Gracias a Dios, muy agradecido": Mamani está de vuelta
Campamento Esperanza, Abi
El minero boliviano Carlos Mamani, de 23 años, rescatado sano y salvo el miércoles tras 70 días soterrado a 622 m de profundidad, 84% de humedad y 30 grados Celsius de temperatura en un yacimiento minero en el norte andino de Chile, agradeció "a Dios" fervorosamente y también a sus rescatistas, entre ellos el presidente chileno Sebastián Piñera.
Apenas se liberó de las amarras que le sujetaban a la cápsula Fénix II, que lo trajo a la superficie, Mamani se prosternó y elevó una mirada piadosa al cielo antes de soltar una frase que alcanzó a escucharse pese al júbilo reinante en el campamento.
"Gracias a Dios", musitó este minero oriundo del departamento boliviano de Oruro antes de abrazar a su esposa Verónica Quispe y a su pequeña hija Emily.
Luego fue al encuentro de Piñera, que sostenía una bandera boliviana y con el que se fundió un abrazo.
Visiblemente confundido, Mamani alcanzó a decirle a Piñera: "muy agradecido".
El joven trabajador boliviano recibió también el abrazo de la esposa de Piñera, Cecilia Morel.
Felicidades, muchas felicidades", le dijo la primera dama de Chile. Mamani esbozó una sonrisa y dijo, muy tímido, "gracias, señora".
En su recorrido hacia una litera que habría de transportarlo a un hospital de campaña, donde iba a ser atendido, el mandatario chileno le acicateó al minero boliviano: "la fe mueve montañas".
"Si señor", repuso Mamani en tono reverencial.
Los hermanos y otros familiares de Mamani lo esperan en la ciudad de Copiapó, a 45 km de aquí.
Su sobrino Marcelino, un niño de 4 años, presente en el Campamento, rompía entre tanto en llanto incontenible.
La emoción en todo el campamento era inenarrable.
Mamani fue el cuarto minero extraído desde las galerías de un socavón, en casi 4 horas de operación de rescate.
Su esposa y la pequeña hija Emily, de poco más de un año, estuvieron a recibirle en el Campamento Esperanza, en la mina San José.
Lo propio el ministro de Minería Laurence Golberg con quien también se fundió en un abrazo prieto.
El mandatario boliviano Evo Morales lo visitará en una clínica de Copaipó, el miércoles hacia el mediodía.
Morales volaba desde Quito a Copiapó, luego de asistir al IV Congreso del colectivo progresista internacional Vía campesina en la capital ecuatoriana.
Antes de Mamani habían emergido a la superficie sus colegas y compañeros primero de desgracia y ahora de euforia y alegría, Florencio Avalos, Mario Sepúlveda y Juan Illanes.
Mamani salió a la superficie a bordo de la cápsula Fénix II que lo transportó desde las obscuras profundidades de la mina San José en cerca de 22 minutos.
Mamani es el único extranjero entre los 33 operarios que quedaron sepultados por un derrumbe monumental el 5 de agosto último.
Al menos 1.000 millones de personas, un séptimo de la población mundial, siguen por televisión al vivo la operación en el norte de Chile.
Las históricas imágenes son transmitidas al vivo por un monitor en el Campamento Esperanza, en la región de Copiapó, donde miles de familiares, periodistas de todas partes del mundo siguen, presa de los nervios, la operación de rescate más vista de la historia del país trasandino, de vocación minera.
Chile entero, que sale de un megaterremoto que devastó el centro sur de su territorio en febrero último, vive una fiesta extendida en las ciudades extendidas a lo largo de sus 4.000 km de extensión.
La cápsula, de 28 pulgadas de diámetro, debe recorrer, en cerca de 70 subidas y bajadas, un túnel horadado en más de un mes de trabajos de alta tecnología y de 622 m de largo que comunica la superficie con el refugio donde hace 70 días 33 mineros quedaron atrapados, tras un derrumbe monumental de miles de toneladas de material.
Los mineros, considerados ya héroes por resistir la adversidad durante 70 días, serán izados, uno por uno, en poco más de 40 horas.
La expectativa mundial es inconmensurable.
Representantes de 2.000 medios del mundo entero siguen en detalle la operación de rescate, la más importante del mundo en 2010.
El minero boliviano Carlos Mamani, de 23 años, rescatado sano y salvo el miércoles tras 70 días soterrado a 622 m de profundidad, 84% de humedad y 30 grados Celsius de temperatura en un yacimiento minero en el norte andino de Chile, agradeció "a Dios" fervorosamente y también a sus rescatistas, entre ellos el presidente chileno Sebastián Piñera.
Apenas se liberó de las amarras que le sujetaban a la cápsula Fénix II, que lo trajo a la superficie, Mamani se prosternó y elevó una mirada piadosa al cielo antes de soltar una frase que alcanzó a escucharse pese al júbilo reinante en el campamento.
"Gracias a Dios", musitó este minero oriundo del departamento boliviano de Oruro antes de abrazar a su esposa Verónica Quispe y a su pequeña hija Emily.
Luego fue al encuentro de Piñera, que sostenía una bandera boliviana y con el que se fundió un abrazo.
Visiblemente confundido, Mamani alcanzó a decirle a Piñera: "muy agradecido".
El joven trabajador boliviano recibió también el abrazo de la esposa de Piñera, Cecilia Morel.
Felicidades, muchas felicidades", le dijo la primera dama de Chile. Mamani esbozó una sonrisa y dijo, muy tímido, "gracias, señora".
En su recorrido hacia una litera que habría de transportarlo a un hospital de campaña, donde iba a ser atendido, el mandatario chileno le acicateó al minero boliviano: "la fe mueve montañas".
"Si señor", repuso Mamani en tono reverencial.
Los hermanos y otros familiares de Mamani lo esperan en la ciudad de Copiapó, a 45 km de aquí.
Su sobrino Marcelino, un niño de 4 años, presente en el Campamento, rompía entre tanto en llanto incontenible.
La emoción en todo el campamento era inenarrable.
Mamani fue el cuarto minero extraído desde las galerías de un socavón, en casi 4 horas de operación de rescate.
Su esposa y la pequeña hija Emily, de poco más de un año, estuvieron a recibirle en el Campamento Esperanza, en la mina San José.
Lo propio el ministro de Minería Laurence Golberg con quien también se fundió en un abrazo prieto.
El mandatario boliviano Evo Morales lo visitará en una clínica de Copaipó, el miércoles hacia el mediodía.
Morales volaba desde Quito a Copiapó, luego de asistir al IV Congreso del colectivo progresista internacional Vía campesina en la capital ecuatoriana.
Antes de Mamani habían emergido a la superficie sus colegas y compañeros primero de desgracia y ahora de euforia y alegría, Florencio Avalos, Mario Sepúlveda y Juan Illanes.
Mamani salió a la superficie a bordo de la cápsula Fénix II que lo transportó desde las obscuras profundidades de la mina San José en cerca de 22 minutos.
Mamani es el único extranjero entre los 33 operarios que quedaron sepultados por un derrumbe monumental el 5 de agosto último.
Al menos 1.000 millones de personas, un séptimo de la población mundial, siguen por televisión al vivo la operación en el norte de Chile.
Las históricas imágenes son transmitidas al vivo por un monitor en el Campamento Esperanza, en la región de Copiapó, donde miles de familiares, periodistas de todas partes del mundo siguen, presa de los nervios, la operación de rescate más vista de la historia del país trasandino, de vocación minera.
Chile entero, que sale de un megaterremoto que devastó el centro sur de su territorio en febrero último, vive una fiesta extendida en las ciudades extendidas a lo largo de sus 4.000 km de extensión.
La cápsula, de 28 pulgadas de diámetro, debe recorrer, en cerca de 70 subidas y bajadas, un túnel horadado en más de un mes de trabajos de alta tecnología y de 622 m de largo que comunica la superficie con el refugio donde hace 70 días 33 mineros quedaron atrapados, tras un derrumbe monumental de miles de toneladas de material.
Los mineros, considerados ya héroes por resistir la adversidad durante 70 días, serán izados, uno por uno, en poco más de 40 horas.
La expectativa mundial es inconmensurable.
Representantes de 2.000 medios del mundo entero siguen en detalle la operación de rescate, la más importante del mundo en 2010.