Estados Unidos perdona a Jim Morrison
Florida retira después de 41 años la demanda contra el cantante por fingir en público una masturbación
Washington, El País
Washington, El País
Este jueves, Estados Unidos ha perdonado a Jim Morrison. Y le ha costado 41 años. Dos años antes de morir en París, Morrison acudió a dar un concierto con su grupo, The Doors, en el Dinner Key Auditorium de Coconut Grove. Según una demanda presentada por varios testigos -algunos de ellos agentes de policía- Morrison se bajó la bragueta en el escenario y simuló una masturbación mientras insultaba a los asistentes. La policía local de Miami le denunció. Hubo un juicio por escándalo público y lo perdió. La apelación se estaba decidiendo cuando el cantante murió.
Morrison era, en cierto modo, una perfecta personificación de su época y de aquel lugar en donde ocurrieron los hechos supuestamente indecentes. Era un hijo de Florida, nacido en una familia militar. Lo que demostraba en escena era una premeditada rebeldía contra sus mayores y contra una sociedad que acababa de elegir a Richard Nixon como presidente. Tras él, estaba la llama de mayo del 68, la supuesta primavera de libertad y amor fraterno y juvenil. A ella pertenecían los más de 10.000 jóvenes que abarrotaban la sala de conciertos de Miami aquella primavera de 1969.
Era el sur de Estados Unidos. Eran tiempos convulsos. Ante los hechos, la archidiócesis católica de Miami organizó una manifestación a favor de la decencia pública. Logró reunir a 30.000 personas. Acudió la activista ultraconservadora Anita Bryant, la misma que rugía contra los grandes males de la homosexualidad, para denunciar la decadencia en la que caían América y el mundo. "Mucha gente en la industria del entretenimiento está realmente preocupada por el rumbo que está tomando el sector", dijo. Nixon en persona llamó a los organizadores para felicitarles por haberse opuesto en público a los excesos de Morrison.
Las autoridades de Miami emitieron seis órdenes de búsqueda contra el cantante por otros tantos cargos relacionados con conductas obscenas. Finalmente, Morrison se entregó al FBI en Los Ángeles cuatro días después. Se sometió al juicio, que tuvo lugar un año después del incidente. En el juzgado apareció desafiante. "¿Es verdad que se tropezaba con sus instrumentos en el escenario?", le preguntó el fiscal, tratando de demostrar que estaba borracho o drogado aquella noche. "Yo no toco instrumentos. Yo canto". "Bueno, y ¿admite que estaba cantando de mala forma aquel día?". "Eso es una cuestión de gusto".
Se le condenó por dos faltas: exhibicionismo y uso de lenguaje ofensivo en público. Seis meses de prisión y 500 dólares de multa. Fue esposado, llevado al calabozo y puesto en libertad previo pago de una fianza de 50.000 dólares. Muchos promotores de conciertos cancelaron las actuaciones que los Doors tenían apalabradas, temerosos de que el episodio se repitiera. Sólo darían un último concierto tras la condena de Morrison, en Nueva Orleans. El cantente-poeta se mudó a Francia, dejó el país de la decencia atrás y murió en 1971, a los 27 años. También la apelación a la condena quedó sin resolver.
Finalmente, 41 años después del incidente que, según muchos historiadores del rock, deshizo a los Doors, Morrison ha sido redimido. El comité que concede perdones judiciales en Florida decidió absolverle póstumamente de forma unánime este jueves. El propio gobernador de Florida, el independiente Charlie Crist, defendió al cantante durante la audiencia que ha tenido lugar esta semana. Posteriormente emitió un comunicado en el que explicaba que nunca hubo pruebas ni testigos muy convincentes que hagan creer que en realidad Morrison exhibió sus genitales en aquel concierto de Miami: "En un caso como este, la culpabilidad o la inocencia está en manos de Dios, no en las nuestras. Por eso he pedido el perdón a Jim Morrison".
Morrison era, en cierto modo, una perfecta personificación de su época y de aquel lugar en donde ocurrieron los hechos supuestamente indecentes. Era un hijo de Florida, nacido en una familia militar. Lo que demostraba en escena era una premeditada rebeldía contra sus mayores y contra una sociedad que acababa de elegir a Richard Nixon como presidente. Tras él, estaba la llama de mayo del 68, la supuesta primavera de libertad y amor fraterno y juvenil. A ella pertenecían los más de 10.000 jóvenes que abarrotaban la sala de conciertos de Miami aquella primavera de 1969.
Era el sur de Estados Unidos. Eran tiempos convulsos. Ante los hechos, la archidiócesis católica de Miami organizó una manifestación a favor de la decencia pública. Logró reunir a 30.000 personas. Acudió la activista ultraconservadora Anita Bryant, la misma que rugía contra los grandes males de la homosexualidad, para denunciar la decadencia en la que caían América y el mundo. "Mucha gente en la industria del entretenimiento está realmente preocupada por el rumbo que está tomando el sector", dijo. Nixon en persona llamó a los organizadores para felicitarles por haberse opuesto en público a los excesos de Morrison.
Las autoridades de Miami emitieron seis órdenes de búsqueda contra el cantante por otros tantos cargos relacionados con conductas obscenas. Finalmente, Morrison se entregó al FBI en Los Ángeles cuatro días después. Se sometió al juicio, que tuvo lugar un año después del incidente. En el juzgado apareció desafiante. "¿Es verdad que se tropezaba con sus instrumentos en el escenario?", le preguntó el fiscal, tratando de demostrar que estaba borracho o drogado aquella noche. "Yo no toco instrumentos. Yo canto". "Bueno, y ¿admite que estaba cantando de mala forma aquel día?". "Eso es una cuestión de gusto".
Se le condenó por dos faltas: exhibicionismo y uso de lenguaje ofensivo en público. Seis meses de prisión y 500 dólares de multa. Fue esposado, llevado al calabozo y puesto en libertad previo pago de una fianza de 50.000 dólares. Muchos promotores de conciertos cancelaron las actuaciones que los Doors tenían apalabradas, temerosos de que el episodio se repitiera. Sólo darían un último concierto tras la condena de Morrison, en Nueva Orleans. El cantente-poeta se mudó a Francia, dejó el país de la decencia atrás y murió en 1971, a los 27 años. También la apelación a la condena quedó sin resolver.
Finalmente, 41 años después del incidente que, según muchos historiadores del rock, deshizo a los Doors, Morrison ha sido redimido. El comité que concede perdones judiciales en Florida decidió absolverle póstumamente de forma unánime este jueves. El propio gobernador de Florida, el independiente Charlie Crist, defendió al cantante durante la audiencia que ha tenido lugar esta semana. Posteriormente emitió un comunicado en el que explicaba que nunca hubo pruebas ni testigos muy convincentes que hagan creer que en realidad Morrison exhibió sus genitales en aquel concierto de Miami: "En un caso como este, la culpabilidad o la inocencia está en manos de Dios, no en las nuestras. Por eso he pedido el perdón a Jim Morrison".