EE UU y Brasil colaboran en secreto contra los islamistas
Madrid, El País
El Gobierno brasileño mantiene un doble discurso sobre la lucha antiterrorista en su propio país. Por un lado, niega que exista esa amenaza y protesta airadamente cuando se le menciona la triple frontera (entre Argentina, Paraguay y Brasil) como posible foco de apoyo a la organización islámista Hezbolá o de financiación de grupos extremistas, y por otro, colabora plenamente en el campo operativo con las agencias antiterroristas de Estados Unidos, no solo para investigar los indicios que le proporcionan, sino para intercambiar información propia. Así se desprende de los telegramas enviados por la Embajada de Estados Unidos en Brasil a lo largo de los últimos años.
Los despachos diplomáticos admiten, además, que aunque los medios de comunicación prestan una atención relevante a la triple frontera, la principal preocupación antiterrorista de los servicios de inteligencia brasileños y estadounidenses (cable 136564) se relaciona mucho más con la gran ciudad de São Paulo, donde se ha detectado "la presencia de individuos vinculados al terrorismo, en particular varios sospechosos extremistas suníes y algunas personas ligadas a Hezbolá".
Los diplomáticos de Estados Unidos explican que la razón de ese doble lenguaje no reside solo en el deseo del Gobierno brasileño de proteger a su amplia comunidad musulmana (que según unos telegramas sobrepasa el millón de personas y según otros, no llega a los 500.000) sino también por su temor "paranoico" a que Washington utilice la lucha antiterrorista como un pretexto para reclamar un "legítimo interés" en la triple frontera o en el Amazonas. Según un telegrama de septiembre de 2009, el ministro de Exteriores, Celso Amorim, aludió a unas "pretendidas declaraciones de oficiales norteamericanos, según las cuales, la triple frontera podía ser un objetivo legítimo de EE UU, si se descubriera actividad terrorista en ella".
Desconfianza sobre el Amazonas
Un telegrama de diciembre de 2009 (cable 242234) insiste en esa "profunda desconfianza" brasileña. "Aunque para los americanos sea ridícula la idea de que Estados Unidos pueda albergar planes para invadir o internacionalizar el Amazonas o de apoderarse de las reservas petroleras en el pre-sal, lo cierto es que esa preocupación planea regularmente en nuestras reuniones con funcionarios, académicos o periodistas brasileños y que está en la raíz de su desconfianza e inseguridad respecto a nuestra presencia en la región", escribe el embajador.
En el mismo telegrama se asegura que los brasileños mantienen actitudes paranoicas parecidas respecto a la presencia de organizaciones no gubernamentales en el área del Amazonas, hasta el extremo de obligarlas a inscribirse en un registro especial, y sobre la compra de amplias extensiones de tierras por parte de extranjeros. La nueva Estrategia Militar de Defensa (cable 186498), añade, concede a las Fuerzas Armadas el mandato de proteger la soberanía de Brasil contra un país o grupo de países que actúe "bajo el pretexto de supuestos intereses de la humanidad". "Afortunadamente", ironiza el telegrama, "las fuerza armadas brasileñas permanecen enfocadas en retos más realistas".
El que los funcionarios brasileños nieguen la posible existencia de contactos o apoyos a grupos terroristas en territorio de su país ("frecuentemente nos preguntan: '¿De qué triple frontera hablan? Tenemos nueve triples fronteras", asegura un telegrama), la realidad es que la Embajada de Estados Unidos en Brasilia se muestra generalmente muy satisfecha con la cooperación que existe en el plano efectivo y operacional. Un despacho de octubre de 2009 (cable 227899) recoge que, por primera vez, el jefe de la división de inteligencia de la Policía Federal brasileña, Daniel Lorenz, ha admitido, en una audiencia ante la Cámara de Diputados, que un individuo arrestado en abril bajo la acusación de promover el odio es en realidad alguien ligado a Al Qaeda. Por primera vez también, Brasil acepta que los terroristas podrían estar interesados en el país "debido al hecho de que Río de Janeiro será la sede de los Juegos Olímpicos en 2016".
De la lectura de un nutrido grupo de telegramas se deduce que los brasileños no creen que la tripe frontera sea un lugar especialmente peligroso desde el punto de vista de un posible apoyo o financiación de grupos terroristas islamistas. "Según Lorenz", asegura un cable, "la gente que conoció la triple frontera en los años 90, sabe que ya no es lo que fue. Ahora son las redes criminales chinas las que están más activas y no las árabes, nos asegura". Los norteamericanos no cejan en su interés por la zona, pero creen que los brasileños sospechan que esa atención está más relacionada con problemas de contrabando y piratería que realmente con la lucha antiterrorista. En cualquier caso, Brasil se niega a activar el foro llamado 3+1 (los países fronterizos, más Estados Unidos) que se creó en los noventa para intercambiar información y aspectos operacionales, y que languidece sin remedio.
Donde, según los telegramas, coincide el nerviosismo de unos y de otros es en los suburbios de São Paulo "y en otras áreas del sur de Brasil". "Pese a la retórica negativista de Itamaraty (ministerio de Exteriores brasileño), la Policía Federal, las Aduanas y la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) son conscientes de las amenazas", asegura un despacho titulado "Contraterrrorismo: mirando más allá de la triple frontera". "La Policía Federal", explica "detiene a menudo a individuos con vinculaciones terroristas, pero les acusa de una gran variedad de delitos no relacionados con el terrorismo, para evitar llamar la atención de los medios y de los más altos niveles del Gobierno". "El año pasado (2007), la Policía Federal arrestó a varias personas implicadas en la financiación de actividades terroristas pero basó sus detenciones en delitos relacionados con las drogas y evasión fiscal", precisa.
Unos 500.000 musulmanes en Brasil
Los servicios de inteligencia y la policía brasileña, informa la Embajada norteamericana, han centrado sus mayores esfuerzos en el área de São Paulo y en las áreas cercanas a Perú, Colombia y Venezuela. Un telegrama del consulado en São Paulo, en noviembre de 2009, observa que según los datos que maneja la propia comunidad islámica de la ciudad, solo hay en Brasil entre 400.000 y 500.000 musulmanes y no los cerca de 1,5 o 2 millones a los que aluden otras fuentes.
"La mayoría de los musulmanes en Brasil son suníes de ascendencia libanesa, cuyas familias llegaron hace décadas", explica el consulado., "pero más recientemente ha aparecido un grupo de inmigrantes, que procede también de Líbano, pero que son más pobres y, en su mayoría, chiíes". "Su política es más radical y frecuentemente miran hacia Hezbolá para buscar liderazgo". El cónsul, que preparaba la visita a la ciudad de la representante especial de Obama para las comunidades musulmanas, Farah Pandith, explica detalladamente: "Aunque la abrumadora mayoría de los musulmanes son moderados, existen aquí algunos elementos genuinamente radicales, algunos en Foz de Iguazú y otros entre los aproximadamente 20.000 chiíes de orientación Hezbolá que viven en São Paulo (...) Musulmanes suníes moderados afirman que algunos inmigrantes chiíes viajan a Brasil con el apoyo de Hezbolá, según se dice, con 50.000 dólares, para crear negocios que ayuden a Hezbolá en Líbano".
El Gobierno brasileño mantiene un doble discurso sobre la lucha antiterrorista en su propio país. Por un lado, niega que exista esa amenaza y protesta airadamente cuando se le menciona la triple frontera (entre Argentina, Paraguay y Brasil) como posible foco de apoyo a la organización islámista Hezbolá o de financiación de grupos extremistas, y por otro, colabora plenamente en el campo operativo con las agencias antiterroristas de Estados Unidos, no solo para investigar los indicios que le proporcionan, sino para intercambiar información propia. Así se desprende de los telegramas enviados por la Embajada de Estados Unidos en Brasil a lo largo de los últimos años.
Los despachos diplomáticos admiten, además, que aunque los medios de comunicación prestan una atención relevante a la triple frontera, la principal preocupación antiterrorista de los servicios de inteligencia brasileños y estadounidenses (cable 136564) se relaciona mucho más con la gran ciudad de São Paulo, donde se ha detectado "la presencia de individuos vinculados al terrorismo, en particular varios sospechosos extremistas suníes y algunas personas ligadas a Hezbolá".
Los diplomáticos de Estados Unidos explican que la razón de ese doble lenguaje no reside solo en el deseo del Gobierno brasileño de proteger a su amplia comunidad musulmana (que según unos telegramas sobrepasa el millón de personas y según otros, no llega a los 500.000) sino también por su temor "paranoico" a que Washington utilice la lucha antiterrorista como un pretexto para reclamar un "legítimo interés" en la triple frontera o en el Amazonas. Según un telegrama de septiembre de 2009, el ministro de Exteriores, Celso Amorim, aludió a unas "pretendidas declaraciones de oficiales norteamericanos, según las cuales, la triple frontera podía ser un objetivo legítimo de EE UU, si se descubriera actividad terrorista en ella".
Desconfianza sobre el Amazonas
Un telegrama de diciembre de 2009 (cable 242234) insiste en esa "profunda desconfianza" brasileña. "Aunque para los americanos sea ridícula la idea de que Estados Unidos pueda albergar planes para invadir o internacionalizar el Amazonas o de apoderarse de las reservas petroleras en el pre-sal, lo cierto es que esa preocupación planea regularmente en nuestras reuniones con funcionarios, académicos o periodistas brasileños y que está en la raíz de su desconfianza e inseguridad respecto a nuestra presencia en la región", escribe el embajador.
En el mismo telegrama se asegura que los brasileños mantienen actitudes paranoicas parecidas respecto a la presencia de organizaciones no gubernamentales en el área del Amazonas, hasta el extremo de obligarlas a inscribirse en un registro especial, y sobre la compra de amplias extensiones de tierras por parte de extranjeros. La nueva Estrategia Militar de Defensa (cable 186498), añade, concede a las Fuerzas Armadas el mandato de proteger la soberanía de Brasil contra un país o grupo de países que actúe "bajo el pretexto de supuestos intereses de la humanidad". "Afortunadamente", ironiza el telegrama, "las fuerza armadas brasileñas permanecen enfocadas en retos más realistas".
El que los funcionarios brasileños nieguen la posible existencia de contactos o apoyos a grupos terroristas en territorio de su país ("frecuentemente nos preguntan: '¿De qué triple frontera hablan? Tenemos nueve triples fronteras", asegura un telegrama), la realidad es que la Embajada de Estados Unidos en Brasilia se muestra generalmente muy satisfecha con la cooperación que existe en el plano efectivo y operacional. Un despacho de octubre de 2009 (cable 227899) recoge que, por primera vez, el jefe de la división de inteligencia de la Policía Federal brasileña, Daniel Lorenz, ha admitido, en una audiencia ante la Cámara de Diputados, que un individuo arrestado en abril bajo la acusación de promover el odio es en realidad alguien ligado a Al Qaeda. Por primera vez también, Brasil acepta que los terroristas podrían estar interesados en el país "debido al hecho de que Río de Janeiro será la sede de los Juegos Olímpicos en 2016".
De la lectura de un nutrido grupo de telegramas se deduce que los brasileños no creen que la tripe frontera sea un lugar especialmente peligroso desde el punto de vista de un posible apoyo o financiación de grupos terroristas islamistas. "Según Lorenz", asegura un cable, "la gente que conoció la triple frontera en los años 90, sabe que ya no es lo que fue. Ahora son las redes criminales chinas las que están más activas y no las árabes, nos asegura". Los norteamericanos no cejan en su interés por la zona, pero creen que los brasileños sospechan que esa atención está más relacionada con problemas de contrabando y piratería que realmente con la lucha antiterrorista. En cualquier caso, Brasil se niega a activar el foro llamado 3+1 (los países fronterizos, más Estados Unidos) que se creó en los noventa para intercambiar información y aspectos operacionales, y que languidece sin remedio.
Donde, según los telegramas, coincide el nerviosismo de unos y de otros es en los suburbios de São Paulo "y en otras áreas del sur de Brasil". "Pese a la retórica negativista de Itamaraty (ministerio de Exteriores brasileño), la Policía Federal, las Aduanas y la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) son conscientes de las amenazas", asegura un despacho titulado "Contraterrrorismo: mirando más allá de la triple frontera". "La Policía Federal", explica "detiene a menudo a individuos con vinculaciones terroristas, pero les acusa de una gran variedad de delitos no relacionados con el terrorismo, para evitar llamar la atención de los medios y de los más altos niveles del Gobierno". "El año pasado (2007), la Policía Federal arrestó a varias personas implicadas en la financiación de actividades terroristas pero basó sus detenciones en delitos relacionados con las drogas y evasión fiscal", precisa.
Unos 500.000 musulmanes en Brasil
Los servicios de inteligencia y la policía brasileña, informa la Embajada norteamericana, han centrado sus mayores esfuerzos en el área de São Paulo y en las áreas cercanas a Perú, Colombia y Venezuela. Un telegrama del consulado en São Paulo, en noviembre de 2009, observa que según los datos que maneja la propia comunidad islámica de la ciudad, solo hay en Brasil entre 400.000 y 500.000 musulmanes y no los cerca de 1,5 o 2 millones a los que aluden otras fuentes.
"La mayoría de los musulmanes en Brasil son suníes de ascendencia libanesa, cuyas familias llegaron hace décadas", explica el consulado., "pero más recientemente ha aparecido un grupo de inmigrantes, que procede también de Líbano, pero que son más pobres y, en su mayoría, chiíes". "Su política es más radical y frecuentemente miran hacia Hezbolá para buscar liderazgo". El cónsul, que preparaba la visita a la ciudad de la representante especial de Obama para las comunidades musulmanas, Farah Pandith, explica detalladamente: "Aunque la abrumadora mayoría de los musulmanes son moderados, existen aquí algunos elementos genuinamente radicales, algunos en Foz de Iguazú y otros entre los aproximadamente 20.000 chiíes de orientación Hezbolá que viven en São Paulo (...) Musulmanes suníes moderados afirman que algunos inmigrantes chiíes viajan a Brasil con el apoyo de Hezbolá, según se dice, con 50.000 dólares, para crear negocios que ayuden a Hezbolá en Líbano".