Un niño de 12 años, uno de los sicarios más buscados en México
México, El País
El Ponchis se ha convertido en uno de los sicarios más buscados por las autoridades mexicanas, que le acusan de cometer varios asesinatos en el Estado de Morelos, al sur del país, bajo las directrices del cartel del Pacífico Sur, nueva denominación de la banda de los hermanos Beltrán Leyva. Hasta aquí todo normal en un país jalonado por carteles rivales de narcotraficantes que se enfrentan entre ellos y con los fuerzas de seguridad en una guerra que ya cuenta 10.000 víctimas en lo que va de año, si no fuera por el dato de que se trata de un niño de 12 años.
El joven sicario está considerado como uno de los más sanguinarios del Estado ya que es habitual que, además de matar a sus víctimas, las torture previamente para después degollarlas y arrojarlas a la cuneta de la carretera más cercana, informa el diario mexicano La Razón. El Ponchis trabaja para Julio Jesús Radilla, alias Padilla, uno de los hombres fuertes del cartel del Pacífico Sur que se encarga de dirigir la guerra contra el de La Familia Michoacana. Este narcotraficante es quien ordena las misiones al niño y quien se ocupa de pagarle unos 3.000 dólares (2.191 euros) por cada asesinato.
Mensajes sangrientos
El procurador de Morelos, Pedro Luis Benítez, ha explicado que este no es un caso excepcional, ya que muchos jóvenes del estado han cometido "actos delictivos terribles", seducidos por el tren de vida de los grandes capos de la droga y guiados por los carteles, en la mayoría de las ocasiones, para ajusticiar a miembros de bandas rivales. Los crímenes cometidos por menores han crecido este año en todo el país, según cifras oficiales. De hecho, Benítez ha indicado que esta misma semana efectivos militares han detenido a dos adolescentes, uno de ellos una chica embarazada, que trabajaban también para el cartel del Pacífico Sur.
Por otro lado, los cuerpos decapitados de tres personas fueron encontrados ayer en los alrededores del Ayuntamiento de Chalchihuites, en el Estado de Zacatecas (centro). Sus cabezas fueron depositadas en la entrada de las dependencias municipales. Las autoridades lo consideran un aviso entre carteles rivales. Las cabezas estaban envueltas en unas mantas con dos mensajes dirigidos al grupo de Los Zetas, que fuera el antiguo brazo armado del cartel del Golfo, aunque no ha trascendido detalle alguno sobre su contenido. Todo apunta a que los cadáveres pueden pertenecer a miembros de Los Zetas, asesinados por una banda rival, informa el diario El Universal.
Uno de los asesinados es un policía local de Chalchihuites a quien en los últimos meses se había relacionado con un preso del penal de Sombrete, también en Zacatecas, implicado en varios asaltos a la alcaldía de ese municipio. Los otros corresponden a dos hermanos con largos historales delictivos que incluyen el asesinato. El procurador estatal, Arturo Nahle García, ha explicado, en una rueda de prensa, que estas muertes están relacionadas con el secuestro y el asesinato de una familia -el padre, la madre y su hijo de tres años- en la cercana localidad de Poanas, en el Estado de Durango, aunque sus cuerpos fueron encontrados el pasado 6 de septiembre en Chalchiuites.
El Ponchis se ha convertido en uno de los sicarios más buscados por las autoridades mexicanas, que le acusan de cometer varios asesinatos en el Estado de Morelos, al sur del país, bajo las directrices del cartel del Pacífico Sur, nueva denominación de la banda de los hermanos Beltrán Leyva. Hasta aquí todo normal en un país jalonado por carteles rivales de narcotraficantes que se enfrentan entre ellos y con los fuerzas de seguridad en una guerra que ya cuenta 10.000 víctimas en lo que va de año, si no fuera por el dato de que se trata de un niño de 12 años.
El joven sicario está considerado como uno de los más sanguinarios del Estado ya que es habitual que, además de matar a sus víctimas, las torture previamente para después degollarlas y arrojarlas a la cuneta de la carretera más cercana, informa el diario mexicano La Razón. El Ponchis trabaja para Julio Jesús Radilla, alias Padilla, uno de los hombres fuertes del cartel del Pacífico Sur que se encarga de dirigir la guerra contra el de La Familia Michoacana. Este narcotraficante es quien ordena las misiones al niño y quien se ocupa de pagarle unos 3.000 dólares (2.191 euros) por cada asesinato.
Mensajes sangrientos
El procurador de Morelos, Pedro Luis Benítez, ha explicado que este no es un caso excepcional, ya que muchos jóvenes del estado han cometido "actos delictivos terribles", seducidos por el tren de vida de los grandes capos de la droga y guiados por los carteles, en la mayoría de las ocasiones, para ajusticiar a miembros de bandas rivales. Los crímenes cometidos por menores han crecido este año en todo el país, según cifras oficiales. De hecho, Benítez ha indicado que esta misma semana efectivos militares han detenido a dos adolescentes, uno de ellos una chica embarazada, que trabajaban también para el cartel del Pacífico Sur.
Por otro lado, los cuerpos decapitados de tres personas fueron encontrados ayer en los alrededores del Ayuntamiento de Chalchihuites, en el Estado de Zacatecas (centro). Sus cabezas fueron depositadas en la entrada de las dependencias municipales. Las autoridades lo consideran un aviso entre carteles rivales. Las cabezas estaban envueltas en unas mantas con dos mensajes dirigidos al grupo de Los Zetas, que fuera el antiguo brazo armado del cartel del Golfo, aunque no ha trascendido detalle alguno sobre su contenido. Todo apunta a que los cadáveres pueden pertenecer a miembros de Los Zetas, asesinados por una banda rival, informa el diario El Universal.
Uno de los asesinados es un policía local de Chalchihuites a quien en los últimos meses se había relacionado con un preso del penal de Sombrete, también en Zacatecas, implicado en varios asaltos a la alcaldía de ese municipio. Los otros corresponden a dos hermanos con largos historales delictivos que incluyen el asesinato. El procurador estatal, Arturo Nahle García, ha explicado, en una rueda de prensa, que estas muertes están relacionadas con el secuestro y el asesinato de una familia -el padre, la madre y su hijo de tres años- en la cercana localidad de Poanas, en el Estado de Durango, aunque sus cuerpos fueron encontrados el pasado 6 de septiembre en Chalchiuites.