La campaña se agita con acusaciones y Lula tilda a la oposición de irresponsable
Brasilia, Agencias
La campaña para las presidenciales del próximo día 31 en Brasil se avivó hoy con denuncias de lado y lado y el gobernante Luiz Inácio Lula da Silva entró de lleno en el debate para acusar a la oposición de "irresponsable" y "difamatoria".
"Es la campaña de más bajo nivel de la historia", declaró Lula en defensa de la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, de quien dijo que es víctima de una continua "difamación" por parte del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que postula para la Presidencia a José Serra.
Lula reaccionó así durante un acto celebrado a las puertas del Palacio presidencial de Planalto, en el que fue consultado sobre informaciones publicadas hoy por la prensa local, que vinculan a allegados a Rousseff en la violación de cuentas bancarias y fiscales de algunos líderes del PSDB y de una hija de Serra.
Esas sospechas, que el diario Folha de Sao Paulo atribuyó a la Policía Federal, se suman a un escándalo de tráfico de influencias que hace un mes obligó a dimitir a la ministra de la Presidencia, Erenice Guerra.
La ahora ex ministra fue una cercana colaboradora de Rousseff durante cinco años y asumió el cargo una vez que ésta renunció para ser candidata presidencial, por lo que el PSDB ha pedido que ambas sean investigadas.
"Eso no se puede tomar en serio", porque es "tal la cantidad de noticias, denuncias y acusaciones que, sinceramente, un presidente de la República no puede tomarlas en serio", declaró Lula, quien inmediatamente pasó al contraataque y denunció una supuesta campaña telefónica dirigida a "difamar" a Rousseff.
Según el mandatario, el caso está en manos de la Policía Federal y se trata de una "campaña difamatoria" en la que se dicen "cosas" contra la candidata que él, en toda su vida política, "jamás" tuvo "coraje de decir de algún adversario".
La semana pasada, Rousseff se vio obligada a responder y negar algunos rumores según los cuales se propone avanzar en favor de la legalización del aborto y del matrimonio homosexual, que le generaron virulentas críticas de sectores religiosos, pero Lula no aclaró si la "campaña" que citó hoy se refiere al mismo asunto.
Sí insinuó que el PSDB podría estar detrás del caso y señaló que "es una campaña difamatoria que jamás podría ser aceptada por cualquier hombre o mujer democrática".
Sin nombrarlo, también arremetió contra Serra y algunas de sus ofertas electorales, como un fuerte aumento de salarios y de las jubilaciones.
"Hay un adversario político que hace una cantidad de promesas que no puede cumplir, porque no las cumplió cuando fue Gobierno, y que de forma irresponsable dice que va a cambiar la política económica en momentos en que Brasil es modelo de desarrollo, como generador de empleos con estabilidad económica", declaró Lula.
Rousseff, quien se impuso en la primera vuelta del pasado día 3 con un 46,9%, frente al 32,6% de Serra, también se hizo cargo de su propia defensa y se dijo víctima de una "campaña de odio", a la que aseguró que vencerá "con el amor del pueblo".
Insinuó además que los "ataques" responden a que es la primera mujer con reales posibilidades de llegar a la Presidencia de Brasil.
"Pero por ser mujer no me podré equivocar, porque si no dirán que la mujer es incompetente y no sirve para gobernar", declaró en un acto celebrado hoy en Brasilia, donde recibió respaldo de sectores del Partido Verde (PV), cuya candidata presidencial Marina Silva quedó en tercer lugar el día 3, con un 19,6%.
Casi al mismo tiempo, seguidores del PSDB que acompañaban a Serra en una marcha por Campo Grande, una ciudad vecina a Río de Janeiro, protagonizaron algunos incidentes sin mayores consecuencias con militantes del PT, que protestaban contra el candidato opositor.
Según testigos, hubo algunos golpes y fueron arrojados algunos objetos livianos, como un pequeño tubo de cartón que impactó a Serra en la cabeza.
"Ese es el estilo del PT, de las tropas de asalto de los nazis, de los movimientos fascistas", declaró el candidato, quien a pesar de los incidentes no interrumpió su marcha por el centro de Campo Grande.
La campaña para las presidenciales del próximo día 31 en Brasil se avivó hoy con denuncias de lado y lado y el gobernante Luiz Inácio Lula da Silva entró de lleno en el debate para acusar a la oposición de "irresponsable" y "difamatoria".
"Es la campaña de más bajo nivel de la historia", declaró Lula en defensa de la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, de quien dijo que es víctima de una continua "difamación" por parte del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que postula para la Presidencia a José Serra.
Lula reaccionó así durante un acto celebrado a las puertas del Palacio presidencial de Planalto, en el que fue consultado sobre informaciones publicadas hoy por la prensa local, que vinculan a allegados a Rousseff en la violación de cuentas bancarias y fiscales de algunos líderes del PSDB y de una hija de Serra.
Esas sospechas, que el diario Folha de Sao Paulo atribuyó a la Policía Federal, se suman a un escándalo de tráfico de influencias que hace un mes obligó a dimitir a la ministra de la Presidencia, Erenice Guerra.
La ahora ex ministra fue una cercana colaboradora de Rousseff durante cinco años y asumió el cargo una vez que ésta renunció para ser candidata presidencial, por lo que el PSDB ha pedido que ambas sean investigadas.
"Eso no se puede tomar en serio", porque es "tal la cantidad de noticias, denuncias y acusaciones que, sinceramente, un presidente de la República no puede tomarlas en serio", declaró Lula, quien inmediatamente pasó al contraataque y denunció una supuesta campaña telefónica dirigida a "difamar" a Rousseff.
Según el mandatario, el caso está en manos de la Policía Federal y se trata de una "campaña difamatoria" en la que se dicen "cosas" contra la candidata que él, en toda su vida política, "jamás" tuvo "coraje de decir de algún adversario".
La semana pasada, Rousseff se vio obligada a responder y negar algunos rumores según los cuales se propone avanzar en favor de la legalización del aborto y del matrimonio homosexual, que le generaron virulentas críticas de sectores religiosos, pero Lula no aclaró si la "campaña" que citó hoy se refiere al mismo asunto.
Sí insinuó que el PSDB podría estar detrás del caso y señaló que "es una campaña difamatoria que jamás podría ser aceptada por cualquier hombre o mujer democrática".
Sin nombrarlo, también arremetió contra Serra y algunas de sus ofertas electorales, como un fuerte aumento de salarios y de las jubilaciones.
"Hay un adversario político que hace una cantidad de promesas que no puede cumplir, porque no las cumplió cuando fue Gobierno, y que de forma irresponsable dice que va a cambiar la política económica en momentos en que Brasil es modelo de desarrollo, como generador de empleos con estabilidad económica", declaró Lula.
Rousseff, quien se impuso en la primera vuelta del pasado día 3 con un 46,9%, frente al 32,6% de Serra, también se hizo cargo de su propia defensa y se dijo víctima de una "campaña de odio", a la que aseguró que vencerá "con el amor del pueblo".
Insinuó además que los "ataques" responden a que es la primera mujer con reales posibilidades de llegar a la Presidencia de Brasil.
"Pero por ser mujer no me podré equivocar, porque si no dirán que la mujer es incompetente y no sirve para gobernar", declaró en un acto celebrado hoy en Brasilia, donde recibió respaldo de sectores del Partido Verde (PV), cuya candidata presidencial Marina Silva quedó en tercer lugar el día 3, con un 19,6%.
Casi al mismo tiempo, seguidores del PSDB que acompañaban a Serra en una marcha por Campo Grande, una ciudad vecina a Río de Janeiro, protagonizaron algunos incidentes sin mayores consecuencias con militantes del PT, que protestaban contra el candidato opositor.
Según testigos, hubo algunos golpes y fueron arrojados algunos objetos livianos, como un pequeño tubo de cartón que impactó a Serra en la cabeza.
"Ese es el estilo del PT, de las tropas de asalto de los nazis, de los movimientos fascistas", declaró el candidato, quien a pesar de los incidentes no interrumpió su marcha por el centro de Campo Grande.