Naciones Unidas opina que no debería aplicarse a Aziz la pena de muerte
Naciones Unidas, Agencias
Naciones Unidas reiteró hoy su firme oposición a la pena de muerte y apuntó que, como en otros casos, ese castigo no debería aplicarse al ex viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz, que el martes fue condenado en su país.
"La posición de Naciones Unidas sobre la pena de muerte es sobradamente conocida. En este caso, como en otros, sugeriríamos que no se aplicara", apuntó hoy Martin Nesirky en su calidad de portavoz del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Aziz, la principal figura del Gobierno de Sadam Husein durante más de dos décadas, fue condenado el martes a morir en la horca en el tercer juicio al que se le somete por delitos vinculados con su gestión.
Preguntado al respecto durante una rueda de prensa, Nesirky apuntó que "la posición de Naciones Unidas ante la pena de muerte es sobradamente conocida: esa posición es que nos oponemos a la pena de muerte".
Por ello, apuntó que en el caso del ex viceprimer ministro iraquí, de 74 años y con diabetes, hipertensión y otros males, "al igual que en otros casos, sugeriríamos que la pena de muerte no fuera aplicada".
La condena de Aziz fue emitida por un tribunal supremo penal creado para enjuiciar a los representantes del régimen iraquí anterior, pero no es firme porque puede ser recurrida ante una corte de apelaciones dentro de un plazo de treinta días.
En caso de ser ratificada por el tribunal de casación, la decisión final queda en manos del Consejo Presidencial, integrado por el jefe de Estado y los dos vicepresidentes, que de por sí están con un mandato interino y pronto tienen que ser reemplazados.
Además de Tarek Aziz, también fueron condenados a la misma pena capital cuatro representantes del régimen de Sadam Husein, dentro de una causa en la que fueron procesadas veinte personas.
La causa está vinculada con la persecución decretada en los años ochenta en Irak contra militantes y dirigentes de partidos religiosos, que afectó especialmente a políticos chiíes.
Tanto Aziz como los otros cuatro condenados a la pena capital fueron declarados culpables de asesinato premeditado y crímenes contra la humanidad, y también recibieron penas menores por el delito de torturas.
Naciones Unidas reiteró hoy su firme oposición a la pena de muerte y apuntó que, como en otros casos, ese castigo no debería aplicarse al ex viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz, que el martes fue condenado en su país.
"La posición de Naciones Unidas sobre la pena de muerte es sobradamente conocida. En este caso, como en otros, sugeriríamos que no se aplicara", apuntó hoy Martin Nesirky en su calidad de portavoz del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Aziz, la principal figura del Gobierno de Sadam Husein durante más de dos décadas, fue condenado el martes a morir en la horca en el tercer juicio al que se le somete por delitos vinculados con su gestión.
Preguntado al respecto durante una rueda de prensa, Nesirky apuntó que "la posición de Naciones Unidas ante la pena de muerte es sobradamente conocida: esa posición es que nos oponemos a la pena de muerte".
Por ello, apuntó que en el caso del ex viceprimer ministro iraquí, de 74 años y con diabetes, hipertensión y otros males, "al igual que en otros casos, sugeriríamos que la pena de muerte no fuera aplicada".
La condena de Aziz fue emitida por un tribunal supremo penal creado para enjuiciar a los representantes del régimen iraquí anterior, pero no es firme porque puede ser recurrida ante una corte de apelaciones dentro de un plazo de treinta días.
En caso de ser ratificada por el tribunal de casación, la decisión final queda en manos del Consejo Presidencial, integrado por el jefe de Estado y los dos vicepresidentes, que de por sí están con un mandato interino y pronto tienen que ser reemplazados.
Además de Tarek Aziz, también fueron condenados a la misma pena capital cuatro representantes del régimen de Sadam Husein, dentro de una causa en la que fueron procesadas veinte personas.
La causa está vinculada con la persecución decretada en los años ochenta en Irak contra militantes y dirigentes de partidos religiosos, que afectó especialmente a políticos chiíes.
Tanto Aziz como los otros cuatro condenados a la pena capital fueron declarados culpables de asesinato premeditado y crímenes contra la humanidad, y también recibieron penas menores por el delito de torturas.