Madelón debutó en Quilmes, que sigue sin ganar
Buenos Aires, Agencias
Banfield le amargó en la noche del sábado el debut a Leonardo Carol Madelón como entrenador de Quilmes, porque le ganó 2-0 en el Estadio Centenario y lo hundió aún más en su racha adversa la cuál no registra victorias en todo el Apertura ni en los seis últimos partidos que afrontó en la Primera B Nacional.
Los goles para el Taladro llegaron de la mano de sus delanteros Gabriel Méndez, a los 16 minutos de la primera parte, y David Ramírez, a los 8 del segundo período. El equipo de Julio César Falcioni volvió a capturar una victoria luego de cuatro encuentros, al tiempo que Quilmes, a pesar del cambio de entrenador, sigue sin poder ganar y ya cumplió 18 fechas sin cantar victoria.
El primer tiempo se desarrolló mayormente en la mitad de la cancha, fue muy pobre como espectáculo e incluso discontínuo a causa de las imprecisiones en las que caían constantemente ambos elencos.
Por ese motivo la posesión de la pelota estuvo dividida y predominó más la lucha que el criterio para construir jugadas colectivas.
Leonardo Madelón superpobló la línea media de su equipo, dejando a Juan José Morales como único delantero y a Santiago Raymonda como enlace. Esto le dio a su equipo otra pujanza para un planteo mas combativo, pero se le hacia muy difícil llegar al arco rival.
Por su parte Banfield no tuvo una de sus actuaciones más brillantes, aunque le alcanzó con poco para irse al descanso con una mínima ventaja.
Walter Erviti no tuvo mucho contacto con la pelota, aunque el Taladro frustró cada intento del local, a veces abusando de infracciones para cortar su juego.
Por esas faltas cometidas por la visita, Quilmes encontró una manera de aproximarse al gol en jugadas originadas con pelota parada.
El Taladro se impuso en una de las pocas chances que tuvo la etapa inicial. A los 16 minutos, Federico Sardella cabeceó una pelota dividida en las inmediaciones del área quilmeña y habilitó a Méndez, quien le ganó la espalda a Pablo Fontanini por la izquierda y colocó el balon bajo junto al primer palo.
La única oportunidad que tuvo Quilmes fue tras un tiro libre desde la izquierda ejecutado por Ariel Broggi que cabeceó Danilo Gerlo en el segundo palo y Mauro Dos Santos rechazó sobre la linea. Sin embargo, Santiago Hirsig tomó el rebote y remató sobre el travesaño cuando el arquero estaba fuera de la jugada.
El segundo episodio fue tan chato y deslucido como la etapa inicial, hasta incluso más aburrido y predecible, porque ni bien se reanudó el juego Banfield encontró un gol tempranero que sentenció el encuentro.
Ramirez hizo una pared con Sebastián Romero, ingresó al área por la derecha y definió bajo el cuerpo del arquero Trípodi para el 2-0.
A partir de entonces los dirigidos por Falcioni especularon con ampliar la diferencia de contragolpe, al tiempo que Quilmes no logró encontrarle nunca la vuelta al partido, rebotando una y otra vez ante la muralla defensiva de Banfield.
Desde los 25 minutos del segundo capítulo y ante un nuevo revés que por entonces ya se veía irreversible, los hinchas quilmeños estallaron en su ira e intentaron infructuosamente interrumpir el juego rompiendo el alambrado perimetral de su popular y prendiendo fuego a una bandera y papeles.
Banfield le amargó en la noche del sábado el debut a Leonardo Carol Madelón como entrenador de Quilmes, porque le ganó 2-0 en el Estadio Centenario y lo hundió aún más en su racha adversa la cuál no registra victorias en todo el Apertura ni en los seis últimos partidos que afrontó en la Primera B Nacional.
Los goles para el Taladro llegaron de la mano de sus delanteros Gabriel Méndez, a los 16 minutos de la primera parte, y David Ramírez, a los 8 del segundo período. El equipo de Julio César Falcioni volvió a capturar una victoria luego de cuatro encuentros, al tiempo que Quilmes, a pesar del cambio de entrenador, sigue sin poder ganar y ya cumplió 18 fechas sin cantar victoria.
El primer tiempo se desarrolló mayormente en la mitad de la cancha, fue muy pobre como espectáculo e incluso discontínuo a causa de las imprecisiones en las que caían constantemente ambos elencos.
Por ese motivo la posesión de la pelota estuvo dividida y predominó más la lucha que el criterio para construir jugadas colectivas.
Leonardo Madelón superpobló la línea media de su equipo, dejando a Juan José Morales como único delantero y a Santiago Raymonda como enlace. Esto le dio a su equipo otra pujanza para un planteo mas combativo, pero se le hacia muy difícil llegar al arco rival.
Por su parte Banfield no tuvo una de sus actuaciones más brillantes, aunque le alcanzó con poco para irse al descanso con una mínima ventaja.
Walter Erviti no tuvo mucho contacto con la pelota, aunque el Taladro frustró cada intento del local, a veces abusando de infracciones para cortar su juego.
Por esas faltas cometidas por la visita, Quilmes encontró una manera de aproximarse al gol en jugadas originadas con pelota parada.
El Taladro se impuso en una de las pocas chances que tuvo la etapa inicial. A los 16 minutos, Federico Sardella cabeceó una pelota dividida en las inmediaciones del área quilmeña y habilitó a Méndez, quien le ganó la espalda a Pablo Fontanini por la izquierda y colocó el balon bajo junto al primer palo.
La única oportunidad que tuvo Quilmes fue tras un tiro libre desde la izquierda ejecutado por Ariel Broggi que cabeceó Danilo Gerlo en el segundo palo y Mauro Dos Santos rechazó sobre la linea. Sin embargo, Santiago Hirsig tomó el rebote y remató sobre el travesaño cuando el arquero estaba fuera de la jugada.
El segundo episodio fue tan chato y deslucido como la etapa inicial, hasta incluso más aburrido y predecible, porque ni bien se reanudó el juego Banfield encontró un gol tempranero que sentenció el encuentro.
Ramirez hizo una pared con Sebastián Romero, ingresó al área por la derecha y definió bajo el cuerpo del arquero Trípodi para el 2-0.
A partir de entonces los dirigidos por Falcioni especularon con ampliar la diferencia de contragolpe, al tiempo que Quilmes no logró encontrarle nunca la vuelta al partido, rebotando una y otra vez ante la muralla defensiva de Banfield.
Desde los 25 minutos del segundo capítulo y ante un nuevo revés que por entonces ya se veía irreversible, los hinchas quilmeños estallaron en su ira e intentaron infructuosamente interrumpir el juego rompiendo el alambrado perimetral de su popular y prendiendo fuego a una bandera y papeles.