Lula le pide a sus ministros que faciliten la transición con Rousseff
Brasilia, Agencias
El jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le pidió hoy a sus ministros que faciliten la transición con la presidenta electa, Dilma Rousseff, que lo sucederá a partir del 1 de enero próximo, y les instó a que ofrezcan toda la ayuda que necesite la futura gobernante.
"Esta reunión es para pedirles que trabajen con mucho cariño para ayudar en el proceso de transición. Necesitamos facilitar todo el proceso de información que el nuevo Gobierno necesite del actual", dijo Lula al abrir hoy en el Palacio presidencial de Planalto una reunión con su Gabinete.
El gobernante agregó que creará por decreto una Comisión de Transición que será la encargada del proceso y que será coordinada por el Ministerio de la Presidencia, del que Rousseff fue titular hasta marzo pasado, cuando renunció para iniciar su campaña electoral.
"En algún momento puede ocurrir que la Comisión de Transición quiera conversar con los ministros, individualmente, y es importante que estén disponibles para atender y crear todas las facilidades posibles para que la transición sea lo más tranquila y lo más transparente posible", agregó.
Rousseff, escogida a dedo por Lula como su candidata a sucederle, fue elegida el domingo como primera presidenta de Brasil con el 56% de los votos.
La presidenta electa, que ayer viajó a un lugar no precisado para pasar unos días de descanso, fue durante varios meses el brazo derecho de Lula en el Gobierno, en el que se desempeñó tanto como ministra de Minas y Energía como de la Presidencia.
Lula dijo igualmente que le dejará al Gobierno de Rousseff la responsabilidad de enviar al Congreso dos nuevos marcos reguladores que vienen siendo discutidos en los últimos meses, entre ellos uno para el sector mineral y otro para los medios de comunicación.
Además de pedirle a sus ministros una lista de obras y proyectos para inaugurar en los dos meses que le quedan de mandato, Lula solicitó la elaboración de un balance de sus ocho años de Gobierno que pretende registrar en notaría pública y presentarlo como su legado.
El mandatario dijo igualmente que, pese a que Rousseff será la continuadora de su administración, ningún miembro del Gabinete o del Gobierno puede considerar que tiene su cargo garantizado.
"Ningún ministro ni ningún partido tienen cupo garantizado en el próximo Gobierno", aseguró en la reunión del Gabinete.
Lula ya había dicho el miércoles, en una rueda de prensa que dio al lado de Rousseff, que el próximo Gobierno tendrá cara propia y que se mantendrá al margen, porque "a rey muerto, rey puesto".
"El Gobierno de Dilma tiene que tener la cara de Dilma", afirmó la víspera el mandatario, quien negó que pueda participar en discusiones para la formación del próximo gabinete. "Un ex presidente no indica, no veta. Sólo puede dar consejos, pero siempre y cuando se lo pidan", agregó.
En la reunión ministerial de hoy también fue analizada la agenda para los dos últimos meses del Gobierno de Lula, así como los efectos en Brasil de la millonaria inyección de liquidez anunciada ayer por la Reserva Federal de Estados Unidos y las propuestas que el gobernante presentará en la Cumbre de los países del G20 de la próxima semana en Corea del Sur.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, el primero en intervenir, dijo que la economía brasileña crecerá este año entre un 7,5 y un 8%, con lo que alcanzará su mayor expansión en los últimos 25 años.
El jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le pidió hoy a sus ministros que faciliten la transición con la presidenta electa, Dilma Rousseff, que lo sucederá a partir del 1 de enero próximo, y les instó a que ofrezcan toda la ayuda que necesite la futura gobernante.
"Esta reunión es para pedirles que trabajen con mucho cariño para ayudar en el proceso de transición. Necesitamos facilitar todo el proceso de información que el nuevo Gobierno necesite del actual", dijo Lula al abrir hoy en el Palacio presidencial de Planalto una reunión con su Gabinete.
El gobernante agregó que creará por decreto una Comisión de Transición que será la encargada del proceso y que será coordinada por el Ministerio de la Presidencia, del que Rousseff fue titular hasta marzo pasado, cuando renunció para iniciar su campaña electoral.
"En algún momento puede ocurrir que la Comisión de Transición quiera conversar con los ministros, individualmente, y es importante que estén disponibles para atender y crear todas las facilidades posibles para que la transición sea lo más tranquila y lo más transparente posible", agregó.
Rousseff, escogida a dedo por Lula como su candidata a sucederle, fue elegida el domingo como primera presidenta de Brasil con el 56% de los votos.
La presidenta electa, que ayer viajó a un lugar no precisado para pasar unos días de descanso, fue durante varios meses el brazo derecho de Lula en el Gobierno, en el que se desempeñó tanto como ministra de Minas y Energía como de la Presidencia.
Lula dijo igualmente que le dejará al Gobierno de Rousseff la responsabilidad de enviar al Congreso dos nuevos marcos reguladores que vienen siendo discutidos en los últimos meses, entre ellos uno para el sector mineral y otro para los medios de comunicación.
Además de pedirle a sus ministros una lista de obras y proyectos para inaugurar en los dos meses que le quedan de mandato, Lula solicitó la elaboración de un balance de sus ocho años de Gobierno que pretende registrar en notaría pública y presentarlo como su legado.
El mandatario dijo igualmente que, pese a que Rousseff será la continuadora de su administración, ningún miembro del Gabinete o del Gobierno puede considerar que tiene su cargo garantizado.
"Ningún ministro ni ningún partido tienen cupo garantizado en el próximo Gobierno", aseguró en la reunión del Gabinete.
Lula ya había dicho el miércoles, en una rueda de prensa que dio al lado de Rousseff, que el próximo Gobierno tendrá cara propia y que se mantendrá al margen, porque "a rey muerto, rey puesto".
"El Gobierno de Dilma tiene que tener la cara de Dilma", afirmó la víspera el mandatario, quien negó que pueda participar en discusiones para la formación del próximo gabinete. "Un ex presidente no indica, no veta. Sólo puede dar consejos, pero siempre y cuando se lo pidan", agregó.
En la reunión ministerial de hoy también fue analizada la agenda para los dos últimos meses del Gobierno de Lula, así como los efectos en Brasil de la millonaria inyección de liquidez anunciada ayer por la Reserva Federal de Estados Unidos y las propuestas que el gobernante presentará en la Cumbre de los países del G20 de la próxima semana en Corea del Sur.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, el primero en intervenir, dijo que la economía brasileña crecerá este año entre un 7,5 y un 8%, con lo que alcanzará su mayor expansión en los últimos 25 años.