Tomar antivirales antes de una relación protege parcialmente contra el VIH
La medicación previene casi una de cada dos transmisiones.- El fármaco cuesta 500 euros al mes
Madrid, El País
Si un fármaco sirve para combatir el VIH cuando infecta a una persona, ¿por qué no usarlo para evitar que lo haga? Esta es la base de una aproximación a la lucha contra el VIH que se basa en dar tratamiento a quienes van a someterse a una relación de riesgo de manera preventiva (se denomina técnicamente profilaxis preexposición o Prep para distinguirla de la que se da justo después de una posible exposición, la profilaxis postexposición). La idea no es nueva, pero sí lo es la primera medida de su utilidad real. Un estudio que la deja a medio camino: mejor que los microbicidas (geles vaginales con antivirales que, en el ensayo que mejor ha salido, protegen a alrededor del 35% de las mujeres), pero muy lejos de una eficacia siempre por encima del 95% (algunos estudios afirman que es del 99,9% si se usan bien) de los preservativos.
El ensayo se ha hecho con 2.500 voluntarios, la mitad de los cuales recibió una combinación unidosis de fármacos contra el VIH (Truvada) y la otra mitad, placebo, aparte de condones e información sobre la prevención de la infección. El resultado es una reducción de las nuevas infecciones del 43,8% en el grupo medicado. Los participantes eran gays. El ensayo lo ha publicado el New England Journal of Medicine.
En el panorama desolador de los avances contra el VIH, sobre todo el de las vacunas (no se espera una a medio plazo), este tipo de progresos son siempre un soplo de esperanza. Pero no hay posibilidad real de que se pueda usar de una manera extensa. Una caja del fármaco cuesta en España 502 euros, y dura para un mes. Con ese dinero se pueden comprar 500 condones. Y, además, los preservativos no tienen efectos secundarios, algo que sí que puede suceder si una persona abusa de la medicación. También es posible que el virus desarrolle una resistencia, lo que lo haría más peligroso para el afectado y para los demás. Otra cosa es la posibilidad de que algún colectivo (personas dedicadas a la prostitución) lo usen cuando prevén una relación de riesgo porque no vayan a poder gestionar el uso del preservativo.
Madrid, El País
Si un fármaco sirve para combatir el VIH cuando infecta a una persona, ¿por qué no usarlo para evitar que lo haga? Esta es la base de una aproximación a la lucha contra el VIH que se basa en dar tratamiento a quienes van a someterse a una relación de riesgo de manera preventiva (se denomina técnicamente profilaxis preexposición o Prep para distinguirla de la que se da justo después de una posible exposición, la profilaxis postexposición). La idea no es nueva, pero sí lo es la primera medida de su utilidad real. Un estudio que la deja a medio camino: mejor que los microbicidas (geles vaginales con antivirales que, en el ensayo que mejor ha salido, protegen a alrededor del 35% de las mujeres), pero muy lejos de una eficacia siempre por encima del 95% (algunos estudios afirman que es del 99,9% si se usan bien) de los preservativos.
El ensayo se ha hecho con 2.500 voluntarios, la mitad de los cuales recibió una combinación unidosis de fármacos contra el VIH (Truvada) y la otra mitad, placebo, aparte de condones e información sobre la prevención de la infección. El resultado es una reducción de las nuevas infecciones del 43,8% en el grupo medicado. Los participantes eran gays. El ensayo lo ha publicado el New England Journal of Medicine.
En el panorama desolador de los avances contra el VIH, sobre todo el de las vacunas (no se espera una a medio plazo), este tipo de progresos son siempre un soplo de esperanza. Pero no hay posibilidad real de que se pueda usar de una manera extensa. Una caja del fármaco cuesta en España 502 euros, y dura para un mes. Con ese dinero se pueden comprar 500 condones. Y, además, los preservativos no tienen efectos secundarios, algo que sí que puede suceder si una persona abusa de la medicación. También es posible que el virus desarrolle una resistencia, lo que lo haría más peligroso para el afectado y para los demás. Otra cosa es la posibilidad de que algún colectivo (personas dedicadas a la prostitución) lo usen cuando prevén una relación de riesgo porque no vayan a poder gestionar el uso del preservativo.