El primer ministro húngaro alerta de que el dique de restos tóxicos puede volver a romperse
Budapest, Agencias
El muro de contención de la presa de restos tóxicos de aluminio está muy debilitado y podría volver a romperse y causar una nueva inundación, según ha alertado esta mañana el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha llegado esta mañana a la zona afectada. Esa parte del dique, que provocó un vertido de barro tóxico el pasado lunes, está muy deteriorada y los equipos de emergencia han decidido evacuar el pueblo de Kolontar por precaución, ya que se encuentra muy próximo a la balsa. Los 800 habitantes de la localidad han sido evacuados esta noche, según ha informado la portavoz del Gobierno húngaro Anna Nagy.
"Anoche, el ministro del Interior nos informó de que habían aparecido grietas en el muro norte de la presa, cuya esquina se hundió, lo que significa que es probable que todo el muro se hunda", ha alertado Orbán en una conferencia de prensa en la localidad de Ajka. Ha añadido que el Gobierno no tomará una decisión sobre si la planta de aluminio retoma la actividad antes del lunes.
El primer ministro ha indicado que cerca de 500.000 metros cúbicos de lodo rojo podrían derramarse de la presa, aunque esta sustancia es más espesa que el aproximadamente un millón de metros cúbicos de residuos abrasivos que ha inundado los pueblos cercanos esta semana y ha dejado siete muertos -el último falleció ayer por las quemaduras-, 150 heridos, centenares de desplazados y ha anegado un valle de barro rojo tóxico. El vertido se podría haber evitado, ha señalado Orbán, por lo que se impondrán "las consecuencias más duras" para que una catástrofe así no se repita.
La empresa Magyar Aluminum (MAL) se desentiende del vertido que causó el lunes y que amenaza el Danubio. En un comunicado, califica la ola roja como "una catástrofe natural" y afirma que fue "imposible de predecir". Las consecuencia de la inundación pueden durar años, pero MAL, firma del orgullo comunista privatizada y vendida a un millonario húngaro en 1995, insiste en que su residuo no es peligroso y ha ofrecido unos 110.000 euros en ayuda de emergencia a las dos localidades afectadas. La reparación del escape costará millones de euros.
El muro de contención de la presa de restos tóxicos de aluminio está muy debilitado y podría volver a romperse y causar una nueva inundación, según ha alertado esta mañana el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha llegado esta mañana a la zona afectada. Esa parte del dique, que provocó un vertido de barro tóxico el pasado lunes, está muy deteriorada y los equipos de emergencia han decidido evacuar el pueblo de Kolontar por precaución, ya que se encuentra muy próximo a la balsa. Los 800 habitantes de la localidad han sido evacuados esta noche, según ha informado la portavoz del Gobierno húngaro Anna Nagy.
"Anoche, el ministro del Interior nos informó de que habían aparecido grietas en el muro norte de la presa, cuya esquina se hundió, lo que significa que es probable que todo el muro se hunda", ha alertado Orbán en una conferencia de prensa en la localidad de Ajka. Ha añadido que el Gobierno no tomará una decisión sobre si la planta de aluminio retoma la actividad antes del lunes.
El primer ministro ha indicado que cerca de 500.000 metros cúbicos de lodo rojo podrían derramarse de la presa, aunque esta sustancia es más espesa que el aproximadamente un millón de metros cúbicos de residuos abrasivos que ha inundado los pueblos cercanos esta semana y ha dejado siete muertos -el último falleció ayer por las quemaduras-, 150 heridos, centenares de desplazados y ha anegado un valle de barro rojo tóxico. El vertido se podría haber evitado, ha señalado Orbán, por lo que se impondrán "las consecuencias más duras" para que una catástrofe así no se repita.
La empresa Magyar Aluminum (MAL) se desentiende del vertido que causó el lunes y que amenaza el Danubio. En un comunicado, califica la ola roja como "una catástrofe natural" y afirma que fue "imposible de predecir". Las consecuencia de la inundación pueden durar años, pero MAL, firma del orgullo comunista privatizada y vendida a un millonario húngaro en 1995, insiste en que su residuo no es peligroso y ha ofrecido unos 110.000 euros en ayuda de emergencia a las dos localidades afectadas. La reparación del escape costará millones de euros.