El mundo crecerá 4,8 por ciento en 2010 en una recuperación frágil y con riesgos, dice el FMI
Washington, Agencias
La economía global crecerá este año un 4,8% gracias al empuje de los países emergentes, que están a la cabeza de una recuperación frágil y asediada desde múltiples frentes, señaló hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo, que divulgó este miércoles su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", pronostica además que el producto interior bruto (PIB) mundial repuntará un 4,2% en 2011.
El FMI había adelantado en julio pasado que el mundo crecería un 4,6% en el 2010 y un 4,3% en 2011.
Los que más tirarán del carro económico global serán los países emergentes, que crecerán este año una media del 7,1%, frente al tímido 2,7% del que se beneficiarán sus socios del mundo rico, los más penalizados por la crisis.
La tendencia continuará en el 2011, cuando el mundo avanzado crecerá un 2,2%, muy por debajo del mundo en desarrollo, que se desmarcará con un repunte del 6,4%.
Esos datos llevaron hoy al economista jefe del FMI, Oliver Blanchard, a hablar de una recuperación "geográficamente desequilibrada", que se caracteriza por ser "lenta" en los países avanzados y "mucho más fuerte" en los emergentes.
Blanchard mencionó que esa doble velocidad obedece a que las economías avanzadas aún no han logrado fortalecer la demanda interna y dejar así más espacio para la consolidación fiscal.
"Cuando la demanda privada experimentó un colapso, los paquetes de estímulo fiscal ayudaron a reducir la caída en la producción", explicó el economista, quien añadió que ahora es momento de que la demanda privada sea lo suficientemente fuerte como para impulsar el crecimiento y que el estímulo fiscal de paso a la austeridad fiscal.
A ese "reequilibrio" tiene que sumarse otro, que pasa porque los países con déficit elevados, como EE.UU., refuercen su sector exportador y los que disfrutan de superávit, principalmente en Asia y sobre todo China, reduzcan sus ventas al exterior y dependan más de la demanda doméstica.
Blanchard destacó hoy, al referirse a los emergentes con superávit por cuenta corriente, que es en su propio interés el "acelerar" ese reequilibrio.
Para que se materialicen esos cambios será necesario que en aquellos casos en los que la demanda es débil los bancos centrales continúen con la política de tipos de interés bajos.
Además, los gobiernos necesitarán seguir con la reforma de sus sectores financieros para que vuelva a fluir sin problema el crédito a los mercados.
En tercer lugar, Blanchard insistió en que aquellas economías que lo necesiten deben diseñar planes creíbles "a medio plazo" para la estabilización de la deuda y, en último término, la reducción de la misma.
"Uno de los desafíos más urgentes para las economías avanzadas es legislar planes para ayudar a conseguir posiciones fiscales sostenibles antes del final de la década", destaca el informe.
El Fondo señala que esa tarea es más urgente ahora que hace seis meses debido a los "todavía volátiles" mercados de deuda soberana, sobre todo, en Europa.
El organismo insiste en que el margen de maniobra en el terreno fiscal puede ser necesario ya que las políticas monetarias por sí mismas pueden no ser capaces de ofrecer el respaldo necesario para contrarrestar la débil actividad en los países desarrollados.
La institución considera que los planes de austeridad fiscal tendrán que incluir reformas en aquellos programas en los que los gastos aumentan rápidamente como los programas de seguridad social.
El estudio añade que, aunque los países emergentes han concluido "con éxito" la primera ronda de reformas para mejorar sus marcos macroeconómicos, necesitan dar otro paso adelante para sostener o aumentar aún más su potencial de crecimiento.
Para ello podría ser útil, destaca el Fondo, que los emergentes simplifiquen la regulación en los mercados de productos y servicios y que construyan infraestructuras críticas.
Esas reformas, indica el FMI, permitirán también absorber los crecientes flujos de capital de forma productiva.
La economía global crecerá este año un 4,8% gracias al empuje de los países emergentes, que están a la cabeza de una recuperación frágil y asediada desde múltiples frentes, señaló hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo, que divulgó este miércoles su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", pronostica además que el producto interior bruto (PIB) mundial repuntará un 4,2% en 2011.
El FMI había adelantado en julio pasado que el mundo crecería un 4,6% en el 2010 y un 4,3% en 2011.
Los que más tirarán del carro económico global serán los países emergentes, que crecerán este año una media del 7,1%, frente al tímido 2,7% del que se beneficiarán sus socios del mundo rico, los más penalizados por la crisis.
La tendencia continuará en el 2011, cuando el mundo avanzado crecerá un 2,2%, muy por debajo del mundo en desarrollo, que se desmarcará con un repunte del 6,4%.
Esos datos llevaron hoy al economista jefe del FMI, Oliver Blanchard, a hablar de una recuperación "geográficamente desequilibrada", que se caracteriza por ser "lenta" en los países avanzados y "mucho más fuerte" en los emergentes.
Blanchard mencionó que esa doble velocidad obedece a que las economías avanzadas aún no han logrado fortalecer la demanda interna y dejar así más espacio para la consolidación fiscal.
"Cuando la demanda privada experimentó un colapso, los paquetes de estímulo fiscal ayudaron a reducir la caída en la producción", explicó el economista, quien añadió que ahora es momento de que la demanda privada sea lo suficientemente fuerte como para impulsar el crecimiento y que el estímulo fiscal de paso a la austeridad fiscal.
A ese "reequilibrio" tiene que sumarse otro, que pasa porque los países con déficit elevados, como EE.UU., refuercen su sector exportador y los que disfrutan de superávit, principalmente en Asia y sobre todo China, reduzcan sus ventas al exterior y dependan más de la demanda doméstica.
Blanchard destacó hoy, al referirse a los emergentes con superávit por cuenta corriente, que es en su propio interés el "acelerar" ese reequilibrio.
Para que se materialicen esos cambios será necesario que en aquellos casos en los que la demanda es débil los bancos centrales continúen con la política de tipos de interés bajos.
Además, los gobiernos necesitarán seguir con la reforma de sus sectores financieros para que vuelva a fluir sin problema el crédito a los mercados.
En tercer lugar, Blanchard insistió en que aquellas economías que lo necesiten deben diseñar planes creíbles "a medio plazo" para la estabilización de la deuda y, en último término, la reducción de la misma.
"Uno de los desafíos más urgentes para las economías avanzadas es legislar planes para ayudar a conseguir posiciones fiscales sostenibles antes del final de la década", destaca el informe.
El Fondo señala que esa tarea es más urgente ahora que hace seis meses debido a los "todavía volátiles" mercados de deuda soberana, sobre todo, en Europa.
El organismo insiste en que el margen de maniobra en el terreno fiscal puede ser necesario ya que las políticas monetarias por sí mismas pueden no ser capaces de ofrecer el respaldo necesario para contrarrestar la débil actividad en los países desarrollados.
La institución considera que los planes de austeridad fiscal tendrán que incluir reformas en aquellos programas en los que los gastos aumentan rápidamente como los programas de seguridad social.
El estudio añade que, aunque los países emergentes han concluido "con éxito" la primera ronda de reformas para mejorar sus marcos macroeconómicos, necesitan dar otro paso adelante para sostener o aumentar aún más su potencial de crecimiento.
Para ello podría ser útil, destaca el Fondo, que los emergentes simplifiquen la regulación en los mercados de productos y servicios y que construyan infraestructuras críticas.
Esas reformas, indica el FMI, permitirán también absorber los crecientes flujos de capital de forma productiva.