Bolivia condena adopción de un Acuerdo de Copenhague II

Cancún, Abi
Bolivia considera que el texto aprobado en la Cumbre sobre el Cambio Climático de Cancún "es una victoria vacía y falsa que fue impuesta sin consenso, y su costo será medible en vidas humanas. La historia juzgará severamente", subraya un informe emitido por la delegación nacional.

Anota que solamente existe una manera de medir el éxito de un acuerdo climático, y esto se basa en que si es o no efectivo para las reducciones de emisiones para prevenir el cambio climático.

Subraya que el texto aprobado, con excepción de Bolivia, claramente falla, pues permite elevar la temperatura global en más de 4 grados, a niveles desastrosos para la humanidad.

Recientes reportes científicos muestran que 300.000 personas ya están muriendo cada año por los desastres relacionados con el cambio climático. "Este texto amenaza con el aumento de muertes anuales a un millón. Eso es algo que nosotros nunca aceptaremos", puntualiza.

El informe expresa que el año pasado el mundo reconoció que Copenhague fue un fracaso tanto en contenido como en proceso.

Sin embargo este año, una campaña deliberada para reducir las expectativas y la desesperación por cualquier acuerdo ha dado lugar en substancia a lo que se puede denominar como Copenhague II.

Enfatiza que la llamada "victoria" para el multilateralismo es realmente una victoria para las naciones ricas que intimidaron y forzaron a otras naciones a aceptar un acuerdo en sus términos.

El posicionamiento de Bolivia anota que las naciones más ricas no ofrecieron nada nuevo en reducción de emisiones o de financiación y han buscado dar marcha atrás a los compromisos existentes, e incluir todas las escapatorias posibles para disminuir su obligación de actuar.

"Mientras que las naciones en vías de desarrollo- que se enfrentan las peores consecuencias del cambio climático-abogaron la ambición, nos han ofrecido en lugar el "realismo" de gestos vacíos", señala el documento.

Agrega que propuestas por parte de los países poderosos como Estados Unidos fueron tratadas como sacrosantas, mientras que las de las naciones en vías de desarrollo como Bolivia eran desechables.

Lamenta que los acuerdos fueron siempre a expensas de las víctimas, en lugar de los culpables del cambio climático.

"Cuando Bolivia dijo que no estaba de acuerdo con el texto en las últimas horas de conversaciones, la objeción fue rechazada. Un acuerdo en el que sólo los poderosos llegan a la victoria no es una negociación, es una imposición", puntualiza.

Destaca que Bolivia llegó a Cancún con propuestas concretas que traen esperanza para el futuro como las acordadas por 35.000 personas en una histórica Conferencia Mundial de los Pueblos de Cochabamba en abril de 2010.

Indica que esas propuestas buscan soluciones justas a la crisis climática y abordan sus causas profundas. "En el año transcurrido desde Copenhague, estas propuestas se integraron en el texto de negociación de las partes, y sin embargo el texto de Cancún excluye sistemáticamente estas voces", indica.

Puntualiza que no pueden convencer a Bolivia de abandonar sus principios o los de los pueblos que representamos. "Vamos a seguir luchando junto a las comunidades afectadas en todo el mundo hasta lograr la justicia climática".

Bolivia ha participado en estas negociaciones de buena fe y con la esperanza de lograr un acuerdo climático efectivo.

Enfatiza que estaba dispuesta "a ceder en muchas cosas, salvo la vida de nuestro pueblo. Lamentablemente, eso es lo que las naciones más ricas del mundo esperan que hagamos".

Finalmente expresa que los países pueden tratar de aislar la posición de Bolivia, pero el país asistió a Cancún en representación de los pueblos y movimientos sociales que quieren una acción real y eficaz para proteger el futuro de la humanidad y la Madre Tierra".

Indica que "la historia será el juez de lo que ha sucedido en Cancún".

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