Jefes militares y policiales de Ecuador se reúnen por primera vez tras la sublevación
Quito, Agencias
La cúpula de las Fuerzas Armadas de Ecuador y el mando de la Policía Nacional se reunieron hoy en Quito, en el primer encuentro de este tipo tras la sublevación del jueves pasado, que finalizó con un tiroteo entre efectivos de ambas partes.
Patricio Franco, el nuevo comandante general de la Policía Nacional, describió la reunión como "un saludo afectuoso de instituciones que respaldan la seguridad del país".
Por su parte, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Ernesto González, señaló que en el encuentro trataron la coordinación "del funcionamiento de las dos instituciones".
Además de González, participaron por parte del estamento militar el comandante de la Fuerza Aérea, Leonardo Barreiro; del Ejército, Patricio Cárdenas; y de la Armada, Alan Molestina.
El encuentro tuvo lugar en la Comandancia General de la Policía, situada en el centro-norte de la capital, y duró algo más de una hora y media.
Franco dijo que se trató de "una reunión de las múltiples que tenemos programadas para tratar asuntos que convienen a las dos instituciones, el respeto a las funciones que realizan todas y cada una de las instituciones, que en los próximos días analizaríamos y veremos y comunicaremos a los medios de comunicación".
El Gobierno reemplazó a toda la jefatura de la Policía tras el alzamiento y nombró a Franco para dirigir el cuerpo.
El pasado jueves policías molestos con una ley de servicio público, a la que consideraban lesiva a sus intereses salariales, protagonizaron una protesta, que estalló en una sublevación con la retención del presidente del país, Rafael Correa, en un hospital de la institución en Quito.
La jornada, que el Gobierno interpretó como un "intento de golpe de Estado", concluyó con el rescate del presidente Correa por un grupo de unidades de elite de militares y policías leales al mandatario, en medio de un fuerte tiroteo.
Ese mismo día, el Gobierno decretó el estado de excepción por cinco días en todo el país, pero el martes, por pedido de la Asamblea Nacional, extendió la medida hasta mañana, viernes.
El órgano parlamentario decidió someter a una reestructuración a la escolta policial legislativa y el bloque oficialista Alianza País (AP) ha pedido que los militares continúen encargados de la protección de la Legislatura por unos sesenta días más.
De forma paralela, la justicia ecuatoriana ratificó hoy la prisión preventiva para más de una decena de policías investigados por la rebelión del pasado jueves.
La cúpula de las Fuerzas Armadas de Ecuador y el mando de la Policía Nacional se reunieron hoy en Quito, en el primer encuentro de este tipo tras la sublevación del jueves pasado, que finalizó con un tiroteo entre efectivos de ambas partes.
Patricio Franco, el nuevo comandante general de la Policía Nacional, describió la reunión como "un saludo afectuoso de instituciones que respaldan la seguridad del país".
Por su parte, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Ernesto González, señaló que en el encuentro trataron la coordinación "del funcionamiento de las dos instituciones".
Además de González, participaron por parte del estamento militar el comandante de la Fuerza Aérea, Leonardo Barreiro; del Ejército, Patricio Cárdenas; y de la Armada, Alan Molestina.
El encuentro tuvo lugar en la Comandancia General de la Policía, situada en el centro-norte de la capital, y duró algo más de una hora y media.
Franco dijo que se trató de "una reunión de las múltiples que tenemos programadas para tratar asuntos que convienen a las dos instituciones, el respeto a las funciones que realizan todas y cada una de las instituciones, que en los próximos días analizaríamos y veremos y comunicaremos a los medios de comunicación".
El Gobierno reemplazó a toda la jefatura de la Policía tras el alzamiento y nombró a Franco para dirigir el cuerpo.
El pasado jueves policías molestos con una ley de servicio público, a la que consideraban lesiva a sus intereses salariales, protagonizaron una protesta, que estalló en una sublevación con la retención del presidente del país, Rafael Correa, en un hospital de la institución en Quito.
La jornada, que el Gobierno interpretó como un "intento de golpe de Estado", concluyó con el rescate del presidente Correa por un grupo de unidades de elite de militares y policías leales al mandatario, en medio de un fuerte tiroteo.
Ese mismo día, el Gobierno decretó el estado de excepción por cinco días en todo el país, pero el martes, por pedido de la Asamblea Nacional, extendió la medida hasta mañana, viernes.
El órgano parlamentario decidió someter a una reestructuración a la escolta policial legislativa y el bloque oficialista Alianza País (AP) ha pedido que los militares continúen encargados de la protección de la Legislatura por unos sesenta días más.
De forma paralela, la justicia ecuatoriana ratificó hoy la prisión preventiva para más de una decena de policías investigados por la rebelión del pasado jueves.