Las negociaciones de Cancún se adentran ya en los puntos más espinosos
Cancún, Agencias
Las negociaciones sobre el cambio climático que se celebran en Cancún se adentraron hoy en sus puntos más espinosos, entre ellos, las cifras reales de emisiones de gases contaminantes que los países, ricos y en desarrollo, se comprometen a realizar.
"Estoy convencida de que existen las condiciones para adoptar un conjunto de decisiones amplio y balanceado que conduzca a acciones globales más efectivas", afirmó la presidenta de la conferencia y canciller mexicana, Patricia Espinosa, durante una comparecencia ante la prensa.
"Hay que enfrentar las cuestiones políticas ya", urgió la comisaria europea de Acción por el Cambio Climático, Connie Hedegaard, quien insistió en que de Cancún, los 194 países que negocian, "no podemos irnos con las manos vacías. Por eso necesitamos un acuerdo equilibrado".
Los países inician mañana el tramo de la negociación ministerial, cuya apertura estará a cargo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del presidente de México, Felipe Calderón, aunque será hacia el final de la semana cuando las conversaciones se tornen más difíciles.
En la víspera de ese pistoletazo de salida de esas negociaciones, se han vuelto a repetir aunque mitigadas las posiciones que en diciembre de 2009, durante la cumbre de Copenhague, acabaron convirtiendo la reunión en un fiasco.
Así, la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC), la costarricense Christiana Figueres, reconoció que hay posturas "diametralmente" opuestas en relación a la ampliación del acuerdo firmado en la ciudad japonesa de Kioto (1997), lo que ha lastrado desde el principio todo el proceso negociador.
Persisten las diferencias, además, entre los países ricos sobre los compromisos reales de sus reducciones de gases contaminantes, y entre estos y los menos desarrollados y pobres, por la financiación que recibirán, por ejemplo, para mitigar los efectos del cambio climático y a quien le corresponderá la mayor carga.
También tienen que resolver otros asuntos como el mejor acceso de los países en desarrollo a tecnologías avanzadas o las compensaciones para evitar la deforestación, aunque sobre ellos será más fácil la convergencia.
Las delegaciones ya han empezado a presentar sus propuestas, pero según la UE son todavía "muy largas y complicadas", y aunque según Hedegaard "el acuerdo está dentro del alcance en la negociación, hace falta acelerar el paso" y que los ministros incorporen "voluntad política para el compromiso. Eso es lo que se necesita".
"Es difícil decir dónde estamos en términos totales. Creo que hay mucho trabajo bueno, muchas conversaciones y discusiones constructivas", dijo el enviado especial para cambio climático de EE.UU., Todd Stern, que señaló que aunque hay "asuntos clave abiertos", también veía "factible" un acuerdo.
EE.UU. espera que haya progresos en la financiación, la transferencia de tecnologías para hacer frente al calentamiento global, la adaptación a los fenómenos extremos y en la creación de un mecanismo contra la deforestación (REDD, por su sigla en inglés).
Precisó que aunque puede "entrever" ese acuerdo, todavía "hay que ver si suficientes países pueden converger en cómo lograrlo".
Por su parte, el jefe negociador de China en esta cumbre, Xie Zhenhua, aseguró que "cada vez hay más consenso y las diferencias se reducen. Todos tenemos que ser flexibles y estar dispuestos al compromiso".
Sin embargo, la posición de China, que no es signatario de Kioto, que expira en 2012, y que por ser un país en desarrollo considera que no está obligado a reducir sus emisiones contaminantes pese a ser el mayor contaminador del planeta, ha chocado ya con Japón y Canadá.
Así esos dos países ya han señalado que no cederán en sus posiciones a menos que Estados Unidos, que no ha ratificado ese Protocolo, y que China, tomen medidas de mitigación equivalentes a los que ellos han hecho.
Por su parte, la secretaria de Estado de Cambio Climático española, Teresa Ribera, aseguró que el éxito de esta cumbre dependerá de alcanzar "suficientes" acuerdos para lograr la prórroga del futuro pacto vinculante y rechazó la idea de algunos países de que esa prórroga represente un problema.
En opinión de la secretaria de Estado, la actitud de Japón es "legítima", dado que no es posible que sólo un grupo de países, como el asiático y la Unión Europea (UE), sean objeto de escrutinio y se les exija mayor ambición que al resto.
Brasil, Sudáfrica, India y China, los cuatro países del bloque conocido como BASIC, presentaron por su parte varios elementos que consideraron "innegociables", entre ellos que haya un compromiso para que tras su expiración, el Protocolo de Kioto se amplíe.
Bolivia, por su parte, calificó de "preocupante" la situación y exigió poner "cifras" a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, a través de las declaraciones de su jefe de delegación y embajador ante la ONU, Pablo Solón.
Subrayó la premura de resolver este "tema central", en función de los cual se podrá "seguir negociando el resto de las cuestiones".
Las negociaciones sobre el cambio climático que se celebran en Cancún se adentraron hoy en sus puntos más espinosos, entre ellos, las cifras reales de emisiones de gases contaminantes que los países, ricos y en desarrollo, se comprometen a realizar.
"Estoy convencida de que existen las condiciones para adoptar un conjunto de decisiones amplio y balanceado que conduzca a acciones globales más efectivas", afirmó la presidenta de la conferencia y canciller mexicana, Patricia Espinosa, durante una comparecencia ante la prensa.
"Hay que enfrentar las cuestiones políticas ya", urgió la comisaria europea de Acción por el Cambio Climático, Connie Hedegaard, quien insistió en que de Cancún, los 194 países que negocian, "no podemos irnos con las manos vacías. Por eso necesitamos un acuerdo equilibrado".
Los países inician mañana el tramo de la negociación ministerial, cuya apertura estará a cargo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del presidente de México, Felipe Calderón, aunque será hacia el final de la semana cuando las conversaciones se tornen más difíciles.
En la víspera de ese pistoletazo de salida de esas negociaciones, se han vuelto a repetir aunque mitigadas las posiciones que en diciembre de 2009, durante la cumbre de Copenhague, acabaron convirtiendo la reunión en un fiasco.
Así, la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC), la costarricense Christiana Figueres, reconoció que hay posturas "diametralmente" opuestas en relación a la ampliación del acuerdo firmado en la ciudad japonesa de Kioto (1997), lo que ha lastrado desde el principio todo el proceso negociador.
Persisten las diferencias, además, entre los países ricos sobre los compromisos reales de sus reducciones de gases contaminantes, y entre estos y los menos desarrollados y pobres, por la financiación que recibirán, por ejemplo, para mitigar los efectos del cambio climático y a quien le corresponderá la mayor carga.
También tienen que resolver otros asuntos como el mejor acceso de los países en desarrollo a tecnologías avanzadas o las compensaciones para evitar la deforestación, aunque sobre ellos será más fácil la convergencia.
Las delegaciones ya han empezado a presentar sus propuestas, pero según la UE son todavía "muy largas y complicadas", y aunque según Hedegaard "el acuerdo está dentro del alcance en la negociación, hace falta acelerar el paso" y que los ministros incorporen "voluntad política para el compromiso. Eso es lo que se necesita".
"Es difícil decir dónde estamos en términos totales. Creo que hay mucho trabajo bueno, muchas conversaciones y discusiones constructivas", dijo el enviado especial para cambio climático de EE.UU., Todd Stern, que señaló que aunque hay "asuntos clave abiertos", también veía "factible" un acuerdo.
EE.UU. espera que haya progresos en la financiación, la transferencia de tecnologías para hacer frente al calentamiento global, la adaptación a los fenómenos extremos y en la creación de un mecanismo contra la deforestación (REDD, por su sigla en inglés).
Precisó que aunque puede "entrever" ese acuerdo, todavía "hay que ver si suficientes países pueden converger en cómo lograrlo".
Por su parte, el jefe negociador de China en esta cumbre, Xie Zhenhua, aseguró que "cada vez hay más consenso y las diferencias se reducen. Todos tenemos que ser flexibles y estar dispuestos al compromiso".
Sin embargo, la posición de China, que no es signatario de Kioto, que expira en 2012, y que por ser un país en desarrollo considera que no está obligado a reducir sus emisiones contaminantes pese a ser el mayor contaminador del planeta, ha chocado ya con Japón y Canadá.
Así esos dos países ya han señalado que no cederán en sus posiciones a menos que Estados Unidos, que no ha ratificado ese Protocolo, y que China, tomen medidas de mitigación equivalentes a los que ellos han hecho.
Por su parte, la secretaria de Estado de Cambio Climático española, Teresa Ribera, aseguró que el éxito de esta cumbre dependerá de alcanzar "suficientes" acuerdos para lograr la prórroga del futuro pacto vinculante y rechazó la idea de algunos países de que esa prórroga represente un problema.
En opinión de la secretaria de Estado, la actitud de Japón es "legítima", dado que no es posible que sólo un grupo de países, como el asiático y la Unión Europea (UE), sean objeto de escrutinio y se les exija mayor ambición que al resto.
Brasil, Sudáfrica, India y China, los cuatro países del bloque conocido como BASIC, presentaron por su parte varios elementos que consideraron "innegociables", entre ellos que haya un compromiso para que tras su expiración, el Protocolo de Kioto se amplíe.
Bolivia, por su parte, calificó de "preocupante" la situación y exigió poner "cifras" a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, a través de las declaraciones de su jefe de delegación y embajador ante la ONU, Pablo Solón.
Subrayó la premura de resolver este "tema central", en función de los cual se podrá "seguir negociando el resto de las cuestiones".