Bush revela en sus memorias que pretendió atacar Irán y Siria
Madrid, El País
George W. Bush ordenó al Pentágono que planeara un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes y consideró realizar un ataque encubierto a Siria, según revela ahora el ex presidente de EE UU en sus memorias, Decision Points. "Ordené al Pentágono que estudiase qué sería necesario para atacar Irán (...) y poder detener el reloj de la bomba [nuclear], o al menos hacerlo temporalmente", escribe Bush en su libro, de 497 páginas, que hoy se publica en EE UU y al que ya ha tenido acceso el británico The Guardian.
En Decision Points, donde también asegura haber discutido con su equipo de seguridad nacional la posibilidad de un ataque -a petición de Israel- de una supuesta instalación nuclear siria, Bush defiende los temas más criticados de su gestión -Irak, Afganistán, el huracán Katrina, la debacle de Wall Street y la tortura en Guantánamo- y se presenta como un hombre honesto y sencillo, quizá equivocado en algunas de sus actuaciones como presidente pero "cálido, entrañable y extraordinariamente humano".
Respecto al centro de detención de Guantánamo y el uso de controvertidos métodos de tortura como el ahogamiento simulado para extraer información de presuntos terroristas, Bush defiende que ello "ayudó a salvar vidas estadounidenses". En sus memorias, también describe al ex primer ministro británico Tony Blair como su "aliado internacional más próximo" -en varios momentos se refiere a él como "Tony"- y afirma que, si bien en la guerra de Irak "se cometieron errores", la decicisión de atacar "fue la correcta". En una entrevista para la cadena NBC, el ex mandatario ha asegurado, además, que en los momentos previos a la invasión él fue "una voz disidente" dentro de su Administración. "Yo no uso de la fuerza, quise dar una oportunidad a la diplomacia", ha expresado.
Sobre el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans en el que murieron 1.800 personas, admite haber tenido "mucho tiempo para tomar las decisiones ", pero considera que la responsabilidad de las actuaciones no recayeron en este caso sobre él.
"Sea cual sea el veredicto sobre mi presidencia, me siento cómodo con el hecho de que yo no estaré para escucharlo. Ese es un punto de decisión a la que solo llegará la Historia", explica en el libro, donde también recoge aspectos personales de su juventud como su lucha por superar el alcoholismo.
George W. Bush ordenó al Pentágono que planeara un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes y consideró realizar un ataque encubierto a Siria, según revela ahora el ex presidente de EE UU en sus memorias, Decision Points. "Ordené al Pentágono que estudiase qué sería necesario para atacar Irán (...) y poder detener el reloj de la bomba [nuclear], o al menos hacerlo temporalmente", escribe Bush en su libro, de 497 páginas, que hoy se publica en EE UU y al que ya ha tenido acceso el británico The Guardian.
En Decision Points, donde también asegura haber discutido con su equipo de seguridad nacional la posibilidad de un ataque -a petición de Israel- de una supuesta instalación nuclear siria, Bush defiende los temas más criticados de su gestión -Irak, Afganistán, el huracán Katrina, la debacle de Wall Street y la tortura en Guantánamo- y se presenta como un hombre honesto y sencillo, quizá equivocado en algunas de sus actuaciones como presidente pero "cálido, entrañable y extraordinariamente humano".
Respecto al centro de detención de Guantánamo y el uso de controvertidos métodos de tortura como el ahogamiento simulado para extraer información de presuntos terroristas, Bush defiende que ello "ayudó a salvar vidas estadounidenses". En sus memorias, también describe al ex primer ministro británico Tony Blair como su "aliado internacional más próximo" -en varios momentos se refiere a él como "Tony"- y afirma que, si bien en la guerra de Irak "se cometieron errores", la decicisión de atacar "fue la correcta". En una entrevista para la cadena NBC, el ex mandatario ha asegurado, además, que en los momentos previos a la invasión él fue "una voz disidente" dentro de su Administración. "Yo no uso de la fuerza, quise dar una oportunidad a la diplomacia", ha expresado.
Sobre el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans en el que murieron 1.800 personas, admite haber tenido "mucho tiempo para tomar las decisiones ", pero considera que la responsabilidad de las actuaciones no recayeron en este caso sobre él.
"Sea cual sea el veredicto sobre mi presidencia, me siento cómodo con el hecho de que yo no estaré para escucharlo. Ese es un punto de decisión a la que solo llegará la Historia", explica en el libro, donde también recoge aspectos personales de su juventud como su lucha por superar el alcoholismo.