El Papa exalta el valor de la constancia y la paciencia en un mundo cambiante
Ciudad del Vaticano, Agencias
El papa Benedicto XVI subrayó hoy el valor de "la constancia y la paciencia" en un mundo como el actual que "exalta el cambio y la capacidad de adaptarse siempre a nuevas y diferentes situaciones".
"Sin restar importancia a estos a aspectos, que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos insta a potenciar esa tenacidad interior, esa resistencia del ánimo, que permite que no nos desesperemos a la espera de un bien que tarda en llegar", dijo el Pontífice en el rezo del Ángelus dominical desde la plaza de San Pedro del Vaticano.
Así, puso de ejemplo al agricultor que espera "con constancia" el "precioso fruto de la tierra" desde que recibe las primeras hasta las últimas lluvias.
"Sed constantes y reconfortad vuestros corazones porque la llegada del Señor se encuentra cerca", afirmó el Papa, que recordó que para "hacer más fuertes los corazones" tenemos la Palabra de Dios.
"Mientras todo pasa y cambia, la Palabra del Señor no pasa. Si las vicisitudes de la vida nos hacen sentir perdidos y las certezas parecen derrumbarse, tenemos todavía una brújula para hallar el camino, para no ir a la deriva", aseveró.
El Pontífice propuso el modelo de los profetas, aquellas personas que Dios ha llamado para que hablen en su nombre, "que encuentran su felicidad y su fuerza en la Palabra del Señor".
"Mientras los hombres con frecuencia buscan la felicidad en caminos que se revelan equivocados, el profeta anuncia la verdadera esperanza, aquella que no decepciona porque está basada en la fidelidad a Dios", concluyó Benedicto XVI.
En este tercer domingo de Adviento, el Papa renovó además la tradición de bendecir las figuritas del "Niño Jesús" que se colocarán en Navidad en los portales de Belén de las casas y en la que hoy tomaron parte unos 2.000 niños.
La tradición de bendecir los "bambinelli" (niños Jesús) se remonta a Pío XII y desde entonces todos los papas en este domingo de Adviento bendicen a las cientos de figuritas que los niños romanos y de otros lugares llevan hasta la plaza de San Pedro.
El papa Benedicto XVI subrayó hoy el valor de "la constancia y la paciencia" en un mundo como el actual que "exalta el cambio y la capacidad de adaptarse siempre a nuevas y diferentes situaciones".
"Sin restar importancia a estos a aspectos, que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos insta a potenciar esa tenacidad interior, esa resistencia del ánimo, que permite que no nos desesperemos a la espera de un bien que tarda en llegar", dijo el Pontífice en el rezo del Ángelus dominical desde la plaza de San Pedro del Vaticano.
Así, puso de ejemplo al agricultor que espera "con constancia" el "precioso fruto de la tierra" desde que recibe las primeras hasta las últimas lluvias.
"Sed constantes y reconfortad vuestros corazones porque la llegada del Señor se encuentra cerca", afirmó el Papa, que recordó que para "hacer más fuertes los corazones" tenemos la Palabra de Dios.
"Mientras todo pasa y cambia, la Palabra del Señor no pasa. Si las vicisitudes de la vida nos hacen sentir perdidos y las certezas parecen derrumbarse, tenemos todavía una brújula para hallar el camino, para no ir a la deriva", aseveró.
El Pontífice propuso el modelo de los profetas, aquellas personas que Dios ha llamado para que hablen en su nombre, "que encuentran su felicidad y su fuerza en la Palabra del Señor".
"Mientras los hombres con frecuencia buscan la felicidad en caminos que se revelan equivocados, el profeta anuncia la verdadera esperanza, aquella que no decepciona porque está basada en la fidelidad a Dios", concluyó Benedicto XVI.
En este tercer domingo de Adviento, el Papa renovó además la tradición de bendecir las figuritas del "Niño Jesús" que se colocarán en Navidad en los portales de Belén de las casas y en la que hoy tomaron parte unos 2.000 niños.
La tradición de bendecir los "bambinelli" (niños Jesús) se remonta a Pío XII y desde entonces todos los papas en este domingo de Adviento bendicen a las cientos de figuritas que los niños romanos y de otros lugares llevan hasta la plaza de San Pedro.