Los italianos protestan en Roma y amenazan con otra huelga
Roma, El País
Futuro para los jóvenes y defensa del empleo. Las mismas consignas se repiten en carteles y pancartas. Decenas de miles de personas los han llevado hoy por las calles de Roma, durante una manifestación convocada por el principal sindicato italiano (CGIL) para protestar contra el Gobierno. El sindicato ha pedido al primer ministro, Silvio Berlusconi, y a los miembros de su Gobierno que elaboren una agenda sobre los temas económicos y la destrucción de empleo. Si no, su secretaria, Susanna Camusso, ha anunciado que convocará una huelga general.
"Este Ejecutivo tiene la arrogancia de quien solo quiere solucionar sus problemas personales y no piensa en el bien común. Italia no merece este gobierno, no merece esta degradación, no merece la justicia de los poderosos y la exhibición de machismo", ha clamado Camusso desde la plaza repleta de San Giovanni, donde confluyó la marcha. Aplausos, lagrimas de emoción, sonrisas de esperanza y el ondear de un mar de banderas rojas han acompañado sus palabras.
"Aquí está reunido el país que quiere trabajar y es honesto", ha dicho Camusso. Eran obreros, funcionarios, profesores y estudiantes. En estos días, los institutos de secundaria y las facultades -desde Turín, Milán y Venecia hasta Palermo y Bari, pasando por Bolonia, Florencia y Pisa- están movilizadas contra la reforma universitaria, que el martes encara la última votación en el Congreso, tras una guerra de guerrillas a golpe de enmiendas.
En las protestas ha participado también el secretario del Partido Democrático, Pierluigi Bersani. También han acudido el líder de Izquierda y Libertad, Nichi Vendola, que se perfila como rostro nuevo y carismático de la izquierda decepcionada. Los dos han apoyado abiertamente la protesta estudiantil. El jueves se encaramaron hasta el techo de la Facultad de Arquitectura de Roma para escuchar y hablar a los jóvenes.
Frente común contra Berlusconi
Aquel día, así como hoy, revolotea en el cielo sobre Roma el fantasma del 14 de diciembre, fecha en la que el Parlamento votará la confianza al Gobierno. Un fantasma cada hora menos incorpóreo y más ruidoso, que de momento está logrando el resultado de dar cohesión a distintos sectores sociales y políticos que se oponen a Berlusconi. Las cámaras de RAI3 han capturado en la plaza de la protesta la imagen de una chica con un casco de obra en la cabeza. Por encima un letrero suena como un presagio y un deseo a la vez: "Atención caída de Gobierno".
Son horas muy tensas y complicadas en los Palazzi del poder: la crisis de la basura en Nápoles (anoche Berlusconi fue abucheado justo allí donde celebró su victoria en las urnas hace dos años), el derrumbe de la Casa de los Gladiadores de Pompeya (duro golpe a la credibilidad de las políticas culturales del ejecutivo), protestas que rebotan de ciudad en ciudad y encima, el anuncio de que algunos de los archivos secretos que Wikileaks va a publicar se refieren a Italia, en particular a sus relaciones con la Rusia de Putin y a la labor de sus servicios secretos en Afganistán.
Oprimido en una especie de sitio, Il Cavaliere ha ido cambiando su retórica: ya no se propone como el gran intérprete-doctor del pulso del país, sino como víctima. Ayer, el ministro de Exteriores, Franco Frattini, dijo que existe un "compló internacional para hundir a Italia". Lo confirmó esta mañana la titular de Educación, Mariastella Gelmini. Berlusconi, en un mensaje de audio, declaró que "quien no apoya al Gobierno entre los que fueron elegidos en 2008 es un traidor. Y el sello de la traición lo va a estigmatizar de por vida".
Futuro para los jóvenes y defensa del empleo. Las mismas consignas se repiten en carteles y pancartas. Decenas de miles de personas los han llevado hoy por las calles de Roma, durante una manifestación convocada por el principal sindicato italiano (CGIL) para protestar contra el Gobierno. El sindicato ha pedido al primer ministro, Silvio Berlusconi, y a los miembros de su Gobierno que elaboren una agenda sobre los temas económicos y la destrucción de empleo. Si no, su secretaria, Susanna Camusso, ha anunciado que convocará una huelga general.
"Este Ejecutivo tiene la arrogancia de quien solo quiere solucionar sus problemas personales y no piensa en el bien común. Italia no merece este gobierno, no merece esta degradación, no merece la justicia de los poderosos y la exhibición de machismo", ha clamado Camusso desde la plaza repleta de San Giovanni, donde confluyó la marcha. Aplausos, lagrimas de emoción, sonrisas de esperanza y el ondear de un mar de banderas rojas han acompañado sus palabras.
"Aquí está reunido el país que quiere trabajar y es honesto", ha dicho Camusso. Eran obreros, funcionarios, profesores y estudiantes. En estos días, los institutos de secundaria y las facultades -desde Turín, Milán y Venecia hasta Palermo y Bari, pasando por Bolonia, Florencia y Pisa- están movilizadas contra la reforma universitaria, que el martes encara la última votación en el Congreso, tras una guerra de guerrillas a golpe de enmiendas.
En las protestas ha participado también el secretario del Partido Democrático, Pierluigi Bersani. También han acudido el líder de Izquierda y Libertad, Nichi Vendola, que se perfila como rostro nuevo y carismático de la izquierda decepcionada. Los dos han apoyado abiertamente la protesta estudiantil. El jueves se encaramaron hasta el techo de la Facultad de Arquitectura de Roma para escuchar y hablar a los jóvenes.
Frente común contra Berlusconi
Aquel día, así como hoy, revolotea en el cielo sobre Roma el fantasma del 14 de diciembre, fecha en la que el Parlamento votará la confianza al Gobierno. Un fantasma cada hora menos incorpóreo y más ruidoso, que de momento está logrando el resultado de dar cohesión a distintos sectores sociales y políticos que se oponen a Berlusconi. Las cámaras de RAI3 han capturado en la plaza de la protesta la imagen de una chica con un casco de obra en la cabeza. Por encima un letrero suena como un presagio y un deseo a la vez: "Atención caída de Gobierno".
Son horas muy tensas y complicadas en los Palazzi del poder: la crisis de la basura en Nápoles (anoche Berlusconi fue abucheado justo allí donde celebró su victoria en las urnas hace dos años), el derrumbe de la Casa de los Gladiadores de Pompeya (duro golpe a la credibilidad de las políticas culturales del ejecutivo), protestas que rebotan de ciudad en ciudad y encima, el anuncio de que algunos de los archivos secretos que Wikileaks va a publicar se refieren a Italia, en particular a sus relaciones con la Rusia de Putin y a la labor de sus servicios secretos en Afganistán.
Oprimido en una especie de sitio, Il Cavaliere ha ido cambiando su retórica: ya no se propone como el gran intérprete-doctor del pulso del país, sino como víctima. Ayer, el ministro de Exteriores, Franco Frattini, dijo que existe un "compló internacional para hundir a Italia". Lo confirmó esta mañana la titular de Educación, Mariastella Gelmini. Berlusconi, en un mensaje de audio, declaró que "quien no apoya al Gobierno entre los que fueron elegidos en 2008 es un traidor. Y el sello de la traición lo va a estigmatizar de por vida".