La "base social" del narcotráfico mexicano

Alberto Nájar, BBC Mundo, México
Según la Secretaría de Seguridad Pública, muchas protestas son una pantalla para fingir respaldo.

Durante una marcha por la paz en Apatzingán, Michoacán, aparecieron de pronto decenas de carteles en apoyo a Nazario Moreno González, el fallecido líder de La Familia Michoacana.

Estas manifestaciones se presentaron en otros lugares del estado, ubicado en el oeste del país.

Se trata, dicen analistas, de una evidencia del respaldo social que la organización, como otros carteles de narcotráfico, construyeron en México.

La Secretaría de la Defensa Nacional ha dicho que unas 500.000 personas están vinculadas al tráfico de droga en el país.

Muchos son campesinos obligados a sembrar marihuana y amapola, pero también hay jóvenes que trabajan como sicarios o distribuidores.

Es un proceso ligado a las dificultades económicas, y en el caso de los agricultores es consecuencia de una decisión que adoptó el gobierno mexicano hace casi tres décadas, explicó José María Carmona, investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

"El estado abandonó el apoyo al campo y cambió su política agraria. Eso generó una importante base social al narcotráfico", dice en conversación con BBC Mundo.

Respaldo agrícola

En algunas zonas marginadas del país el narcotráfico se ha convertido en una opción real de sobrevivencia, asegura el investigador.

Los narcotraficantes financian las semillas, fertilizantes, agua y cosecha de la droga, y garantizan compensaciones adicionales en caso de que los cultivos sean destruidos por el Ejército.

Es dinero que activa las economías locales, de tal manera que no sólo los productores se benefician del narcotráfico.

No se sabe cuántas comunidades rurales están en esta situación, aunque Carmona dice que serían unas 9.000.

El presidente del Tribunal Superior Agrario, Ricardo García Villalobos, ha dicho que en el 30% de la superficie cultivable de México –unas 8 millones de hectáreas- conviven productos legales con siembras de amapola y marihuana.

En estas regiones los carteles se convirtieron en los principales financiadores de la población, añadió el funcionario.

Falso apoyo

En una marcha por la paz en Apatzingán, Michoacán, aparecieron carteles en apoyo a Nazario Moreno.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, muchas de las protestas y movilizaciones son, en realidad, una pantalla para fingir un aparente respaldo ciudadano a los carteles.

Es una táctica que han utilizado varias organizaciones, además de la Familia Michoacana.

Hace algunos años, por ejemplo, cientos de personas de Tamaulipas se trasladaron a la capital mexicana para exigir del estado la salida de la Policía Federal y el Ejército.

Algunos fueron incluso recibidos por una comisión de la Cámara de Diputados, y otros entregaron cartas en oficinas de gobierno.

Luego se supo que el viaje fue financiado por el Cartel del Golfo.
Y en Monterrey, Nuevo León, en el noroeste del país, el cartel de Los Zetas reclutó a cientos de jóvenes y adolescentes en barrios marginados para que bloquearan calles en protesta por los operativos militares.

Halcones

Según las autoridades, la táctica se aplicó hace unos días en Michoacán, donde hubo bloqueos en varios municipios en represalia por la muerte de Nazario Moreno. La Secretaría de Seguridad dijo que fue una estrategia para distraer a la Policía Federal.

Falso o no, el respaldo de ciudadanos facilita la operación de los carteles en algunas regiones, como sucede en Tamaulipas donde Los Zetas y el Cartel del Golfo tienen una red de informantes en varias ciudades de la frontera con Estados Unidos.

Los llamados "halcones" tienen la misión de espiar los movimientos de soldados, infantes de marina y policías federales. También reportan la llegada a las localidades de grupos grandes de personas o el arribo de periodistas.

Según la Procuraduría General de la República (Fiscalía), los informantes suelen ubicarse en aeropuertos, terminales de autobuses y afuera de instalaciones militares.

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