Las lluvias causan 138 muertos y más de 200 heridos en Colombia
Bogotá, El País
Calles convertidas en ríos, más de 100.000 hectáreas de cultivos inundadas, arroyos que de ser pequeños hilos de agua bajan convertidos en peligrosos torrentes por los empinados -y más pobres- barrios de Bogotá, pequeñas poblaciones donde sus habitantes solo pueden movilizarse en canoas. Estas son algunas de las imágenes que se ven hoy en este país de 44 millones de habitantes como resultado de la peor temporada de lluvias en 60 años que han dejado al menos 138 muertos, cerca de 200 heridos y casi 1,5 millones de damnificados. La situación ha sido causada por el fenómeno de La Niña, que ocurre sobre el Océano Pacífico ecuatorial. Sin una periodicidad definida, provoca bajas temperaturas que originan masas de nubes y lluvias torrenciales.
Katerine Bejarano se recupera en un hospital de la capital colombiana. Las paredes de su casa, a las afueras de la ciudad, se derrumbaron en la madrugada del pasado martes. Estuvo atrapada durante más de dos horas. "Cuando pude abrir los ojos, mi bebé y mi hermana estaban debajo de la lavadora; eso los salvó", contó a la prensa.
El presidente Juan Manuel Santos calificó el desastre como el peor desafío que ha tenido que afrontar en sus primeros 100 días de Gobierno y ha declarado el estado de calamidad pública en 28 de los 32 departamentos del país. El sábado pasado pidió ayuda internacional para enfrentar la emergencia que ha dejado sin techo a miles de colombianos. El tiempo de los informativos es corto para registrar el tamaño del desastre: los habitantes de un pueblo entero, por ejemplo, duermen en las vías del tren, el único sitio seco.
Los torrenciales aguaceros han golpeado el frágil y atrasado sistema vial: el 80% de las carreteras están afectadas, algunas fueron cerradas por derrumbes o caídas de puentes, entre ellas la que une la Región Caribe con la capital.
Precisamente la Región Caribe ha sido la más afectada. A La Niña se sumó el huracán Tomás, que pasó cerca de la costa. Este noviembre, solamente en Santa Marta ha caído un 364% más de agua respecto al promedio mensual. El lunes, el aeropuerto de Cartagena de Indias estuvo cerrado casi todo el día, los aguaceros hicieron imposible su funcionamiento. Fue grande el caos por la suspensión y el retraso de vuelos.
La capital, Bogotá, no se ha salvado de este doloroso cuadro. El desbordamiento del río Bogotá y de dos quebradas, además de los aguaceros diarios, tienen a la ciudad en jaque. La semana pasada, en un solo día cayó tanta agua como en otros años en un mes.
Una familia murió aplastada al caer una inmensa piedra sobre su humilde vivienda. La noche del pasado miércoles, el alcalde Samuel Moreno se vio obligado a declarar la alerta amarilla ante la magnitud del desastre.
Miles de habitantes de dos conjuntos residenciales al sur de la ciudad llevan dos días sitiados en sus casas: el agua inundó los primeros pisos de sus hogares y los obligó a refugiarse con lo poco que lograron salvar en la parte alta de sus casas. Ya se está preparando un albergue para cobijar a las personas que están siendo evacuadas de los sitios de mayor riesgo.
Las aguas del río Bogotá inundaron fincas de dos municipios aledaños y cubrieron por completo la carretera que une esta ciudad con una pequeña población. Los habitantes tuvieron que ser rescatados por vehículos de bomberos y los dueños de las fincas trataban ayer afanosamente de rescatar las vacas que quedaron atrapadas. Hay protestas porque era una tragedia anunciada. Cada año el río crece de manera desmedida y no se han hecho las obras necesarias para mitigar el daño.
Lo más grave es que el temporal no dará tregua hasta entrado el próximo año ?los expertos dicen que en marzo? y los equipos de socorro no alcanzan a atender la emergencia.
Calles convertidas en ríos, más de 100.000 hectáreas de cultivos inundadas, arroyos que de ser pequeños hilos de agua bajan convertidos en peligrosos torrentes por los empinados -y más pobres- barrios de Bogotá, pequeñas poblaciones donde sus habitantes solo pueden movilizarse en canoas. Estas son algunas de las imágenes que se ven hoy en este país de 44 millones de habitantes como resultado de la peor temporada de lluvias en 60 años que han dejado al menos 138 muertos, cerca de 200 heridos y casi 1,5 millones de damnificados. La situación ha sido causada por el fenómeno de La Niña, que ocurre sobre el Océano Pacífico ecuatorial. Sin una periodicidad definida, provoca bajas temperaturas que originan masas de nubes y lluvias torrenciales.
Katerine Bejarano se recupera en un hospital de la capital colombiana. Las paredes de su casa, a las afueras de la ciudad, se derrumbaron en la madrugada del pasado martes. Estuvo atrapada durante más de dos horas. "Cuando pude abrir los ojos, mi bebé y mi hermana estaban debajo de la lavadora; eso los salvó", contó a la prensa.
El presidente Juan Manuel Santos calificó el desastre como el peor desafío que ha tenido que afrontar en sus primeros 100 días de Gobierno y ha declarado el estado de calamidad pública en 28 de los 32 departamentos del país. El sábado pasado pidió ayuda internacional para enfrentar la emergencia que ha dejado sin techo a miles de colombianos. El tiempo de los informativos es corto para registrar el tamaño del desastre: los habitantes de un pueblo entero, por ejemplo, duermen en las vías del tren, el único sitio seco.
Los torrenciales aguaceros han golpeado el frágil y atrasado sistema vial: el 80% de las carreteras están afectadas, algunas fueron cerradas por derrumbes o caídas de puentes, entre ellas la que une la Región Caribe con la capital.
Precisamente la Región Caribe ha sido la más afectada. A La Niña se sumó el huracán Tomás, que pasó cerca de la costa. Este noviembre, solamente en Santa Marta ha caído un 364% más de agua respecto al promedio mensual. El lunes, el aeropuerto de Cartagena de Indias estuvo cerrado casi todo el día, los aguaceros hicieron imposible su funcionamiento. Fue grande el caos por la suspensión y el retraso de vuelos.
La capital, Bogotá, no se ha salvado de este doloroso cuadro. El desbordamiento del río Bogotá y de dos quebradas, además de los aguaceros diarios, tienen a la ciudad en jaque. La semana pasada, en un solo día cayó tanta agua como en otros años en un mes.
Una familia murió aplastada al caer una inmensa piedra sobre su humilde vivienda. La noche del pasado miércoles, el alcalde Samuel Moreno se vio obligado a declarar la alerta amarilla ante la magnitud del desastre.
Miles de habitantes de dos conjuntos residenciales al sur de la ciudad llevan dos días sitiados en sus casas: el agua inundó los primeros pisos de sus hogares y los obligó a refugiarse con lo poco que lograron salvar en la parte alta de sus casas. Ya se está preparando un albergue para cobijar a las personas que están siendo evacuadas de los sitios de mayor riesgo.
Las aguas del río Bogotá inundaron fincas de dos municipios aledaños y cubrieron por completo la carretera que une esta ciudad con una pequeña población. Los habitantes tuvieron que ser rescatados por vehículos de bomberos y los dueños de las fincas trataban ayer afanosamente de rescatar las vacas que quedaron atrapadas. Hay protestas porque era una tragedia anunciada. Cada año el río crece de manera desmedida y no se han hecho las obras necesarias para mitigar el daño.
Lo más grave es que el temporal no dará tregua hasta entrado el próximo año ?los expertos dicen que en marzo? y los equipos de socorro no alcanzan a atender la emergencia.