Evo Morales sorprende con un "gasolinazo" que los chóferes rechazan con huelga
La Paz, Agencias
El Gobierno del presidente Evo Morales sorprendió hoy con un decreto que aumenta entre un 57% y 82% el precio de los combustibles en Bolivia que estaban congelados hace siete años, decisión que el mayor sindicato de conductores rechazó con el llamado a una huelga general indefinida desde mañana.
El vicepresidente del país, Álvaro García Linera, que ejerce la presidencia interina por el viaje de Morales a Venezuela, anunció la medida, que sindicatos y dirigentes opositores han calificado como "gasolinazo brutal" y "cirugía sin anestesia".
El coste del litro de gasolina sube de 0,53 a 0,91 centavos de dólar (un 72%), el de la gasolina premium de 0,68 centavos a 1 dólar (un 57%) y el del diesel de 0,52 a 0,96 centavos de dólar (un 82%), según los principales datos difundidos por el vicepresidente.
García Linera defendió la decisión con el argumento de que se trata de una "nivelación de precios de los combustibles" y una medida para frenar el contrabando de carburantes que este año fueron subvencionados por el Estado con 380 millones de dólares.
El valor de los carburantes bolivianos que se comercian de forma ilegal en Perú, Brasil, Chile y Argentina es de al menos 150 millones de dólares, lo que el vicepresidente calificó como una "vena abierta en los bolivianos que alimenta a los extranjeros".
Explicó además que el barril de petróleo en el mercado interno costaba desde hace siete años 27 dólares, pese a que a nivel internacional hoy está en los 90 dólares, lo que calificó de desincentivo para las empresas que producen combustibles líquidos.
La medida sorprendió a sindicalistas, incluso a los afines de Morales, a la oposición y la población, que hoy se volcó en largas filas hacia las gasolineras que comenzaron a cobrar de inmediato el nuevo coste de los combustibles.
El presidente Morales defendió varias veces que no necesitaba de un "gasolinazo", ni de un "impuestazo" para aumentar los ingresos del Estado y criticó a sus antecesores que aplicaron esas medidas.
La Confederación de Chóferes de Bolivia, el principal sindicato del sector en Bolivia con 175.000 afiliados, respondió a la medida con la convocatoria a una huelga general indefinida desde mañana.
El máximo dirigente de esa confederación, Franklin Durán, dijo en una rueda de prensa que su sector "no puede someterse" a las decisiones del Gobierno de Morales porque los nuevos precios van a tener un efecto multiplicador que afectará "la economía no sólo de los transportistas, sino también de la población en su conjunto".
Los dirigentes de los sindicatos de conductores se reunirán el martes en una asamblea en La Paz "para asumir otras medidas que frenen este 'gasolinazo'", dijo Durán, sindicalista afín a Morales.
Según Durán, el servicio del transporte puede subir hasta en un 122%, mientras que el dirigente del sindicatos de panaderos, Juan Carlos Apaza, calificó la medida como "cirugía sin anestesia" y anunció que subirá el coste de su producto, sin precisar cuánto.
La diputada opositora Norma Piérola criticó, en declaraciones, que Morales no estuviera en La Paz para anunciar en persona la decisión y explicar qué problemas tiene la economía para tomar la decisión del "gasolinazo".
También cuestionó que el ministro boliviano de Economía y Finanzas, Luis Arce, en días pasados negara ante la prensa que subiría el precio de los combustibles.
El empresario y político opositor Samuel Doria Medina dijo que "el 'gasolinazo' fue brutal" y advirtió que tendrá un impacto muy fuerte en la inflación de este año, que llegará a dos dígitos, pues en noviembre ya estaba en 5,32%, superando la meta anual del 4,5%.
Para paliar el impacto, el Gobierno decidió que el aumento salarial de 2011 será superior al de la inflación, y que la burocracia estatal trabaje desde el lunes en horario continuo, además de congelar el coste de servicios como agua, telefonía y energía eléctrica, entre otras medidas.
El Gobierno del presidente Evo Morales sorprendió hoy con un decreto que aumenta entre un 57% y 82% el precio de los combustibles en Bolivia que estaban congelados hace siete años, decisión que el mayor sindicato de conductores rechazó con el llamado a una huelga general indefinida desde mañana.
El vicepresidente del país, Álvaro García Linera, que ejerce la presidencia interina por el viaje de Morales a Venezuela, anunció la medida, que sindicatos y dirigentes opositores han calificado como "gasolinazo brutal" y "cirugía sin anestesia".
El coste del litro de gasolina sube de 0,53 a 0,91 centavos de dólar (un 72%), el de la gasolina premium de 0,68 centavos a 1 dólar (un 57%) y el del diesel de 0,52 a 0,96 centavos de dólar (un 82%), según los principales datos difundidos por el vicepresidente.
García Linera defendió la decisión con el argumento de que se trata de una "nivelación de precios de los combustibles" y una medida para frenar el contrabando de carburantes que este año fueron subvencionados por el Estado con 380 millones de dólares.
El valor de los carburantes bolivianos que se comercian de forma ilegal en Perú, Brasil, Chile y Argentina es de al menos 150 millones de dólares, lo que el vicepresidente calificó como una "vena abierta en los bolivianos que alimenta a los extranjeros".
Explicó además que el barril de petróleo en el mercado interno costaba desde hace siete años 27 dólares, pese a que a nivel internacional hoy está en los 90 dólares, lo que calificó de desincentivo para las empresas que producen combustibles líquidos.
La medida sorprendió a sindicalistas, incluso a los afines de Morales, a la oposición y la población, que hoy se volcó en largas filas hacia las gasolineras que comenzaron a cobrar de inmediato el nuevo coste de los combustibles.
El presidente Morales defendió varias veces que no necesitaba de un "gasolinazo", ni de un "impuestazo" para aumentar los ingresos del Estado y criticó a sus antecesores que aplicaron esas medidas.
La Confederación de Chóferes de Bolivia, el principal sindicato del sector en Bolivia con 175.000 afiliados, respondió a la medida con la convocatoria a una huelga general indefinida desde mañana.
El máximo dirigente de esa confederación, Franklin Durán, dijo en una rueda de prensa que su sector "no puede someterse" a las decisiones del Gobierno de Morales porque los nuevos precios van a tener un efecto multiplicador que afectará "la economía no sólo de los transportistas, sino también de la población en su conjunto".
Los dirigentes de los sindicatos de conductores se reunirán el martes en una asamblea en La Paz "para asumir otras medidas que frenen este 'gasolinazo'", dijo Durán, sindicalista afín a Morales.
Según Durán, el servicio del transporte puede subir hasta en un 122%, mientras que el dirigente del sindicatos de panaderos, Juan Carlos Apaza, calificó la medida como "cirugía sin anestesia" y anunció que subirá el coste de su producto, sin precisar cuánto.
La diputada opositora Norma Piérola criticó, en declaraciones, que Morales no estuviera en La Paz para anunciar en persona la decisión y explicar qué problemas tiene la economía para tomar la decisión del "gasolinazo".
También cuestionó que el ministro boliviano de Economía y Finanzas, Luis Arce, en días pasados negara ante la prensa que subiría el precio de los combustibles.
El empresario y político opositor Samuel Doria Medina dijo que "el 'gasolinazo' fue brutal" y advirtió que tendrá un impacto muy fuerte en la inflación de este año, que llegará a dos dígitos, pues en noviembre ya estaba en 5,32%, superando la meta anual del 4,5%.
Para paliar el impacto, el Gobierno decidió que el aumento salarial de 2011 será superior al de la inflación, y que la burocracia estatal trabaje desde el lunes en horario continuo, además de congelar el coste de servicios como agua, telefonía y energía eléctrica, entre otras medidas.