El juicio contra la pareja que abusaba de sus hijos conmociona a los puertorriqueños

San Juan, Agencias
El juicio a una pareja acusada de violar y cometer actos lascivos contra los seis hijos de la imputada conmociona a la sociedad puertorriqueña, en la que, según expertos, no son extrañas en la adolescencia relaciones sexuales entre primos.

Los puertorriqueños siguen atónitos un juicio que ha llevado a las portadas de la prensa a Awilda García y a su compañero, Santos González, quienes, presuntamente, entre los años 2001 y 2004 violaron y organizaron orgías con los seis hijos de la acusada.

La agente de Policía Olga González, testigo en el juicio contra los dos acusados, relató al juez los testimonios que recogió de los seis niños -algunos hoy cercanos a la veintena-, en los cuales se rememoran orgías en las que participaba toda la familia e incluso amistades.

Las orgías eran acompañadas de vídeos pornográficos que la pareja utilizaba como ilustración para sus hijos, quienes en sus declaraciones a la Policía narraron que eran como "lío con todo el mundo teniendo sexo a la vez".

Los encuentros sexuales múltiples llegaron, incluso, a contar con la participación de familiares de la acusada y de otras personas cercanas al círculo de la pareja, presentados por la prensa local como depravados organizadores de orgías.

La indignación entre los puertorriqueños ha ido en aumento conforme se han ido conociendo detalles de las prácticas llevadas a cabo en el hogar de la pareja, en el residencial Tomás Torolla de Morovis, municipio del centro de Puerto Rico.

Los puertorriqueños se preguntan cómo una madre, que según dijo la agente policial en su declaración -tomada del relato de los niños- mantenía relaciones sexuales habitualmente con su hijo menor, pudo permitir esas prácticas durante años.

La sexóloga Wanda Smith, una de las profesionales más populares de la isla caribeña, señaló hoy que este caso se trata de una excepción y que el incesto no es una característica de la sociedad puertorriqueña.

Smith, sin embargo, dijo que no es extraño que adolescentes se inicien en el sexo con personas de su entorno más cercano, en especial con primos.

La sexóloga recordó el dicho puertorriqueño de "Los primos se exprimen", utilizado popularmente para reflejar precisamente los contactos sexuales que se dan en edades tempranas entre familiares.

En relación al caso de la pareja de Morovis, dijo que según lo que ha trascendido, las prácticas aberrantes habrían comenzado cuando el compañero de Awilda García se trasladó al domicilio familiar, lo que reflejaría la influencia de Santos González en el inicio de éstas.

La directora del Programa para Niños Maltratados y Víctimas de Abuso Sexual, Brenda Mirabal, señaló por su parte que las agresiones sexuales en el seno familiar se producen cada vez con más frecuencia.

Mirabal, catedrática del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, indicó que el incesto ha aumentado en los últimos años, práctica que dijo solía ser protagonizada por padres, padrastros y abuelos de las víctimas y que ahora se registra también entre hermanos.

El fiscal Israel Chico ya terminó el interrogatorio, en el Tribunal de Arecibo, a la agente policial que investigó el caso, Olga González, que en su declaración -tomada del relato recogido a los niños- aseguró que los seis menores eran obligados a mantener relaciones sexuales entre ellos y con la pareja.

El testimonio de la agente describió orgías en que todos participaban sobre un colchón de una sala de la residencia familiar.

La pareja, incluso, invitaba a otros vecinos y familiares, que los niños identificaron con apellidos y apodos, a participar en las orgías.

Awilda García, de 38 años, y su compañero sentimental, Santos González, de 40, están acusados de 116 cargos por violación, actos lascivos, sodomía y maltrato contra los seis hijos de la imputada.

Los abusos se habrían cometido entre 2001 y 2004, año en que el Departamento de la Familia retiró la custodia de los niños debido al consumo de drogas a la pareja, que ingresó en prisión por los cargos que se les imputa el pasado septiembre.

Las niñas tenían entre tres y seis años cuando comenzaron los abusos sexuales, mientras que los hijos varones contaban con edades comprendidas entre los seis y los nueve años.

El padre biológico de los seis menores se mantiene al margen del caso al entrar y salir de centros penitenciarios de formal habitual.

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