Fútbol español: Valencia sufrió hasta el final pero aseguro su liderato ante Athletic
Valencia, Agencias
El Valencia logró una agónica victoria por 2-1 ante el Athletic en un partido con un final intenso, en el que el equipo local fue a menos y el Athletic Club a más, aunque sin encontrar el premio del empate que mereció.
Casi todo el encuentro se jugó con ventaja del Valencia en el marcador, pero en la prolongación, el 2-0 para los locales y el definitivo 2-1 provocaron un final trepidante en un partido que acabó con el Valencia contra las cuerdas.
Fue un encuentro controlado absolutamente por el Valencia en su primera mitad y marcado por la reacción del Athletic en la segunda. La diferencia estuvo en la efectividad.
Se esperaba un partido de balones aéreos enviados a la cabeza de Aduriz y Llorente, pero no fue así. Hubo mucho juego en el centro del campo y un fútbol más elaborado del que las características de ambos equipos hacía pensar y sólo al final, cuando el tiempo se le acababa al Athletic, llegó el momento de los centros bombeados.
El Valencia fue superior en la primera parte. Antes de que Aduriz marcara de cabeza a los once minutos, el equipo local ya había dispuesto de alguna oportunidad. Tras el tanto, tuvo varias más, mientras que el Athletic apenas llegaba a la portería de César.
El conjunto valenciano demostraba tener más recursos. Penetraba por las dos bandas por medio de Pablo y Mathieu, tenía más que el rival el balón en la zona de creación, encontraba espacios y, sobre todo, mostraba capacidad para rematar.
El principal mérito del Athletic estuvo en que a pesar de que el equipo tenía poca salida y las llegadas a la portería local eran esporádicas, no se descompuso y sus hombres se mostraron muy metidos en el partido.
Por ello, mientras se mantenía el 1-0, los jugadores del Athletic sabían que podía llegarles la oportunidad de empatar. Aunque fueron muy tímidas, el conjunto vasco tuvo un par de llegadas antes del descanso, mientras que Aduriz, también con dos opciones, cerró en capítulo de aproximaciones locales del primer periodo.
Susaeta entró por Orbaiz tras el descanso y el Athletic tuvo más control del juego en el centro del campo. Para tratar de empatar lo necesitaba. A media hora para el final, fue Toquero el que entró por Igor Martínez. Su equipo necesitaba más remate.
El Valencia no se mostraba tan fluido como en la primera parte. Creaba menos juego y apenas llegaba a la meta de Iraizoz: el partido se apretaba porque cada vez se jugaba más en el área del conjunto local.
El Athletic incrementó su dominio a medida que pasaban los minutos ante un Valencia cada vez más impreciso y que incluso llegó a verse acorralado en su área y que no mostraba capacidad alguna para poner en aprietos al conjunto vasco.
Todo lo que en el primer periodo le salió bien al Valencia, se transformó en sufrimiento tras el descanso ante un Athletic crecido, que jugaba mejor y que veía como su rival achicaba balones como podía.
Encontró algún espacio para la contra el Valencia en los instantes finales, pero era más como consecuencia del fútbol ofensivo de su rival que de su capacidad para imponer su juego.
Cuando sólo quedaba comprobar si el Athletic era o no capaz de empatar, una acción aislada, ya en tiempo de prolongación, acabó en el 2-0 tras una buena acción de Domínguez que culminó Vicente con mucha calidad. Quedaba el gol de Gabilondo, que llegó demasiado tarde.
El Valencia logró una agónica victoria por 2-1 ante el Athletic en un partido con un final intenso, en el que el equipo local fue a menos y el Athletic Club a más, aunque sin encontrar el premio del empate que mereció.
Casi todo el encuentro se jugó con ventaja del Valencia en el marcador, pero en la prolongación, el 2-0 para los locales y el definitivo 2-1 provocaron un final trepidante en un partido que acabó con el Valencia contra las cuerdas.
Fue un encuentro controlado absolutamente por el Valencia en su primera mitad y marcado por la reacción del Athletic en la segunda. La diferencia estuvo en la efectividad.
Se esperaba un partido de balones aéreos enviados a la cabeza de Aduriz y Llorente, pero no fue así. Hubo mucho juego en el centro del campo y un fútbol más elaborado del que las características de ambos equipos hacía pensar y sólo al final, cuando el tiempo se le acababa al Athletic, llegó el momento de los centros bombeados.
El Valencia fue superior en la primera parte. Antes de que Aduriz marcara de cabeza a los once minutos, el equipo local ya había dispuesto de alguna oportunidad. Tras el tanto, tuvo varias más, mientras que el Athletic apenas llegaba a la portería de César.
El conjunto valenciano demostraba tener más recursos. Penetraba por las dos bandas por medio de Pablo y Mathieu, tenía más que el rival el balón en la zona de creación, encontraba espacios y, sobre todo, mostraba capacidad para rematar.
El principal mérito del Athletic estuvo en que a pesar de que el equipo tenía poca salida y las llegadas a la portería local eran esporádicas, no se descompuso y sus hombres se mostraron muy metidos en el partido.
Por ello, mientras se mantenía el 1-0, los jugadores del Athletic sabían que podía llegarles la oportunidad de empatar. Aunque fueron muy tímidas, el conjunto vasco tuvo un par de llegadas antes del descanso, mientras que Aduriz, también con dos opciones, cerró en capítulo de aproximaciones locales del primer periodo.
Susaeta entró por Orbaiz tras el descanso y el Athletic tuvo más control del juego en el centro del campo. Para tratar de empatar lo necesitaba. A media hora para el final, fue Toquero el que entró por Igor Martínez. Su equipo necesitaba más remate.
El Valencia no se mostraba tan fluido como en la primera parte. Creaba menos juego y apenas llegaba a la meta de Iraizoz: el partido se apretaba porque cada vez se jugaba más en el área del conjunto local.
El Athletic incrementó su dominio a medida que pasaban los minutos ante un Valencia cada vez más impreciso y que incluso llegó a verse acorralado en su área y que no mostraba capacidad alguna para poner en aprietos al conjunto vasco.
Todo lo que en el primer periodo le salió bien al Valencia, se transformó en sufrimiento tras el descanso ante un Athletic crecido, que jugaba mejor y que veía como su rival achicaba balones como podía.
Encontró algún espacio para la contra el Valencia en los instantes finales, pero era más como consecuencia del fútbol ofensivo de su rival que de su capacidad para imponer su juego.
Cuando sólo quedaba comprobar si el Athletic era o no capaz de empatar, una acción aislada, ya en tiempo de prolongación, acabó en el 2-0 tras una buena acción de Domínguez que culminó Vicente con mucha calidad. Quedaba el gol de Gabilondo, que llegó demasiado tarde.