Israel y palestinos mantienen sus posturas
Jerusalén, Agencias
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció hoy que parará la construcción en las colonias judías de Cisjordania a cambio de que Israel sea reconocido como Estado judío por la dirección palestina, que rechazó la oferta.
"Si el liderazgo palestino reconoce inequívocamente ante su gente a Israel como la patria de los judíos, estoy dispuesto a convencer a mi gobierno para suspender" la edificación en los asentamientos, afirmó Netanyahu en un discurso ante el parlamento israelí.
El jefe del Gobierno de Israel dijo que la petición de los palestinos de que continúe la moratoria a la construcción en las colonias para proseguir con la negociación es "una manera de eludir la concesión que deben hacer para alcanzar un acuerdo de paz".
Netanyahu aseguró que Israel "es un estado democrático", y que su reconocimiento como Estado judío no afectaría en ningún modo al veinte por ciento de sus habitantes que son de origen palestino, y que "tienen garantizados sus derechos como ciudadanos".
En respuesta al ofrecimiento de Netanyahu, el portavoz del Departamento de Asuntos Relacionados con la Negociación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Xavier Abu Eid, calificó la oferta de "completamente inaceptable".
En declaraciones a Efe, Abu Eid recordó que las colonias judías son ilegales según el derecho internacional, y que el reconocimiento de Israel como Estado judío anularía el derecho al retorno de los millones de palestinos refugiados en los países vecinos.
El portavoz palestino también subrayó que Israel no exigió que se reconociera su carácter de Estado judío cuando regularizó sus relaciones diplomáticas con Egipto y Jordania, los dos únicos estados árabes que reconocen formalmente su existencia.
"Nosotros reconocimos a Israel hace ya 22 años", explicó Abu Eid en alusión a la aceptación por el Parlamento Palestino, en una reunión que celebró en 1988 en Argel, de la partición de la Antigua Palestina en dos estados independientes, uno judío y uno árabe.
"Desde entonces reconocemos a Israel de la manera en que lo reconoce la ONU. Es decir, como Estado de Israel. Si quiere cambiar de nombre y llamarse Estado de la Leche y Miel, y la ONU lo reconoce con ese nombre, pues nosotros también lo haríamos", dijo.
"Lo que no aceptamos es que se nos pretenda imponer condiciones especiales, condiciones que Israel no ha impuesto a ningún otro país del mundo", agregó Abu Eid, que precisó que "la decisión que ayudaría a la paz es que Israel reconociera el Estado palestino".
El reconocimiento de Israel como Estado judío fue planteado por Netanyahu en paralelo a que los palestinos exigieran la prorroga de la moratoria a la construcción en las colonias al inicio de la negociación que ambas partes emprendieron a principios de septiembre.
La discusión de ambas condiciones había dominado las primeras semanas de negociación sin que ambas partes encontraran un punto de encuentro, lo que motivó que el pasado viernes el presidente palestino, Mahmud Abas, suspendiera provisionalmente el proceso negociador.
Por lo que las dos partes lo único que han hecho hoy es dar a conocer públicamente el motivo de su falta de entendimiento.
La razón del desencuentro se ha hecho pública, además, el mismo día en que el Gobierno de Israel ha dado luz verde a un proyecto de ley que exige un referéndum para la cesión de territorios ocupados, lo que supone un escollo añadido a los esfuerzos de paz.
Poco antes de que Netanyahu hiciera pública su oferta, el comité ministerial encargado de asuntos legislativos en el Ejecutivo israelí aprobó un proyecto de ley que condiciona la cesión de Jerusalén Este y los Altos del Golán a un referéndum popular.
La normativa no es aplicable en el territorio de Cisjordania, donde no rige la ley israelí, pero parece un obstáculo insalvable en la negociación para alcanzar un acuerdo que conduzca a la creación de un Estado palestino con capital en Jerusalén Este.
También dificulta los contactos para establecer negociaciones con Siria a fin de devolver a ese país los Altos del Golán, que Israel ocupa desde 1967 -como Jerusalén Este y Cisjordania-, y que la comunidad internacional reconoce como territorio sirio.
La aprobación del proyecto de ley fue criticada por el ministro israelí de Defensa, el laborista Ehud Barak, que en un comunicado la consideró "innecesaria" y advirtió de que añade dificultades a los intentos de Israel para hacer la paz con sus vecinos árabes.
El laborismo es el ala moderada de la actual mayoría gobernante, la más derechista en los 62 años de historia del Estado judío.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció hoy que parará la construcción en las colonias judías de Cisjordania a cambio de que Israel sea reconocido como Estado judío por la dirección palestina, que rechazó la oferta.
"Si el liderazgo palestino reconoce inequívocamente ante su gente a Israel como la patria de los judíos, estoy dispuesto a convencer a mi gobierno para suspender" la edificación en los asentamientos, afirmó Netanyahu en un discurso ante el parlamento israelí.
El jefe del Gobierno de Israel dijo que la petición de los palestinos de que continúe la moratoria a la construcción en las colonias para proseguir con la negociación es "una manera de eludir la concesión que deben hacer para alcanzar un acuerdo de paz".
Netanyahu aseguró que Israel "es un estado democrático", y que su reconocimiento como Estado judío no afectaría en ningún modo al veinte por ciento de sus habitantes que son de origen palestino, y que "tienen garantizados sus derechos como ciudadanos".
En respuesta al ofrecimiento de Netanyahu, el portavoz del Departamento de Asuntos Relacionados con la Negociación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Xavier Abu Eid, calificó la oferta de "completamente inaceptable".
En declaraciones a Efe, Abu Eid recordó que las colonias judías son ilegales según el derecho internacional, y que el reconocimiento de Israel como Estado judío anularía el derecho al retorno de los millones de palestinos refugiados en los países vecinos.
El portavoz palestino también subrayó que Israel no exigió que se reconociera su carácter de Estado judío cuando regularizó sus relaciones diplomáticas con Egipto y Jordania, los dos únicos estados árabes que reconocen formalmente su existencia.
"Nosotros reconocimos a Israel hace ya 22 años", explicó Abu Eid en alusión a la aceptación por el Parlamento Palestino, en una reunión que celebró en 1988 en Argel, de la partición de la Antigua Palestina en dos estados independientes, uno judío y uno árabe.
"Desde entonces reconocemos a Israel de la manera en que lo reconoce la ONU. Es decir, como Estado de Israel. Si quiere cambiar de nombre y llamarse Estado de la Leche y Miel, y la ONU lo reconoce con ese nombre, pues nosotros también lo haríamos", dijo.
"Lo que no aceptamos es que se nos pretenda imponer condiciones especiales, condiciones que Israel no ha impuesto a ningún otro país del mundo", agregó Abu Eid, que precisó que "la decisión que ayudaría a la paz es que Israel reconociera el Estado palestino".
El reconocimiento de Israel como Estado judío fue planteado por Netanyahu en paralelo a que los palestinos exigieran la prorroga de la moratoria a la construcción en las colonias al inicio de la negociación que ambas partes emprendieron a principios de septiembre.
La discusión de ambas condiciones había dominado las primeras semanas de negociación sin que ambas partes encontraran un punto de encuentro, lo que motivó que el pasado viernes el presidente palestino, Mahmud Abas, suspendiera provisionalmente el proceso negociador.
Por lo que las dos partes lo único que han hecho hoy es dar a conocer públicamente el motivo de su falta de entendimiento.
La razón del desencuentro se ha hecho pública, además, el mismo día en que el Gobierno de Israel ha dado luz verde a un proyecto de ley que exige un referéndum para la cesión de territorios ocupados, lo que supone un escollo añadido a los esfuerzos de paz.
Poco antes de que Netanyahu hiciera pública su oferta, el comité ministerial encargado de asuntos legislativos en el Ejecutivo israelí aprobó un proyecto de ley que condiciona la cesión de Jerusalén Este y los Altos del Golán a un referéndum popular.
La normativa no es aplicable en el territorio de Cisjordania, donde no rige la ley israelí, pero parece un obstáculo insalvable en la negociación para alcanzar un acuerdo que conduzca a la creación de un Estado palestino con capital en Jerusalén Este.
También dificulta los contactos para establecer negociaciones con Siria a fin de devolver a ese país los Altos del Golán, que Israel ocupa desde 1967 -como Jerusalén Este y Cisjordania-, y que la comunidad internacional reconoce como territorio sirio.
La aprobación del proyecto de ley fue criticada por el ministro israelí de Defensa, el laborista Ehud Barak, que en un comunicado la consideró "innecesaria" y advirtió de que añade dificultades a los intentos de Israel para hacer la paz con sus vecinos árabes.
El laborismo es el ala moderada de la actual mayoría gobernante, la más derechista en los 62 años de historia del Estado judío.