Gamberros apedrearon a vehículos de jugadores de Wilstermann





José Luis Nogales, JNN Digital
El entrenamiento programado por la dirección técnica de Wilstermann para el miércoles por la tarde, terminó intempestivamente al promediar las 18:00 con un grito del arquero Daniel Vaca “¡que gente de mierda!”.Todo el plantel se reunió en el centro del campo y salió en silencio, ante la mirada atónita de aficionados que se habían dado cita a la cancha auxiliar del Estadio Félix Capriles para presenciar el ensayo con miras al trascendental partido contra Real Potosí.

Los gritos de Vaca se debieron a que un grupo de inadaptados, no más de cinco, según relataron algunos testigos, apedrearon los autos de varios jugadores de Wilstermann, resultando los más afectados los de Sanjurjo y Vaca.

La molestia era muy visible y justificada entre los integrantes del equipo. El único que ofreció algunas palabras ante los pocos medios de comunicación presentes fue Edgar Olivares, quien mostrábase molest, incluso llegando a contener algunas lágrimas por la bronca. “Hace dos días sucedió algo similar en Argentina. Es increíble, la gente tiene que aprender las cosas buenas. A todas las personas que piensan de esta manera hay que decirles que piensen mejor. No es hacer daño. Hacen daño al equipo, a todos. Y después merma el rendimiento.”, dijo.

Mientras más gente se agolpaba en el parqueo del estadio, varios hinchas comentaban que actitudes como esa no le hacían ningún bien a Wilstermann, contrastando con otras opiniones que señalaban a Vaca como el incitador, al haber publicado en su Facebook que no jugaría el domingo si no le pagaban. Jnn revisó la página del golero vaca y no encontró ningún comentario como el aludido.

Tras varios minutos con los integrantes del equipo al interior del camarín del estadio, Fernando Sanjurjo salió como un huracán diciendo “quien fue el puto que me rompió el auto, quien fue el puto que me rompió el auto. Manga de gatos”. Se subió a su dañada vagoneta y, a pesar de que el ayudante de campo, Flores, quiso detenerlo, argumentando que la policía ya se constituyó en el lugar, salió casi atropellando a la gente. No faltó quien lo insultó.

Lo cierto es que este lamentable incidente, protagonizado por algunos mal llamados hinchas, no le hace ningún bien al cuadro Rojo, sumido en una profunda crisis institucional, dirigencial y futbolística, la más grave de toda su historia.

Restan tres partidos para saber si, el próximo año, Wilstermann dejará de ser equipo de primera división. Con actos vandálicos y estúpidos, como los acaecidos el miércoles por la tarde, no es de esperar una mejoría en el ánimo de los jugadores, si no más bien todo lo contrario.

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