciller alemana, Angela Merkel, convenció en octubre a sus homólogos de la necesidad de reformar el recién estrenado Tratado de Lisboa, a fin de blindar jurídicamente la nueva herramienta.
Alemania teme las denuncias que pudieran presentar ante su Tribunal constitucional del país los sectores críticos que ven en esta evolución una violación flagrante de la regla de la unión económica y monetaria que obliga a cada estado del euro a responsabilizarse de sus propias deudas.
Después de sondear a todos los líderes, Van Rompuy propondrá hoy la modificación de un único artículo del tratado, y su ratificación por el procedimiento rápido, dado que, en opinión de los juristas, no conducirá a una transferencia adicional de soberanía a las instituciones de la UE.
Un nuevo párrafo se añadiría al artículo 136 en virtud del cual el tratado reconocerá explícitamente a los estados del euro la capacidad para "establecer entre ellos un mecanismo de estabilidad con el fin de salvaguardar la estabilidad de la zona euro en su conjunto".
El párrafo añade que la asistencia financiera que se conceda "estará sujeta a condiciones estrictas".
Alemania todavía pretende reforzar más este lenguaje, de manera que quede claro que el mecanismo sólo sería utilizado como último recurso y en caso de que peligrara la zona euro en su conjunto, y no simplemente las finanzas de un país aislado que ha malgastado su presupuesto.
Mediante el procedimiento acelerado se pretende que el cambio en el tratado entre en vigor el 1 de enero de 2013, y que el mecanismo permanente, del que se desconocen todavía importantes detalles, empiece a funcionar a mediados de ese año.
Van Rompuy tiene la intención de circunscribir el debate, hoy y mañana, a la decisión de lanzar la reforma del tratado, pero en vísperas de la cumbre algunos líderes han querido ir más allá, lo que ha provocado tensiones.
La iniciativa más polémica ha sido la planteada públicamente nada menos que por el presidente del Eurogrupo y miembro del Consejo Europeo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, quien ha resucitado la idea de la emisión de obligaciones europeas, o eurobonos, inmediatamente rechazada por Berlín.