Boca, sin rumbo y futuro complicado
Buenos Aires, Agencias
Una dirigencia carente de ideas, liderazgo y cohesión, un plantel sin fútbol ni alma y encima dividido, y una campaña que, dentro de tres fechas cuando termine el torneo Apertura, no sólo podría marcar hitos negativos, sino también dejar al equipo frente a un abismo profundo.
Boca no tiene rumbo ni dentro ni fuera de la cancha. Hace rato que el presidente Jorge Amor Ameal carece del poder necesario para imponer sus ideas y entonces es llevado por delante por la corriente impulsada por dirigentes que no lo ven con buenos ojos, aunque no lo admitan de puertas afuera.
"Esto es una jungla. Es bravo", dijo José Beraldi, pintándole el panorama al futuro entrenador.
Y Beraldi no está tan equivocado. Una dirigencia incapaz de poner orden, los resultados de dos años a esta parte y el plantel se devoraron a cuatro entrenadores: Carlos Ischia, el "Coco" Basile, Abel Alves y Claudio Borghi. Cada uno de ellos, a su tiempo, comprobó lo que es la "jungla".
Es cierto que tanto dirigentes como entrenadores cometieron errores, como la elección de algunos futbolistas, pero también los cometieron los integrantes del plantel. Para la prensa y la gente, los jugadores dicen "hacerse cargo" de la mala situación, pero dentro de la cancha se hacen los distraídos, como si ellos no tuvieran nada que ver con la debacle.
"Los dirigentes no quieren pagar el costo político" es una frase recurrente que suelen esgrimir algunos de los habitantes del "mundo Boca" (un mundo paralelo al que viven el resto de los mortales) para explicar la falta de decisión de los dirigentes para ponerle fin, entre otras cosas, a las internas.
"No tiene espaldas suficientes", es otro latiguillo utilizado para explicar las cosas que tendrían que haber hecho y no hicieron los entrenadores que llegaron de 2008 a esta parte, y los que pueden arribar en el futuro a Brandsen 805.
Todo este desmanejo se ve reflejado con mucha crudeza en los números. En este Apertura Boca perdió 8 partidos (4 de local ante Racing, San Lorenzo, Lanús y Argentinos) y el equipo tiene más goles en contra (19) que a favor (18).
Con esas derrotas, Boca igualó la cantidad de traspiés sufridos en el Apertura 96 (terminó décimo), y si pierde un encuentro más de los tres que le resta jugar, alcanzará el número de caídas de los Clausuras 2005 (15to.), 2009 (14to.) y 2010 (16to).
Las cifras, momentáneas por cierto, se cierran con otra estadística: se perdieron 17 de los 35 partidos que jugó en el año. Pero todo esto no es lo que más asusta. Lo que realmente preocupa es la temporada 2011/12.
Para el inicio de ese momento aún restan poco más de seis meses de competencia, pero Boca lo iniciaría, dependiendo de distintas situaciones que se pueden dar en los próximos seis meses, sólo por encima de Tigre, Huracán, Gimnasia y los dos equipos que ascenderán de la Primera B Nacional. Este parece un compromiso delicado ante la crisis dirigencial y deportiva que vive el club, la cual no parece tener una solución inmediata.
"Ahora hay que tener la capacidad de revertirlo (a este momento). Estamos mal ubicados, si no aceptamos la realidad de Boca", puntualizó Beraldi. Como sucede en los últimos tiempos entre las palabras y los hechos media un inmenso abismo, como el que podría enfrentar Boca en no mucho tiempo más.
Una dirigencia carente de ideas, liderazgo y cohesión, un plantel sin fútbol ni alma y encima dividido, y una campaña que, dentro de tres fechas cuando termine el torneo Apertura, no sólo podría marcar hitos negativos, sino también dejar al equipo frente a un abismo profundo.
Boca no tiene rumbo ni dentro ni fuera de la cancha. Hace rato que el presidente Jorge Amor Ameal carece del poder necesario para imponer sus ideas y entonces es llevado por delante por la corriente impulsada por dirigentes que no lo ven con buenos ojos, aunque no lo admitan de puertas afuera.
"Esto es una jungla. Es bravo", dijo José Beraldi, pintándole el panorama al futuro entrenador.
Y Beraldi no está tan equivocado. Una dirigencia incapaz de poner orden, los resultados de dos años a esta parte y el plantel se devoraron a cuatro entrenadores: Carlos Ischia, el "Coco" Basile, Abel Alves y Claudio Borghi. Cada uno de ellos, a su tiempo, comprobó lo que es la "jungla".
Es cierto que tanto dirigentes como entrenadores cometieron errores, como la elección de algunos futbolistas, pero también los cometieron los integrantes del plantel. Para la prensa y la gente, los jugadores dicen "hacerse cargo" de la mala situación, pero dentro de la cancha se hacen los distraídos, como si ellos no tuvieran nada que ver con la debacle.
"Los dirigentes no quieren pagar el costo político" es una frase recurrente que suelen esgrimir algunos de los habitantes del "mundo Boca" (un mundo paralelo al que viven el resto de los mortales) para explicar la falta de decisión de los dirigentes para ponerle fin, entre otras cosas, a las internas.
"No tiene espaldas suficientes", es otro latiguillo utilizado para explicar las cosas que tendrían que haber hecho y no hicieron los entrenadores que llegaron de 2008 a esta parte, y los que pueden arribar en el futuro a Brandsen 805.
Todo este desmanejo se ve reflejado con mucha crudeza en los números. En este Apertura Boca perdió 8 partidos (4 de local ante Racing, San Lorenzo, Lanús y Argentinos) y el equipo tiene más goles en contra (19) que a favor (18).
Con esas derrotas, Boca igualó la cantidad de traspiés sufridos en el Apertura 96 (terminó décimo), y si pierde un encuentro más de los tres que le resta jugar, alcanzará el número de caídas de los Clausuras 2005 (15to.), 2009 (14to.) y 2010 (16to).
Las cifras, momentáneas por cierto, se cierran con otra estadística: se perdieron 17 de los 35 partidos que jugó en el año. Pero todo esto no es lo que más asusta. Lo que realmente preocupa es la temporada 2011/12.
Para el inicio de ese momento aún restan poco más de seis meses de competencia, pero Boca lo iniciaría, dependiendo de distintas situaciones que se pueden dar en los próximos seis meses, sólo por encima de Tigre, Huracán, Gimnasia y los dos equipos que ascenderán de la Primera B Nacional. Este parece un compromiso delicado ante la crisis dirigencial y deportiva que vive el club, la cual no parece tener una solución inmediata.
"Ahora hay que tener la capacidad de revertirlo (a este momento). Estamos mal ubicados, si no aceptamos la realidad de Boca", puntualizó Beraldi. Como sucede en los últimos tiempos entre las palabras y los hechos media un inmenso abismo, como el que podría enfrentar Boca en no mucho tiempo más.