Duros testimonios de dos ayudantes de los Kirchner
Buenos Aires, El País
El difícil trato personal tanto con el ex presidente Néstor Kirchner como con su esposa, la actual presidenta, Cristina Fernández, y la preocupación que provoca el Gobierno argentino en la región fueron recogidos en buen número de telegramas enviados por las distintas embajadas de Estados Unidos, no solo la de Buenos Aires sino también las de España o Chile, por ejemplo. Los testimonios más llamativos son, sin embargo, los de dos políticos que fueron nada menos que jefes de gabinete en sucesivos Gobiernos de los Kirchner, Alberto Fernández (2003-2008) y Sergio Massa (2008-2009). Según el relato de un diplomático norteamericano, pocas semanas después de abandonar el cargo, Massa les aseguró que quien dirigía el Gobierno era Néstor Kirchner y que la presidenta "cumplía órdenes".
Los diplomáticos norteamericanos anotaron con todo detalle las confidencias que les fueron haciendo los políticos argentinos que les visitaban o con los que coincidían en cenas o encuentros privados.
En algunos casos, son los propios embajadores quienes emiten un juicio paralelo sobre su interlocutor. Es curiosa, por ejemplo, la opinión de la actual embajadora sobre el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri: "La reunión sirvió para recordarnos su brusquedad, su maniquea visión del mundo y su incomodidad con las sutilezas de las comunicaciones interpersonales. Cortó la reunión abruptamente a los 20 minutos", explica en un documento fechado en noviembre de 2009. "Son cualidades que comparte con Néstor Kirchner, su gran rival político", escribe Vilma Martínez.
El testimonio más crudo es el de Sergio Massa, el actual alcalde de Tigre, quien se manifestó con tanta dureza en una cena celebrada en noviembre de 2009, en casa de un amigo financiero, que, según explica la embajadora norteamericana, su propia esposa, Malena Galmarini, alarmada, le hizo, sin éxito, repetidas señas para que se callase.
El despacho diplomático asegura que el ex jefe de gabinete dijo que consideraba que los Kirchner no tenían ni la menor oportunidad de ganar las elecciones presidenciales de 2011. Massa, explica la embajadora de Estados Unidos, descarta de plano cualquier posibilidad de que Argentina se deslice por un camino parecido al de Venezuela. "Cree que, con todos sus problemas, Argentina no es Venezuela. Su sociedad es demasiado educada, tiene una amplia clase media y su economía es mucho más compleja que el monocultivo petrolero de Caracas. Argentina, explicó, no permitirá a los Kirchner consolidar su poder con mayor gobierno autocrático".
La alarma de Malena Galmarini llegó, según el documento, cuando su marido calificó a Néstor Kirchner de "psicópata", un "monstruo" cuya "aproximación matona" a la política refleja su sentido de inferioridad. Massa estaba tan relajado, según el testimonio de la diplomática norteamericana, que le pidió a su mujer que dejara de hacerle muecas. Cuando solo han pasado cinco meses desde que abandonó el puesto de jefe de gabinete de Cristina Fernández, el supuesto "mano derecha" asegura que ha tenido que lidiar con una presidenta "sometida" a su marido y que "la presidenta trabajaría mucho mejor sin Néstor que con él". Siempre según el relato norteamericano, Massa ya había dicho algo parecido en septiembre: "Nos asegura que CFK remite casi todos los asuntos a su marido y que en la práctica solo obedece órdenes".
Alberto Fernández, que también fue jefe de gabinete entre mayo de 2003 y julio de 2008, aparece igualmente como muy crítico con los Kirchner, aunque mucho más discreto. "Afirma que Néstor Kirchner tiene mejor reputación de competencia que su esposa, pero que no podrá ganar las elecciones de 2011", asegura un telegrama. Fernández predice que el ex presidente no puede esperar más de un 20% de los votos en una primera ronda y que esos votos son "fundamentalistas", que reflejan afinidad ideológica con las variadas maquinarias políticas fieles al proyecto Kirchner. El ex jefe de gabinete expresa su temor a que "CFK gobierne progresivamente más desde la izquierda, que es el único sector que les permanece fiel", pero que esa estrategia será finalmente fallida porque "la izquierda por sí misma no es capaz de llevar a nadie a la presidencia en este país", explica el despacho enviado a Washington.
La preocupación por la situación política argentina se refleja también en un telegrama de la Embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile, que recoge comentarios de la presidenta Michelle Bachelet al secretario de Estado adjunto, Arturo Valenzuela, durante su visita en enero de 2010. La presidenta chilena pasa revista a la actualidad latinoamericana en su conjunto y, en el caso de Argentina, afirma el documento, "expresa francamente los retos que enfrenta ese país, desde sus débiles instituciones y su falta de una democracia robusta a su inestable presidente". El texto no entrecomilla ni atribuye palabras exactas a Bachelet sino que resume una conversación.
Tampoco se entrecomillan los comentarios sobre el Gobierno argentino que formuló el secretario general de la Oficina del presidente del Gobierno español, Bernardino León, durante su entrevista con el entonces secretario de Estado adjunto, Thomas Shannon, en mayo de 2008. El despacho de la Embajada norteamericana en Madrid asegura que León califica a Argentina de muy preocupante y que les explica que las empresas españolas están inquietas por el tono populista de su Gobierno y el nivel de corrupción. "Hay gente complicada y movimientos en torno a la presidencia (argentina)", resume el telegrama. "León sugiere que algunos viven de acuerdo con el viejo dicho de que un político que es pobre es un pobre político", relata el diplomático norteamericano que firma el despacho.
Según se explica, León cree que el Gobierno argentino ha comprendido mejor los costes de una asociación con Venezuela a raíz de la decisión de Chávez de nacionalizar la empresa Sidor, de capital italiano y argentino.
El difícil trato personal tanto con el ex presidente Néstor Kirchner como con su esposa, la actual presidenta, Cristina Fernández, y la preocupación que provoca el Gobierno argentino en la región fueron recogidos en buen número de telegramas enviados por las distintas embajadas de Estados Unidos, no solo la de Buenos Aires sino también las de España o Chile, por ejemplo. Los testimonios más llamativos son, sin embargo, los de dos políticos que fueron nada menos que jefes de gabinete en sucesivos Gobiernos de los Kirchner, Alberto Fernández (2003-2008) y Sergio Massa (2008-2009). Según el relato de un diplomático norteamericano, pocas semanas después de abandonar el cargo, Massa les aseguró que quien dirigía el Gobierno era Néstor Kirchner y que la presidenta "cumplía órdenes".
Los diplomáticos norteamericanos anotaron con todo detalle las confidencias que les fueron haciendo los políticos argentinos que les visitaban o con los que coincidían en cenas o encuentros privados.
En algunos casos, son los propios embajadores quienes emiten un juicio paralelo sobre su interlocutor. Es curiosa, por ejemplo, la opinión de la actual embajadora sobre el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri: "La reunión sirvió para recordarnos su brusquedad, su maniquea visión del mundo y su incomodidad con las sutilezas de las comunicaciones interpersonales. Cortó la reunión abruptamente a los 20 minutos", explica en un documento fechado en noviembre de 2009. "Son cualidades que comparte con Néstor Kirchner, su gran rival político", escribe Vilma Martínez.
El testimonio más crudo es el de Sergio Massa, el actual alcalde de Tigre, quien se manifestó con tanta dureza en una cena celebrada en noviembre de 2009, en casa de un amigo financiero, que, según explica la embajadora norteamericana, su propia esposa, Malena Galmarini, alarmada, le hizo, sin éxito, repetidas señas para que se callase.
El despacho diplomático asegura que el ex jefe de gabinete dijo que consideraba que los Kirchner no tenían ni la menor oportunidad de ganar las elecciones presidenciales de 2011. Massa, explica la embajadora de Estados Unidos, descarta de plano cualquier posibilidad de que Argentina se deslice por un camino parecido al de Venezuela. "Cree que, con todos sus problemas, Argentina no es Venezuela. Su sociedad es demasiado educada, tiene una amplia clase media y su economía es mucho más compleja que el monocultivo petrolero de Caracas. Argentina, explicó, no permitirá a los Kirchner consolidar su poder con mayor gobierno autocrático".
La alarma de Malena Galmarini llegó, según el documento, cuando su marido calificó a Néstor Kirchner de "psicópata", un "monstruo" cuya "aproximación matona" a la política refleja su sentido de inferioridad. Massa estaba tan relajado, según el testimonio de la diplomática norteamericana, que le pidió a su mujer que dejara de hacerle muecas. Cuando solo han pasado cinco meses desde que abandonó el puesto de jefe de gabinete de Cristina Fernández, el supuesto "mano derecha" asegura que ha tenido que lidiar con una presidenta "sometida" a su marido y que "la presidenta trabajaría mucho mejor sin Néstor que con él". Siempre según el relato norteamericano, Massa ya había dicho algo parecido en septiembre: "Nos asegura que CFK remite casi todos los asuntos a su marido y que en la práctica solo obedece órdenes".
Alberto Fernández, que también fue jefe de gabinete entre mayo de 2003 y julio de 2008, aparece igualmente como muy crítico con los Kirchner, aunque mucho más discreto. "Afirma que Néstor Kirchner tiene mejor reputación de competencia que su esposa, pero que no podrá ganar las elecciones de 2011", asegura un telegrama. Fernández predice que el ex presidente no puede esperar más de un 20% de los votos en una primera ronda y que esos votos son "fundamentalistas", que reflejan afinidad ideológica con las variadas maquinarias políticas fieles al proyecto Kirchner. El ex jefe de gabinete expresa su temor a que "CFK gobierne progresivamente más desde la izquierda, que es el único sector que les permanece fiel", pero que esa estrategia será finalmente fallida porque "la izquierda por sí misma no es capaz de llevar a nadie a la presidencia en este país", explica el despacho enviado a Washington.
La preocupación por la situación política argentina se refleja también en un telegrama de la Embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile, que recoge comentarios de la presidenta Michelle Bachelet al secretario de Estado adjunto, Arturo Valenzuela, durante su visita en enero de 2010. La presidenta chilena pasa revista a la actualidad latinoamericana en su conjunto y, en el caso de Argentina, afirma el documento, "expresa francamente los retos que enfrenta ese país, desde sus débiles instituciones y su falta de una democracia robusta a su inestable presidente". El texto no entrecomilla ni atribuye palabras exactas a Bachelet sino que resume una conversación.
Tampoco se entrecomillan los comentarios sobre el Gobierno argentino que formuló el secretario general de la Oficina del presidente del Gobierno español, Bernardino León, durante su entrevista con el entonces secretario de Estado adjunto, Thomas Shannon, en mayo de 2008. El despacho de la Embajada norteamericana en Madrid asegura que León califica a Argentina de muy preocupante y que les explica que las empresas españolas están inquietas por el tono populista de su Gobierno y el nivel de corrupción. "Hay gente complicada y movimientos en torno a la presidencia (argentina)", resume el telegrama. "León sugiere que algunos viven de acuerdo con el viejo dicho de que un político que es pobre es un pobre político", relata el diplomático norteamericano que firma el despacho.
Según se explica, León cree que el Gobierno argentino ha comprendido mejor los costes de una asociación con Venezuela a raíz de la decisión de Chávez de nacionalizar la empresa Sidor, de capital italiano y argentino.