Urzúa: "Cuando llegó la primera sonda, todos querían abrazar el martillo"
Luis Urzúa, líder de los mineros y el último en ser rescatado, cuenta detalles del cautiverio
Copiapó, El País
Tras convertirse en el último de los trabajadores en ser rescatado de la mina San José, el topógrafo Luis Urzúa ha contado al presidente de Chile, Sebastián Piñera, detalles de los 69 días de cárcel en el interior del yacimiento. La más entrañable de estas anécdotas, que recoge El Mercurio on line, es lo que sucedió a la llegada de la primera sonda al refugio. "Eran las seis de la mañana y teníamos todo un protocolo. Pero se olvidó todo, cuando llegó la primera sonda al refugio todos querían abrazar el martillo", ha relatado Urzúa, de de 54 años y con 31 de experiencia en la minería.
El jefe de turno cuando sucedió el accidente y líder de los mineros durante el cautiverio ha explicado que en esa primera sonda que los halló con vida tras 17 días de incertidumbre mandaron "varios papeles", no sólo el que finalmente llegó para informar al mundo de que seguían con vida. Uno de ellos, por ejemplo, decía "mándame comida, tengo hambre". "Fueron bastantes papeles, pero Dios quiso que llegaran los que debían llegar". El mensaje que confirmó que habían sobrevivido al derrumbe lo había escrito con rotulador rojo José Ojeda y no podía ser más escueto y certero: "Estamos bien los 33 en el refugio".
"Veíamos que era difícil"
Según Urzúa, tras el accidente, ocurrido el 5 de agosto, tardaron unas tres horas en poder constatar cuál era su situación, ya que la polvareda que se levantó les impedía ver. Su principal preocupación era la suerte de otros compañeros que en ese momento estaban abandonando la mina tras su turno de trabajo. "Rogamos porque teníamos tres o cuatro personas que iban saliendo. Siempre nos preguntamos si habrían salido o no", ha confesado. Los mineros salieron sin problemas en un accidente que no produjo víctimas.
Los atrapados supieron días después del accidente que les estaban buscando. "Nosotros veíamos cómo perforaban las máquinas. Los primeros cinco días estábamos seguros que estaban trabajando por la mina, pero veíamos que era difícil. Sabía cómo estaba la cosa", ha relatado Urzúa. Piñera, por su parte, le ha explicado la preocupación que se vivió en Chile porque perforaban pero no sabían "dónde estaban, si estaban vivos o muertos". "Se lloró en todos los hogares de Chile de alegría y emoción", ha añadido el mandatario.
Lo peor de estos 69 días, según Urzúa, fueron los primeros días de encierro, en los que tenían "poquita comida". "Al último estábamos comiendo cada 48 horas, para dejar algo para más adelante". Su dieta era: dos cucharadas de atún en conserva, un vaso pequeño de leche, media galleta y pequeños dados de melocotón en almíbar. Los mineros hicieron varios intentos por salir por su cuenta y riesgo y "mucha gente de repente trató de hacer cosas que no eran las mejores", ha indicado, en referencia al conato de revuelta que se vivió en la mina contra sus órdenes, para añadir: "Pero por suerte supimos mantener la cordura gracias a Dios no hubo ningún accidentado".
Urzúa, de carácter firme y que supo insuflar la esperanza en sus hombres para que no cayeran en el desánimo, también tuvo sus momentos de debilidad: "De repente podía decaer pero tenía la suficiente fortaleza para hablar con los trabajadores, decirles lo que estaba pasando". "Los que tenemos fe, teníamos la esperanza de que algún día podíamos ser rescatados. Le damos las gracias a Dios", ha agregado.
Copiapó, El País
Tras convertirse en el último de los trabajadores en ser rescatado de la mina San José, el topógrafo Luis Urzúa ha contado al presidente de Chile, Sebastián Piñera, detalles de los 69 días de cárcel en el interior del yacimiento. La más entrañable de estas anécdotas, que recoge El Mercurio on line, es lo que sucedió a la llegada de la primera sonda al refugio. "Eran las seis de la mañana y teníamos todo un protocolo. Pero se olvidó todo, cuando llegó la primera sonda al refugio todos querían abrazar el martillo", ha relatado Urzúa, de de 54 años y con 31 de experiencia en la minería.
El jefe de turno cuando sucedió el accidente y líder de los mineros durante el cautiverio ha explicado que en esa primera sonda que los halló con vida tras 17 días de incertidumbre mandaron "varios papeles", no sólo el que finalmente llegó para informar al mundo de que seguían con vida. Uno de ellos, por ejemplo, decía "mándame comida, tengo hambre". "Fueron bastantes papeles, pero Dios quiso que llegaran los que debían llegar". El mensaje que confirmó que habían sobrevivido al derrumbe lo había escrito con rotulador rojo José Ojeda y no podía ser más escueto y certero: "Estamos bien los 33 en el refugio".
"Veíamos que era difícil"
Según Urzúa, tras el accidente, ocurrido el 5 de agosto, tardaron unas tres horas en poder constatar cuál era su situación, ya que la polvareda que se levantó les impedía ver. Su principal preocupación era la suerte de otros compañeros que en ese momento estaban abandonando la mina tras su turno de trabajo. "Rogamos porque teníamos tres o cuatro personas que iban saliendo. Siempre nos preguntamos si habrían salido o no", ha confesado. Los mineros salieron sin problemas en un accidente que no produjo víctimas.
Los atrapados supieron días después del accidente que les estaban buscando. "Nosotros veíamos cómo perforaban las máquinas. Los primeros cinco días estábamos seguros que estaban trabajando por la mina, pero veíamos que era difícil. Sabía cómo estaba la cosa", ha relatado Urzúa. Piñera, por su parte, le ha explicado la preocupación que se vivió en Chile porque perforaban pero no sabían "dónde estaban, si estaban vivos o muertos". "Se lloró en todos los hogares de Chile de alegría y emoción", ha añadido el mandatario.
Lo peor de estos 69 días, según Urzúa, fueron los primeros días de encierro, en los que tenían "poquita comida". "Al último estábamos comiendo cada 48 horas, para dejar algo para más adelante". Su dieta era: dos cucharadas de atún en conserva, un vaso pequeño de leche, media galleta y pequeños dados de melocotón en almíbar. Los mineros hicieron varios intentos por salir por su cuenta y riesgo y "mucha gente de repente trató de hacer cosas que no eran las mejores", ha indicado, en referencia al conato de revuelta que se vivió en la mina contra sus órdenes, para añadir: "Pero por suerte supimos mantener la cordura gracias a Dios no hubo ningún accidentado".
Urzúa, de carácter firme y que supo insuflar la esperanza en sus hombres para que no cayeran en el desánimo, también tuvo sus momentos de debilidad: "De repente podía decaer pero tenía la suficiente fortaleza para hablar con los trabajadores, decirles lo que estaba pasando". "Los que tenemos fe, teníamos la esperanza de que algún día podíamos ser rescatados. Le damos las gracias a Dios", ha agregado.