La Policía italiana detuvo al jefe ultra de los 'Tigres de Arkán'
Geona, Agencias
Los ultras serbios protagonizaron anoche una verdadera batalla campal antes de su entrada en el estadio Luigi Ferrari, que prosiguió también en el campo, con el lanzamiento de bengalas y petardos e intentos de entrar al césped.
El comportamiento de los cerca 1.500 hinchas serbios provocó que el partido comenzase con más de media hora de retraso y que fuera suspendido por el árbitro cuando se llevaban jugados seis minutos, después de que una bengala pasó rozando el portero italiano, Emiliano Viviano.
Pero la batalla continuó fuera del estadio tras la suspensión del encuentro hasta las dos de la madrugada local, cuando un centenar de hinchas se enfrentaron a las fuerzas del orden.
La Policía comunicó que los altercados se saldaron con 16 heridos leves, entre ellos dos carabineros (policía militar italiana) y 17 detenidos.
Entre los arrestado se encuentra el ultra Ivan Bogdanov, de 30 años, el joven tatuado y cubierto con un pasamontañas que encaramado a la valla de contención incitaba a los ultras serbios para que continuasen arrojando objetos al campo.
La foto de Bogdanov , jefe del llamado grupo ultra 'Tigres de Arkán' , que toma el nombre del conocido criminal de guerra durante el conflicto en la ex Yugoslavia, es la imagen que recoge la prensa italiana para describir el caos que se vivió el martes en Génova.
Las fuerzas del orden encontraron a Bogdanov escondido en el capó delantero del autobús en el que tenían que volver a casa los aficionados serbios.
Antes del inicio del encuentro, un grupo de ultras serbios lanzaron piedras y bengalas contra el autobús en el que viajaba su selección y uno de los petardos alcanzó al portero serbio y ex jugador del Getafe, Vladimir Stojkovic.
El seleccionador italiano, Cesare Prandelli, explicó que antes de salir al campo ya se tuvo el presentimiento de que algo iba a pasar, cuando vio que Stojkovic se había refugiado en el vestuario de sus pupilos y "estaba muy asustado".
Heysel, en el recuerdo
La prensa italiana habla de que se evitó "otra Heysel", la tragedia del 29 de mayo de 1985 durante la final de la Copa de Europa en Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados (34 italianos seguidores de la Juventus, dos belgas, dos franceses y un británico) a causa de una avalancha debido a la violencia protagonizada por los ultras del Liverpool.
Otro de los temas de debate hoy en Italia es cómo se dejó viajar a los aficionados serbios a Italia y, sobre todo, cómo se les permitió la entrada en el estadio con un verdadero arsenal de petardos y bengalas.
Desde el Observatorio de Manifestaciones Deportivas italiano, dependiente del Ministerio del Interior, aseguraron hoy en rueda de prensa que antes del partido no recibieron ninguna información específica sobre "el perfil de riesgo" de los seguidores serbios que tenían previsto viajar a Italia por parte de las autoridades del país balcánico.
"Todo el mundo puede ver que se han registrado lagunas de información", manifestó el portavoz de dicho organismo, Roberto Massucci, quien, sin embargo, admitió que los controles a las puertas del estadio genovés fueron "flojos".
A este respecto, Massucci alegó dificultades en los aparatos de control personal y señaló, asimismo, "la auténtica determinación criminal de los seguidores violentos", que ocultaron objetos de todo tipo en partes del cuerpo que no podían ser registradas.
Los ultras serbios protagonizaron anoche una verdadera batalla campal antes de su entrada en el estadio Luigi Ferrari, que prosiguió también en el campo, con el lanzamiento de bengalas y petardos e intentos de entrar al césped.
El comportamiento de los cerca 1.500 hinchas serbios provocó que el partido comenzase con más de media hora de retraso y que fuera suspendido por el árbitro cuando se llevaban jugados seis minutos, después de que una bengala pasó rozando el portero italiano, Emiliano Viviano.
Pero la batalla continuó fuera del estadio tras la suspensión del encuentro hasta las dos de la madrugada local, cuando un centenar de hinchas se enfrentaron a las fuerzas del orden.
La Policía comunicó que los altercados se saldaron con 16 heridos leves, entre ellos dos carabineros (policía militar italiana) y 17 detenidos.
Entre los arrestado se encuentra el ultra Ivan Bogdanov, de 30 años, el joven tatuado y cubierto con un pasamontañas que encaramado a la valla de contención incitaba a los ultras serbios para que continuasen arrojando objetos al campo.
La foto de Bogdanov , jefe del llamado grupo ultra 'Tigres de Arkán' , que toma el nombre del conocido criminal de guerra durante el conflicto en la ex Yugoslavia, es la imagen que recoge la prensa italiana para describir el caos que se vivió el martes en Génova.
Las fuerzas del orden encontraron a Bogdanov escondido en el capó delantero del autobús en el que tenían que volver a casa los aficionados serbios.
Antes del inicio del encuentro, un grupo de ultras serbios lanzaron piedras y bengalas contra el autobús en el que viajaba su selección y uno de los petardos alcanzó al portero serbio y ex jugador del Getafe, Vladimir Stojkovic.
El seleccionador italiano, Cesare Prandelli, explicó que antes de salir al campo ya se tuvo el presentimiento de que algo iba a pasar, cuando vio que Stojkovic se había refugiado en el vestuario de sus pupilos y "estaba muy asustado".
Heysel, en el recuerdo
La prensa italiana habla de que se evitó "otra Heysel", la tragedia del 29 de mayo de 1985 durante la final de la Copa de Europa en Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados (34 italianos seguidores de la Juventus, dos belgas, dos franceses y un británico) a causa de una avalancha debido a la violencia protagonizada por los ultras del Liverpool.
Otro de los temas de debate hoy en Italia es cómo se dejó viajar a los aficionados serbios a Italia y, sobre todo, cómo se les permitió la entrada en el estadio con un verdadero arsenal de petardos y bengalas.
Desde el Observatorio de Manifestaciones Deportivas italiano, dependiente del Ministerio del Interior, aseguraron hoy en rueda de prensa que antes del partido no recibieron ninguna información específica sobre "el perfil de riesgo" de los seguidores serbios que tenían previsto viajar a Italia por parte de las autoridades del país balcánico.
"Todo el mundo puede ver que se han registrado lagunas de información", manifestó el portavoz de dicho organismo, Roberto Massucci, quien, sin embargo, admitió que los controles a las puertas del estadio genovés fueron "flojos".
A este respecto, Massucci alegó dificultades en los aparatos de control personal y señaló, asimismo, "la auténtica determinación criminal de los seguidores violentos", que ocultaron objetos de todo tipo en partes del cuerpo que no podían ser registradas.