Inglaterra, con pena y sin nada de gloria


Buenos Aires, Agencias
Si la ausencia de la selección inglesa en la última Eurocopa fue una gran decepción, la caída en octavos de final del Mundial 2010 significó el triste final para una generación que prometía mucho y no ha podido conseguir ningún título.

Este equipo con Fabio Capello al frente había logrado reconciliarse con los hinchas, tras una gran eliminatoria y viajó a Sudáfrica como una de las grandes favoritas a levantar la Copa. Pero los primeros malos augurios aparecieron a comienzos de año, con el escándalo que involucró a John Terry con la ex esposa de su compañero Wayne Bridge. Y lo que bien podría haber sido un problema privado entre los dos defensores, tuvo serias repercusiones en la Selección: el entrenador le sacó la capitanía al zaguero del Chelsea y el jugador del Manchester City decidió renunciar a vestir la camiseta nacional.

Los inconvenientes empezaron a sucederse, en materia defensiva especialmente. Glen Johnson y Rio Ferdinand arrancaron la temporada lesionados y tuvieron poco rodaje previo al Mundial. El arco también era un punto débil y en Sudáfrica no faltó un blooper.

De la mitad hacia adelante parecía estar todo encaminado, hasta que en mayo se lastimó un tobillo, nada menos que, Wayne Rooney. El As de Capello. Y otra vez -como antes del 2006- a rezar por el delantero.

LA RECTA FINAL: MÁS DUDAS QUE CERTEZAS
Wembley recibió con abucheos a Terry y acumuló más bronca al ver como Egipto, el campeón africano, dominaba ante Los Tres Leones. A la zaga le costó controlar a Zidan y un error defensivo - cuándo no- de Mathew Upson, le permitió a la figura rival anotar. Fueron los cambios de Capello los que salvaron la situación. Por el doblete de Peter Crouch (ingresó por Jermaine Defoe), un tanto de Shaun Wright Phillips (por Theo Walcott) y un mayor protagonismo de Steven Gerrard, sin Frank Lampard a su lado (salió por Michael Carrick). Fue 3-1, pero quedaron muchos detalles por ajustar.

La siguiente prueba fue en mayo, de nuevo en casa, ante México, que llegaba invicto. Y tampoco resultó un rival sencillo. Inglaterra consiguió un triunfo 3-1, con goles de Ledley King, Crouch y Glen Johnson, pero la diferencia en el campo no fue tal.

Para el cierre de la preparación, el equipo de Capello viajó a Austria, para enfrentar a Japón y, de nuevo, el rendimiento no fue satisfactorio, a pesar de que el marcador fue un 2-1 favorable. Pero Frank Lampard falló un penal y la victoria llegó gracias a dos goles en contra, teniendo a Rooney, Darren Bent, Wright Phillips, Gerrard y Walcott en cancha...

Dos días después, Capello definió la lista final para el Mundial. La única sorpresa fue la excusión de Theo Walcott, quien atravesaba un buen momento en Arsenal. Los demás jugadores cortados fueron los defensores Leighton Baines y Michael Dawson, los mediocampistas Tom Huddlestone, Adam Johnson, Scott Parker y el delantero Darren Bent.

Otra decisión clave para la selección británica previa a la Copa del Mundo quedó sellada el 2 de junio, cuando la Football Association decidió anular una cláusula del contrato del entrenador, por la que podía rescindirle el contrato antes de la Euro del 2012. En el momento, se vio como un enorme voto de confianza hacia el DT. En retrospectiva, probablemente, fue un error gigantesco.

Los 23 elegidos y el cuerpo técnico acompañados por David Beckham (fuera de competencia, tras sufrir la rotura el tendón de Aquiles) arribaron a Johannesburgo el 3 de junio. Pese a todos los contratiempos, al pisar suelo sudafricano, el sueño parecía finalmente en marcha. Quedaba un obstáculo más...

El 4 de junio, a ocho días del debut, Rio Ferdinand se lesionó en el entrenamiento y quedó descartado para la competencia. Duro golpe para el plantel. Sensible baja para la defensa. Su lugar fue ocupado por Michael Dawson y la capitanía recayó en el brazo de Steven Gerrard.

En cuatro minutos en el campo del Royal Bafokeng Stadium de Rustenburg, la selección inglesa creyó borrar todos sus problemas y reconfirmarse como favorito. Una buena jugada, iniciada en el córner, luchada en tres cuartos, con toques, una perfecta habilitación de Emile Heskey, para que Steven Gerrard se colarada entre la zaga y toque de derecha ante la salida del arquero. Impecable. El equipo parecía aceitado. No duró mucho.

El conjunto americano empezó a adelantar sus líneas y obligó a los europeos a poner más recursos en defensa. Pero a cinco minutos del descanso, un viejo conocido de la Premier League Clint Dempsey sacó un disparo desde afuera del área, aparentemente dócil, pero que a Robert Green se le zafó de las manos y le entregó el empate a EEUU.

El arquero, eje de las burlas y críticas al día siguiente, también tuvo una buena respuesta ante un disparo de Jozy Altidore. No alcanzaría para evitar su condena. Inglaterra tuvo un ataque más incisivo en el complemento, aunque los centros estadounidense fueron una amenaza latente para el poco confiable Green. Pero Rooney apenas apareció con un disparo que rozó el palo y Tim Howard hizo el resto del trabajo para que el debut de ambos terminaran en 1-1.

El empate era decepcionante, pero todavía no preocupante.

Lo peor de la selección inglesa en Sudáfrica. Green Point fue escenario de un partido entre un equipo con variedad de recursos, pero inoperante, frente a otro limitado, que con muy poco supo manejar la pelota y el campo.

Como si no hubiera problemas...

El empate con Argelia desató la ira de los aficionados ingleses, pero uno fue mucho más allá que el resto. Logró burlar la seguridad del equipo inglés y de la organización y llegó hasta el vestuario. Allí, se cruzó con David Beckham y lo habría insultado.

La FA presentó la queja por el caso. Luego Becks quiso bajar el tono a lo sucedido, y dijo: "No hubo tensión ni agresión alguna, en absoluto. No habló de la actuación del equipo, sólo dijo hola".
Incluso los príncipes ingleses -parte de la delegación- bromearon al respecto: "Harry y yo nos dejamos la puerta abierta. Fue culpa nuestra", contó William.
Finalmente, lo que pudo haber sido una mancha para la organización sudafricana, quedó en la nada.Y el hincha fue liberado tras una multa.

Demasiado tarde se acordó el equipo de Capello de la importancia de ganar, pensando en clasificarse a octavos. Y el 0-0 casi que fue un premio.

"No sé si es la presión o que no estamos en un buen momento. Perdemos muchos balones y este no es el equipo que yo conozco", dijo un decepcionado Capello.

Este segundo alarmante empate generó más pesimismo en los aficionados. Dejó expuesto a un Rooney muy frustrado, quien contestó irónicamente a los silbidos: "Es lindo ver a tus hinchas silbarte". Luego tuvo que disculparse. Además, un intruso entró al vestuario (ver aparte). Y, encadenados empezaron a salir a la luz internas del plantel. Diferencias de los jugadores con Capello, que John Terry hizo públicas con un foco futbolístico, pero que tenían otro trasfondo, relacionado a la convivencia y las estrictas normas impuestas por el entrenador.

En medio de ese panorama, todos debían dejar sus egos de lado y concentrarse en lo verdaderamente importante -el juego-, porque corría riesgo su continuidad en la Copa del Mundo.

El DT movió un poco las fichas. Mantuvo en el arco a David James -de poco trabajo ante Argelia- e introdujo James Milner -de buena labor- y Jermaine Defoe, en lugar de Aaron Lennon y Emile Heskey. Y fueron los mejores 45 minutos de Inglaterra en el Mundial, en un grupo con una definición apretada.

Justamente, Defoe, tras un preciso centro de Milner al punto del penal, fue quien puso la ventaja, en 23 minutos. Y con el marcador a favor, el delantero del Tottenham, Lampard y Gerrard pisaron el acelerador, pero no consiguieron liquidar el pleito. En el complemento la presión inglesa convirtió en figura al arquero esloveno Samir Handanovic. El gol agónico de Estados United ante Argelia fue lo que terminó de matar las esperanzas de Eslovenia y Los Tres Leones se quedaron con el pase a octavos, como primeros de la zona.

Objetivo cumplido, pero con una gran deuda en el rendimiento.

"Estoy muy contento porque encontré el equipo", expresó Capello. "Los jugadores mostraron espíritu de equipo. Ahora podemos mirar hacia adelante. Podemos jugar con cualquiera porque ya no tengo preocupaciones", fueron las palabras, demasiado optimistas, de Capello.

Suele decirse que en octavos de final empieza el Mundial. Entonces, jugar el clásico contra Alemania era la mejor oportunidad para redimirse. Para comenzar de nuevo.

El encuentro en Bloemfontain estuvo a la altura de las expectativas. El joven equipo germano siempre se adelantó y cuando consiguió el primer gol, con Miroslav Klose, abrió el partido. Los dos salieron a buscar, jugando al límite, lo que Alemania aprovechó mejor, con pases largos, toques y filtraciones al medio de la zaga. Así Lukas Podolski puso el 2-0 y lo tenía para rematar. Pero un centro de Gerrard y el cabezazo con los ojos cerrados de Upson sirvieron para descontar y podría haber cambiado la historia.

Apenas un minuto después, Frank Lampard sacó un excelente disparo desde afuera, que pasó por encima de Manuel Neuer, pegó en el travesaño, picó dentro del arco, salió, el arquero, rápido de reflejos (y viveza) la sacó rápido y ni el árbitro ni los líneas vieron el claro gol. Capello en el banco y el volante del Chelsea pasaron del festejo al desconcierto.

Lampard tuvo otra clara chance, al estrellar un pelotazo en el travesaño, también la tuvo Milner. Inglaterra arriesgó y Alemania lo remató de contragolpe, con los tantos de Thomas Müller. Fin del sueño. El equipo llegó dormido y nunca pudo despertar de su pesadilla. Apenas se vieron algunos chispazos de Lampard, Gerrard, Defoe, Milner. Y la gran figura, del que más se esperaba, Wayne Rooney se fue en blanco, como si no hubiera estado. Segunda Copa del Mundo para un extraordinario goleador que seguirá en deuda con la camiseta inglesa y sus fanáticos alrededor del globo.

"Nosotros hemos tenido errores, pero el árbitro ha cometido el más grande de todos. Así es el fútbol", sostuvo un Capello con poca autocrítica. Fue la peor posición de Inglaterra en un Mundial, donde nunca había bajado del 11º lugar. En Sudáfrica, terminó 13º.


EL FIN DE UN CICLO

El fracaso debió marcar una bisagra para la Selección. El cambio que todos esperaban era el de la salida de Fabio Capello (como sucedió en otros equipos importantes, que cambiaron a su DT), pero no. El 2 de julio, la FA ratificó al entrenador en su cargo. Una decisión difícil de entender...si no se recordaba aquella anulación de la cláusula de rescisión. De manera que echar al italiano, a la Asociación le costaría unos 12 millones de euros.

Por supuesto, la FA dijo tener confianza en que Capello haya aprendido de la derrota. Pero claramente la relación del técnico se quebró con algunos jugadores en Sudáfrica y luego de tal decepción, la sifuación ameritaba un cambio.

El italiano anunció luego que se retirará después de la Euro 2012, de manera que ni siquiera estará para el siguiente Mundial y su sucesor tendrá dos años para encaminar su proyecto.

Por otro lado, Capello empezó a hablar de renovación del plantel y, por antipático que suene, la realidad es que esta "generación dorada" dejó pasar sus mejores años sin títulos y para el 2014 varios de ellos -Lampard, Gerrard, Ashley Cole y Terry entre otros- probablemente ya no estén al nivel de la Selección.

QUEDA UNA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
El técnico ya empezó a probar nuevo jugadores, hombres más jóvenes, pero mantiene una base experimentada, que buscará en la próxima Eurocopa un éxito que los haga merecedores de un lugar en la historia.

Tras el regreso a un frío Wembley, con el amistoso ante Hungría en el que Gerrard rescató el triunfo 2-1 con un doblete, llegó la hora volver a jugar por los puntos, de centrar las energías en otro objetivo importante. Y tuvo un inicio alentador en las Eliminatorias para la Euro, con la goleada 4-0 sobre Hungría, gracias a un "hat-trick" de Defoe y un tanto de Adam Johson.

También cumplió en la visita a Suiza: fue 3-1, pero lo más destacado fue el reecuentro de Rooney con el gol, vistiendo la camiseta nacional.

Y cuando parecía todo encaminado para cerrar con un mejor semblante la temporada, el empate 0-0 en Wembley con Montenegro, que lo relegó al segundo lugar del grupo; y la pálida derrota 2-1, con una formación experimental con jóvenes como Andy Carroll y Jordan Henderson, ante Francia, le recordaron a Inglaterra por qué este 2010 fue un año para olvidar.

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