Chaco boliviano: sólo cayeron unas cuantas gotas de agua

Camiri, Abi
Pese al cielo encapotado, no llueve en la región del Chaco boliviano (Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija) y los incendios agudizan la desolación de varias comunidades golpeadas por la sequía, informó el subgobernador de la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, Richard Titico.

"Ayer el cielo amaneció encapotado, pero sólo cayeron unas cuantas gotas; hoy el tiempo es nuboso pero no llueve", manifestó, angustiado porque la muerte de ganado vacuno se acelera.

La sequía ya mató aproximadamente 50.000 reses en todo el país, según la Confederación de Ganaderos de Bolivia.

En el Municipio de Muyupampa, ubicado en el chaco chuquisaqueño existe cansancio y las enfermedades se incrementaron por la falta de agua y los incendios empeoran la crisis, alertó la secretaria ejecutiva de la Federación de Campesinos de los distritos Hernando Siles y Luis Calvo, Nancy Rojas.

"Creo que este es un año de sufrimiento para todo el Chaco, porque todos los días mueren los animales y es un sufrimiento único para el campesino. No hay alimentación ni siquiera para el propio campesino", aseveró.

La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra informó que entre enero y noviembre se registraron más de 50.000 focos de calor en todo el país, lo que dañó una superficie de 3,7 millones de hectáreas.

El Consejo Nacional de Alimentación y Nutrición en días pasados determinó que los niños menores de dos años de siete municipios del Chaco boliviano padecen desnutrición aguda, otra de las secuelas de la sequía.

Los 16 Municipios del Chaco albergan una población infantil de 36.000 niñas y niños menores de seis años.

El fantasma de la escasez de agua comenzó a inquietar también a la gente del altiplano boliviano, donde ocho Municipios del departamento de Oruro fueron declarados en estado de emergencia para preservar los cultivos y la ganadería de camélidos, informó el secretario departamental de Agricultura y Ganadería, Severo Choque.

En el Municipio minero de Llallagua, en el norte de Potosí, la población sólo puede contar con agua dos veces por semana, dijo la concejala Arminda Mamani.

En los valles también escasean las lluvias, lo que menguó la producción de alimentos y persiste el riesgo de disminución de la siembra en momentos en que Bolivia soporta un aumento de precios en la canasta familiar.

Según el Servicio de Meteorología e Hidrología, la época de lluvias se iniciará recién a comienzos del próximo año.

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