El Athletic no resiste la pegada del Madrid


Madrid, As
El Real Madrid avanza por esta Liga exhibiendo una pegada reluciente, una eficacia demoledora con la que va tumbando cuantos rivales se cruzan en su camino y con la que oculta sus deficiencias, que de todo hay. Este equipo tiene la habilidad de engordar sus marcadores con una facilidad abrumadora, que le permite esconder bajo la alfombra su versión menos amable. Su víctima esta vez fue el Athletic, que no mereció tan duro castigo como ese 5-1 que refleja una distancia que no fue real. Pero así llega el Madrid al Clásico, líder y subido a una montaña de goles y de confianza con la que pretende contrarrestar el juego reluciente del Barcelona. Sutileza frente a contundencia, dos formas de entender el fútbol y la vida. Pero ese será otro capítulo de la historia.

Antes de llegar al Camp Nou debió superar una dura prueba. El partido estaba enredado para el Madrid, confuso de ideas y al que el Athletic le discutía con todo el derecho el dominio del duelo. Joaquín Caparrós le planteó un buen duelo táctico a José Mourinho y el Athletic mantuvo el tipo hasta que encajó el tercer gol. Nunca se sintió cómodo el Madrid, al que le sigue costando ganarse los espacios cuando el rival no se los regala. Pero apareció Susaeta para cometer un penalti absurdo sobre Di María y facilitarle al rival un triunfo del que se llegó a dudar. La solución a esa acción resultó sorprendente. Sergio Ramos fue el elegido para el lanzamiento, que ejecutó de forma perfecta. Cinco minutos después Gorka Iraizoz se 'comió' una falta de Cristiano y en la media hora final el encuentro ya fue otro.

Lo que se vio antes fue magnífico duelo, gestionado con gran inteligencia por el Athletic, que dejó una excelente impresión en su paso por el Bernabéu. Y de ese grupo de abnegados trabajadores, que se manejaron con envidiable orden y disciplina táctica, nadie sobresalió más que Fernando Llorente, un delantero que asusta por su presencia física, por su altura, y te destruye con los pies. Es un atacante excepcional, completísimo, con movimientos tan inteligentes como devastadores para el rival. Apenas tardó dos minutos en presentarse en sociedad, con un jugadón que retrató a Carvalho y Marcelo y que sólo el oportunismo de Pepe impidió que terminara en gol.

Llorente fue un tormento constante para Pepe, con el que jugueteó en varias ocasiones, y para Casillas, que se vio exigido como pocas veces lo ha sido de local en este curso. Obtuvo el premio a su trabajo en un gol ilegal, convertido en fuera de juego después de un tiro de Iraola poco antes del descanso.

A los vestuarios se fue ya mandando el Madrid, pero no sin sobresaltos. La paciencia y la pausa no son cualidades que se manejen con soltura en el manual de este conjunto, que se siente más cómodo cuando los partidos se resuelven a campo abierto. El Athletic le negó los espacios en las bandas y le condujo hacia el centro, tendencia natural y enfermiza del Madrid desde hace tiempo, pero que le causa un enorme malestar cuando no es él el que decide hacerlo, sino el rival quien le obliga.

Estuvo perfecto el Athletic e indeciso el Madrid hasta que Di María asumió el papel de distribuidor del juego, como ya hizo otras noches, y comenzó a regalar pases a sus compañeros. Uno de ellos, magnífico, se lo envió a Higuaín, que se escurrió entre San José y Amorebieta para batir a Iraizoz. Pudo marcar Ramos poco después, al cabecear fuera un buen envío de Özil y respondió Llorente después de un fallo de Pepe, que le regaló el balón y obligó a intervenir a Casillas

Después de la efervescencia que se vivió tras del gol, el partido ganó en temperatura. El Athletic no se encogió, al contrario, abrió filas, estiró sus líneas y terminó por dibujar el escenario que más le gusta al Madrid. Ese en el que el campo del rival es una pradera virgen por la que Cristiano, Di María, Özil e Higuaín cabalgan en completa libertad luciendo sus cualidades de velocistas.

Surgió de nuevo la figura imperial de Llorente para mandar un nuevo aviso que volvió a desactivar Casillas, pero en la siguiente jugada, el Madrid dibujó un contragolpe perfecto, que inició Higuaín, prosiguió con un sutil pase de genio Özil y terminó Cristiano. El primero de sus tres goles de la noche y decimocuarto en la Liga. Una barbaridad a la que sólo es capaz de responder Leo Messi.

Llegó antes del descanso el apuntado gol de Llorente y el paso por los vestuarios lo aprovechó Mourinho para despertar a sus jugadores, que salieron algo más animados, con otro aire, pero que necesitaron la ayuda del inocente Susaeta, con ese penalti que transformó Ramos, para desenredar un encuentro que comenzaba a complicarse. Llegó después el gol de falta de Cristiano, que debió celebrarlo junto a Iraizoz, que firmó en esa acción la cantada de la noche.

La distancia ya era insalvable y así pareció asumirlo el Athletic, demasiado golpeado anímicamente. Con todo solucionado, Mourinho dio descanso a Khedira, con molestias, Higuaín y Özil, reemplazados por Lass, Benzema y Granero. Y entre estos dos últimos y la torpeza de Amorebieta se cocinó el quinto gol del Madrid. Benzema combinó con Granero, que fue derribado dentro del área. El penalti, esta vez no se lo dejó a nadie, lo convirtió Cristiano para cerrar un marcador excesivo, porque ni el Madrid mereció tanto premio ni el Athletic tanto castigo.

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Khedira (Lass, m.67), Xabi Alonso; Cristiano Ronaldo, Özil (Granero, m.78), Di María; e Higuaín (Benzema, 75).

Athletic Club: Iraizoz; Iraola, San José, Ustariz (Aurtenetxe, m.46), Amorebieta, ; Gabilondo (David López, m.74), Orbaiz, Javi Martínez, Muniain (Iñigo Pérez, m.60); Susaeta y Llorente.

Goles: 1-0, m.20: Higuaín. 2-0, m.30: Cristiano Ronaldo. 2-1, m.40: Llorente. 3-1, m.56: Sergio Ramos de penalti. 4-1, m.63: Cristiano Ronaldo. 5-1, m.90: Cristiano Ronaldo de penalti.

Árbitro: Undiano Mallenco (colegio navarro). Amonestó a Xabi Alonso (13), Carvalho (52) por los locales, y a San José (50) y Amorebieta (61) por los visitantes.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 12ª jornada de Primera división, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de 79.500 espectadores. Fue el tercer lleno de la temporada tras Milán y Atlético de Madrid.

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