Boca derrotó a Huracán con goles de sus dos torres
Buenos Aires, espn
La gente va a la Bombonera, pero llega sobre la hora. Canta todo el partido, pero poco tiene que ver con lo que están viendo. Y salen de buen humor por el resultado (2-0 a Huracán), pero demasiado tranquilos. Es que este Boca adormece el entuasiasmo hasta del más fanático.
El partido con Huracán se hizo largo. El triunfo -una vez encontrados los goles- nunca estuvo en peligro, pero todos en el estadio querían que se terminara.
¿Qué hizo bien Boca? Fue efectivo. Las situaciones no abundaron, pero el equipo de Claudio Borghi aprovechó lo que generó.
¿Qué hizo mal Boca? Es difícil separar lo incorrecto de lo estéticamente feo. Pero sí fue evidente el problema de contención en el mediocampo, la falta de proyección por los costados, así como las facilidades que tuvo el cuadro de Miguel Brindisi para meterse en el área xeneize atacando por las bandas.
Borghi se cansó de decir que la floja campaña de Boca no tiene relación directa con el sistema, no obstante, al verlo jugar es imposible no pensar que algo está mal. Tiene razón el técnico cuando dice que los goles que les hacen no llegan por problemas defensivos. De hecho, Gary Medel fue de los mejores y el más aplaudido este domingo. Pero a la vez, el tremendo disparo que metió el chileno cruzando mitad de cancha, que Gastón Monzón llegó a tapar golpeando su mano contra el travesaño, también recuerda todo lo que puede aportar el Pitbull cuando se suma al ataque.
La línea de tres no da demasiado margen para que los laterales se desprendan. Cuando está Clemente Rodríguez lo hace, pero a Medel se lo ve más atado, más forzado a hacer un trabajo de marca. De otra forma, Diego Rodríguez se le hubiera escapado y podría haber creados problemas reales para Cristian Lucchetti. Pero el chileno no es al único que se lo nota un poco incómodo. Jesús Méndez tampoco funciona al 100 % en el costado y, ante la ausencia de Sebastian Battaglia, hubiera sido mejor aprovechado como volante central. Ubicado por la derecha, el ex Rosario Central marca, pero falla -y casi anota César Montiglio-, quiere avanzar, pero queda a medio camino. Frena, mira y tira centros inútiles.
En el círculo central, mientras, está el juvenil Cristian Erbes, a quien le faltan muchísimos minutos para conseguir que el hincha boquense no extrañe a Battaglia. Y, por alguna razón, que sólo el DT conoce, jugó Damián Escudero en lugar de Marcelo Cañete, quien iba a formar un "doble enganche" con Cristian Chávez. Pochi fue uno de los puntos altos de Boca, aunque con más buenas intenciones que acciones. Y es que Escudero no lo acompañó. Prácticamente se plantó en el costado izquierdo y dejó a Chávez con mucho terreno para cubrir por lo que, muchas veces, fue absorvido por la marca de Huracán.
El ex jugador de Vélez y Villarreal no acertó ni una y nunca encontró su lugar. Lo más raro - además de que estuvo demasiados minutos en cancha- es que fue reemplazado en el segundo tiempo por un defensor, que entró como volante: Fabián Monzón. No se entendió si Borghi quiso armar una defensa de cuatro encubierta, pero el cambio no le aportó al equipo.
Por el costado izquierdo estuvo Matías Giménez (venía de hacer un gol) y, a priori, siempre es una buena opción de ataque, pero esta vez, no se lanzó (¿le estorbó Escudero?). En consecuencia, a Lucas Viatri y Martín Palermo la pelota casi no les llegaba. El nueve fue el que más se esforzó por hacer contacto, pero con el equipo tan desacomodado, se vio forzado a buscar la pelota por afuera, cuando su fuerte es ir por adentro.
Boca v Huracan
Getty ImagesChávez intentó armar juego, pero le faltó un socio
A Boca le faltó un patrón de juego, lo que puede hacerlo un tanto imprevisible para el rival, pero también para sus propios jugadores. Por momentos, hasta pareció demasiado pasivo para estar en La Bombonera.
Huracán, aún con su escasa iniciativa y juego colectivo, sabía a qué jugaba. Se abría por los laterales e intentaba entrar por los costados.
Los goles llegaron (pintaba para 0-0 feo) porque Boca tiene un delantero como Martín Palermo, que sacó -después de una mano casual- un zurdazo de media vuelta inatajable y con el 1-0 liquidó el partido. El segundo fue para decorar el resultado y para que Chávez pueda dormir tranquilo: desbordó por izquierda, tiró caño, mal despeje en el área y Viatri, solo y tranquilo, definió. Y eso fue todo.
Boca venció, sumó un segundo triunfo consecutivo y seguramente sirve para ganar en calma y confianza. Por el resto, sigue en deuda. Probablemente todas estas dudas respecto a cómo está manejando el equipo Borghi, el propio DT ya las tenga analizadas y sólo sea cuestión de tiempo empezar a ver lo que el Bichi de verdad pretende, como pasó con Argentinos.
Por ahora, este equipo sigue haciendo trabajo forzado y, aparezca o no la fluidez, la gente lo que exige es que de dentro de tres domingos, en el Superclásico, el equipo no falle.