En San Siro, Roma le ganó a Milan y volvió a abrir el torneo
Roma, Espn
En el estadio San Siro, Roma le ganó de visitante al puntero Milan por 1 a 0, gracias a un gol de Marco Boriello. De esta manera, los rossoneri siguen en la cima, pero se quedaron con 36 unidades y perdieron la oportunidad de escaparse, mientras que los capitalinos, por su parte, ahora suman 29 puntos y se encuentran todavía en el quinta escalón del torneo, pero momentáneamente en soledad y a un punto de la zona Champions.
El resultado no reflejó el equilibrio que reinó en el match, con los equipos que dominaron un tiempo por parte y con los locales que hubieran seguramente merecido meter por lo menos un gol a lo largo de todo el partido.
En efecto, los primeros 45 minutos fueron totalmente controlados por el Diávolo, que con un juego rápido, buen ritmo y un gran aporte de los volantes, quienes cerraron con continuidad en la zona central cada iniciativa de los rivales, mantuvo una posesión constante y eficaz.
Sin embargo, cada vez que Milan llegó sobre los últimos 16 metros sus jugadores fallaron el último pase o lucieron una pésima puntería, disparando afuera o encima del portero Doni. Por encima, a los 22 minutos Pirlo tuvo que salir por una lesión a una rodilla (remediada por un patadón de Menéz) y los rossoneri perdieron mucho en la precisión de la maniobra y, por ende, en la intensidad del juego.
Ese incidente le permitió a la Loba equilibrar paulatinamente el encuentro, que se puso muy parejo sobre el final de etapa y así siguió en el comienzo del complemento. Con el pasar de los minutos, Roma se ordenó cada vez más y de esa manera logró ahogar la maniobra de Milan con el sólo recurso de dejar que los locales erraran solos.
La movida resultó ser acertada e inteligente, porque de esa manera a los giallorossi les sobraron energías para dedicarse al armado del juego, logrando tomar paulatinamente el dominio del match. También en este caso, el control no se traducía en gol por culpa de la esterilidad ofensiva, pero al minuto 24 un golpe de suerte salvó a la visita: Menéz se fue bárbaro por derecha y metió un centro bajo en el área chica, que Abate quiso despejar pero terminó por rematar encima de Boriello, con el balón que rebotó sobre el delantero ex-milanista y se metió en el arco de Abbiati.
Milan se desmoronó totalmente y empezó a errar más que antes, luciendo otra vez más una clara dificultad psicológica a la hora de resolver partidos que se le ponen complicados. En ese marco, mucha culpa la tuvo Allegri, quien a pesar de que a su equipo no se le caía una idea, esperó para meter algún cambio hasta a cinco minutos del final.
De todas maneras, Milan tuvo tres chances clarísimas para igualar, pero nuevamente la puntería o la frialdad traicionaron, negándoles a los rossoneri la oportunidad de igualar y condenándolos a la segunda derrota en casa del torneo, ocho fechas más tarde de la caída en San Siro ante otro grande del Calcio, Juventus.
Los más atentos recordarán que, también en ese caso, Milan había comenzado mejor pero no supo reaccionar ante un juego más físico y, sobre todo, ante la adversidad en el marcador. Parece ser entonces un defecto estructural, sobre el que Allegri deberá trabajar en el futuro.