Obama asume la responsabilidad por la "paliza" recibida
Washington, El País
Barack Obama no niega responsabilidades ni trata de aminorar su derrota. "Ha sido una paliza", ha reconocido en una conferencia de prensa. Ha asumido errores en su gestión, tanto de contenido como de comunicación; ha prometido rectificar, aproximarse a los ciudadanos, abrirse a nuevas ideas y tratar de colaborar con la oposición. Ha admitido, en suma, que se encuentra en una posición política muy comprometida y, aunque no ha dado detalles, ha anunciado que veremos a un distinto Obama en la segunda mitad de su mandato.
Un Obama, probablemente, más moderado, más conservador, más acorde con el tono político que ha tomado el país. Pero, en todo caso, un Obama más prudente, menos ambicioso, más político, con la vista puesta, no en lo que hay que hacer para transformar la nación y escribir la historia, sino en lo que se requiere para ganar la reelección.
Dos opciones
Obama convocó la conferencia de prensa (lee algunas de sus frases en Eskup) en horas de la mañana del martes, cuando los estadounidenses apenas habían empezado a votar. Obviamente, ya sabía lo que iba a suceder y ya tenía pensado lo que iba a decir. Tenía dos opciones: enrocarse en su programa original, que, por lo demás, parece correcto y con el que ha alcanzado importantes logros, o adaptarlo a los deseos de los ciudadanos, o de lo que dicen querer los ciudadanos.
Los votantes renuncian a lujos europeos como la cobertura sanitaria y dijeron claramente querer menos gasto público, menos intervención del Estado, menos impuestos, más empleos y más colaboración partidista. Quizá en el orden contrario. Y eso es exactamente lo que tratará de hacer Obama a juzgar por lo que ha destacado en su conferencia de prensa. "Tengo que hacer un mejor trabajo", ha resumido.
Estas son las principales conclusiones que se extraen de esa intervención:
- Lección aprendida. "Esta paliza me deja claro lo importante que es para un presidente salir de la burbuja de la Casa Blanca", ha admitido. Obama ha reconocido que, en ocasiones, "la precipitación del trabajo en Washington" le ha hecho "perder el camino, la conexión con la gente que me puso aquí".
- Aceptación de la responsabilidad. "Es mi responsabilidad", ha asumido desde el principio, tanto por los errores cometidos en la gestión como por los métodos elegidos para transmitir su proyecto. Se ha responsabilizado también personalmente de los fracasos de algunos de los candidatos del martes. "No sólo siento tristeza al verlos irse, sino que no dejo de preguntarme a mí mismo si no podía yo haber hecho más o algo diferente para que todavía siguieran aquí".
- La economía, principal objetivo. "La gente está expresando", ha dicho, "una gran frustración por el hecho de que la economía no se ha recuperado al ritmo deseado, de que no se han hecho suficientes progresos". Ha añadido que él mismo quizá no había demostrado el suficiente énfasis en la adopción de las medidas económicas que se requerían y ha asegurado que hará de la creación de empleo la prioridad absoluta de sus próximos dos años.
- Reducción del déficit y del Estado. El presidente ha explicado que las medidas más intervencionistas y más polémicas de sus primeros 12 meses -el plan de estímulo, el rescate bancario o las ayudas a la industria del automóvil- son "acciones que responden a un programa de emergencia" como la que se vivía hace dos años. Pero ha afirmado que comprende que los ciudadanos se hayan sentido a veces "desbordados" por esas medidas. Ha compartido la preocupación por "dejar a nuestros hijos una herencia de deuda" y ha dado la bienvenida a todas las ideas que puedan ayudar a reducirla.
- Reconciliación con el mundo empresarial. Muchas empresas han tenido beneficios récords estos dos últimos años, pero aún así no han creado empleos. Los empresarios consideran ésta una administración hostil y han dedicado dinero como nunca en esta campaña para promocionar a los candidatos republicanos. Obama ha dicho que esa hora de "reprogramar esa relación". "Tengo que dejar absolutamente claro", ha manifestado, "que la única manera en que Estados Unidos triunfe es que las empresas tengan éxito".
- Cambios en la reforma sanitaria y otras legislaciones. El presidente ha declarado que está dispuesto a tener en consideración todas las ideas que presenten los republicanos para mejorar la reforma sanitaria que aprobó su Administración, pero se ha mostrado contrario a rechazar la ley en su conjunto, como pretende el Tea Party y otros sectores republicanos. "Yo no creo que el pueblo nos quiera ver litigando sobre este asunto durante los dos próximos años", ha advertido.
- Mando tendida a la oposición. Ha anunciado que en las próximas semanas, antes de que tomen posesión, el 3 de enero, se reunirá con los líderes republicanos en el Congreso para tratar de buscar vías de colaboración. Ha garantizado que el acudirá "dispuesto a escuchar todas las ideas" y ha pedido a la otra parte "una mente abierta" también.
Algunos pueden ver en este mensaje el testamento de un presidente de un solo mandato. Riesgo existe, sin duda, de que lo sea. Obama lo ha presentado, sin embargo, como un punto de partida. "Saldremos de esto más fuerte de lo que hoy somos", ha dicho, refiriéndose al país, pero quizá pensando en sí mismo.
El volumen de la derrota sufrida exigía una reacción inmediata. Los demócratas pasan de 255 a 192 escaños en la Cámara de Representantes (gráfico), que ahora la controlan con 243 escaños, frente a los 178 que tenían hasta ayer. En el Senado, la situación es sólo ligeramente más favorable para los demócratas, que conservan la mayoría pero pasan de 59 escaños a 52 y ceden seis a los republicanos. Había un par de asientos todavía en disputa anoche.
Esos resultados invitan a los republicanos a intentar la revolución que sus bases les exigían en la campaña. Pero, a partir de hoy, no hay nadie ya aquí que pueda hacer ninguna revolución sin pactarla con su enemigo.
Barack Obama no niega responsabilidades ni trata de aminorar su derrota. "Ha sido una paliza", ha reconocido en una conferencia de prensa. Ha asumido errores en su gestión, tanto de contenido como de comunicación; ha prometido rectificar, aproximarse a los ciudadanos, abrirse a nuevas ideas y tratar de colaborar con la oposición. Ha admitido, en suma, que se encuentra en una posición política muy comprometida y, aunque no ha dado detalles, ha anunciado que veremos a un distinto Obama en la segunda mitad de su mandato.
Un Obama, probablemente, más moderado, más conservador, más acorde con el tono político que ha tomado el país. Pero, en todo caso, un Obama más prudente, menos ambicioso, más político, con la vista puesta, no en lo que hay que hacer para transformar la nación y escribir la historia, sino en lo que se requiere para ganar la reelección.
Dos opciones
Obama convocó la conferencia de prensa (lee algunas de sus frases en Eskup) en horas de la mañana del martes, cuando los estadounidenses apenas habían empezado a votar. Obviamente, ya sabía lo que iba a suceder y ya tenía pensado lo que iba a decir. Tenía dos opciones: enrocarse en su programa original, que, por lo demás, parece correcto y con el que ha alcanzado importantes logros, o adaptarlo a los deseos de los ciudadanos, o de lo que dicen querer los ciudadanos.
Los votantes renuncian a lujos europeos como la cobertura sanitaria y dijeron claramente querer menos gasto público, menos intervención del Estado, menos impuestos, más empleos y más colaboración partidista. Quizá en el orden contrario. Y eso es exactamente lo que tratará de hacer Obama a juzgar por lo que ha destacado en su conferencia de prensa. "Tengo que hacer un mejor trabajo", ha resumido.
Estas son las principales conclusiones que se extraen de esa intervención:
- Lección aprendida. "Esta paliza me deja claro lo importante que es para un presidente salir de la burbuja de la Casa Blanca", ha admitido. Obama ha reconocido que, en ocasiones, "la precipitación del trabajo en Washington" le ha hecho "perder el camino, la conexión con la gente que me puso aquí".
- Aceptación de la responsabilidad. "Es mi responsabilidad", ha asumido desde el principio, tanto por los errores cometidos en la gestión como por los métodos elegidos para transmitir su proyecto. Se ha responsabilizado también personalmente de los fracasos de algunos de los candidatos del martes. "No sólo siento tristeza al verlos irse, sino que no dejo de preguntarme a mí mismo si no podía yo haber hecho más o algo diferente para que todavía siguieran aquí".
- La economía, principal objetivo. "La gente está expresando", ha dicho, "una gran frustración por el hecho de que la economía no se ha recuperado al ritmo deseado, de que no se han hecho suficientes progresos". Ha añadido que él mismo quizá no había demostrado el suficiente énfasis en la adopción de las medidas económicas que se requerían y ha asegurado que hará de la creación de empleo la prioridad absoluta de sus próximos dos años.
- Reducción del déficit y del Estado. El presidente ha explicado que las medidas más intervencionistas y más polémicas de sus primeros 12 meses -el plan de estímulo, el rescate bancario o las ayudas a la industria del automóvil- son "acciones que responden a un programa de emergencia" como la que se vivía hace dos años. Pero ha afirmado que comprende que los ciudadanos se hayan sentido a veces "desbordados" por esas medidas. Ha compartido la preocupación por "dejar a nuestros hijos una herencia de deuda" y ha dado la bienvenida a todas las ideas que puedan ayudar a reducirla.
- Reconciliación con el mundo empresarial. Muchas empresas han tenido beneficios récords estos dos últimos años, pero aún así no han creado empleos. Los empresarios consideran ésta una administración hostil y han dedicado dinero como nunca en esta campaña para promocionar a los candidatos republicanos. Obama ha dicho que esa hora de "reprogramar esa relación". "Tengo que dejar absolutamente claro", ha manifestado, "que la única manera en que Estados Unidos triunfe es que las empresas tengan éxito".
- Cambios en la reforma sanitaria y otras legislaciones. El presidente ha declarado que está dispuesto a tener en consideración todas las ideas que presenten los republicanos para mejorar la reforma sanitaria que aprobó su Administración, pero se ha mostrado contrario a rechazar la ley en su conjunto, como pretende el Tea Party y otros sectores republicanos. "Yo no creo que el pueblo nos quiera ver litigando sobre este asunto durante los dos próximos años", ha advertido.
- Mando tendida a la oposición. Ha anunciado que en las próximas semanas, antes de que tomen posesión, el 3 de enero, se reunirá con los líderes republicanos en el Congreso para tratar de buscar vías de colaboración. Ha garantizado que el acudirá "dispuesto a escuchar todas las ideas" y ha pedido a la otra parte "una mente abierta" también.
Algunos pueden ver en este mensaje el testamento de un presidente de un solo mandato. Riesgo existe, sin duda, de que lo sea. Obama lo ha presentado, sin embargo, como un punto de partida. "Saldremos de esto más fuerte de lo que hoy somos", ha dicho, refiriéndose al país, pero quizá pensando en sí mismo.
El volumen de la derrota sufrida exigía una reacción inmediata. Los demócratas pasan de 255 a 192 escaños en la Cámara de Representantes (gráfico), que ahora la controlan con 243 escaños, frente a los 178 que tenían hasta ayer. En el Senado, la situación es sólo ligeramente más favorable para los demócratas, que conservan la mayoría pero pasan de 59 escaños a 52 y ceden seis a los republicanos. Había un par de asientos todavía en disputa anoche.
Esos resultados invitan a los republicanos a intentar la revolución que sus bases les exigían en la campaña. Pero, a partir de hoy, no hay nadie ya aquí que pueda hacer ninguna revolución sin pactarla con su enemigo.